El joven retratista no sabe que hacer, Luisa se impacienta a cada minuto que pasa ya que él no puede cumplir con la tarea para la cuál ella le ha contratado. Tiene que realizar un retrato de la señora, con su pequeño y agregar a otra mujer en escena, para lo cuál le proporcionaron un diminuto retrato de la mujer en cuestión. No es falta de habilidad o maestría lo que detiene al hombre si no algo más.
Ella no dice nada más. Sale hecha una furia con un niño pequeño pegado a los vuelos de su falda, al verlo, lo levanta en brazos y se lo entrega a la nana, mientras atraviesa la casa a grandes y pesadas zancadas.
Alejandro Trejos levanta la mirada apenas del papel en el que redacta una carta con presteza. No necesita hacerlo, siente el enojo de su joven esposa, el joven muchacho que acaba de dejarle las cartas y el té de la tarde en una de las mesas auxiliares hace gala de prudencia y se apresura a excusarse, cerrando la puerta de la habitación tras de sí. Ella se aproxima a la mesa dónde él continua su tarea impasible.
Se incorpora del escritorio, para acercarse a ella, sus ojos negros buscan su furiosa mirada, le toma la mano y la cubre con la suya:
El continua estrechándola entre sus brazos. Ama a aquella testaruda y fuerte mujer, no soporta la idea de que alguien pueda dañarla, la ama pese a saber que ella sólo lo aprecia, incluso puede que lo quiera debido a sus esfuerzos por mantenerlos a salvo, pero el amor que él anhela que ella sienta hace mucho que tienen dueño. Luisa se deja confortar por él para después apartarse de sí con delicadeza y salir de la habitación.
La deja irse con un suspiro enorme, seguramente llorará a solas como suele hacer, estrechando aquella cadena de oro y el retrato contra su pecho. Los únicos recuerdos tangibles que le quedan de una vida que se ha visto obligada a dejar atrás.
SETH
El tiempo parece transcurrir más lento de lo normal mientras se encuentra en la oficina despachando los últimos trabajos de sus alumnos. Quedan unas cuantas semanas para que termine el cuatrimestre y como siempre el trabajo suele aumentar considerablemente, sobre todo por esa manía tan popular de dejar todo al final.
Con suerte en un par de horas podrá llegar al café a pasar unas horas antes de que sea la hora de cerrar, su mirada azul se pierde en el paisaje exterior que consiste en altísimos pinos y sauces llorones meciéndose con el viento otoñal.
Se obliga a concentrarse nuevamente en el texto de investigación que tiene frente a él. Es revisor de proyectos de titulación y trabajos de investigación, su función es nueva ya que normalmente el asesor es quien hacía la labor pero para trabajos avocados con mayor profundidad al arte le piden su apoyo como experto en el tema. Seth termina la ultima anotación sobre el trabajo y abre otra publicación con poco interés, comienza a pasar la hojas con rapidez hasta que una fotografía amateur le llama la atención.
Es la casa de sus sueños y pesadillas. Tal y como los estragos del tiempo la han dañado, la vieja madera podrida y negra, los ventanales tapiados con cemento, las flores muertas en las pocas macetas que quedan en el piso superior.
El corazón se le acelera, mientras busca con rapidez el título de la fotografía
Sus manos tensas y temblorosas pasan las páginas con rapidez buscando alguna otra referencia, otra foto ¡cualquier cosa en el texto que le proporcione más información! Tristemente lo único que encuentra se resume en un párrafo donde la mayoría describe el estilo de la casona, desesperanzado entonces da con la dirección. Resulta que la casa está a solo un par de horas de su ciudad en un estado vecino. Después de eso le resulta imposible concentrarse un minuto más, guarda el resto de los trabajos en un cajón de su escritorio, llevándose la investigación con la fotografía amateur.