Nosotros

PRÓLOGO

 

“En el sueño, la mujer siempre llora. Grita, pelea y se rompe las uñas al aferrarse al piso de duela mientras alguien fuerte y poderoso la arrastra por los cabellos, sin importar sus gritos de dolor, o cuanto pelea por zafarse de aquella mano inclemente. El final del sueño siempre es el mismo.

La mujer es arrojada en una habitación diminuta, encerrada en la oscuridad hasta que se le olvida como es la luz. La oscuridad se traga entera su vida, y sin embargo sonríe porque sabe que ninguno de ellos conoce su secreto”

Entonces irremediablemente, despertaba con una opresión en pecho, el corazón agitado y rastros de lágrimas en el rostro, tenía que sentarse en la cama y encender la luz para alejar a los fantasmas.

Sin embargo, aquella sombra femenina siempre permanecía rondando los pasillos de la antigua casona era inofensiva para la mayoría de la gente. Y sin embargo, quien la veía usualmente huía despavorida. Pero ella no quería espantarlos, su tristeza la encadenaba a aquellos muros viejos, al menos hasta que alguien desentrañara aquel mensaje que ocultaba en su rostro demacrado y fantasmal.

Tomo el cuaderno de pastas negras que tenía en el buró contiguo y empezó a describir lo que había soñado con todo el detalle y claridad que podía antes de que el sueño se evaporara del todo. Cuando termino apago la luz de la lámpara de lectura, acurrucándose de nuevo bajo las cobijas intentando conciliar el sueño nuevamente.

Aquella última pregunta se quedó dando vueltas por su mente: ¿Alguien más pasaría por lo mismo?

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.