Norte

XV

Eran cerca de las 9 de la noche, las horas pasaban sin dar esperanzas de que la tormenta se calmara, varios golpeteos a los ventanales preocupaban a la gente, aunque se les había avisado que no sucedería nada malo, los ventanales soportarían el agitar del aire, y que, si llegara a pasar algún desastre, que ellos tenían en cuenta toda posibilidad. Mientras más trataban de calmar a la gente más tensión se creaba a causa de sus palabras.

Saya había recorrido todo el lugar, estaba cansado y aburrido, no había nada en especial, solo oficinas y ciertas zonas exclusivas donde no podía entrar en especial la zona VIP cuya puerta se abría con unas tarjetas, así que reposo su cuerpo en una columna, cerca del barandal donde podía ver el primer piso y a su padre que le enviaba señales de que bajara de inmediato, cosa que ignoro ya desde hace media hora y también sus ojos se posaron en una pequeña silueta apoyada en las paredes de cristal de la zona VIP una pequeña figura que lo miraba a él, se estremeció de la vergüenza al ver a la chica que lo miraba fijamente. Aparto la mirada desentendida, mientras con el rabillo del ojo trataba de verla sin que ella lo notara, se sintió un poco incómodo al percatarse de lo frágil que era.

Ela vio al chico recostado cerca del barandal, mirando al primer piso, sentía envidia de la buena, ya que desde su punto de vista apenas podía ver la mitad del piso inferior un poco más un poco menos, se fijó en uno a uno de sus mínimos detalles el color de sus ojos, los alborotados mechones de su cabello, tal vez adivinar su estatura, cuando se percató que sus miradas terminaban entrelazándose, se había sumergido tanto en sus pensamientos que no se percató que sus miradas se habían encontrado, aquel chico hizo un gesto acompañado de una sonrisa nerviosa, para después desviar la mirada.

Saya sonrió apenado se levantó, limpio sus pantalones y camino disimuladamente hacia ella para poder ver aquella chica un poco más de cerca y jugar un poco con su suerte.

Ela se sintió nerviosa al ver que aquel chico se acercaba lentamente.

Eran cerca de las 10 de la noche, cuando surgió un apagón repentino, las vociferaciones iban y venía, algunos reclamos y un montón de habladurías que llenaban el ambiente y tensaban la calma de todos.

–¡Señores por favor! – gritaba un hombre en las gradas eléctricas –hemos tenido un corte eléctrico que pudo deberse por la tormenta o por la caída de uno de los postes que suministra electricidad– grito con más fuerza al escuchar que varias voces trataban de hacerse escuchar –no podemos enviar al personal afuera, ya que sería riesgoso para ellos, pero tenemos todo contemplado, las luces de emergencia se encenderán en cualquier momento así que pido de favor a todos que se mantengan en sus lugares, si tienen que usar nuestros servicios pedimos de favor llamar a uno de los guardias que van a estar rondando…–

Las luces de emergencia se encendieron, eran tenues y daban un aspecto sombrío al ambiente, pero proporcionaban luz suficiente para poder un poco.

Saya aprovechó esta oportunidad para acercarse a la pared de vidrio donde la chica que acaba de ver estaba sentada, pero cuando llego ella ya no estaba.



#13212 en Otros
#3771 en Relatos cortos
#1605 en Aventura

En el texto hay: historia corta, aventura, ambivalente

Editado: 27.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.