Nosotros: Tú y Yo

Capítulo 2

Aiden

- ¿QUÉ TE SUCEDE? ERES IGUAL A TU PADRE- gritó mi madre con coraje hacia mi mientras me lanzaba marcos de fotos, ella estaba mal mentalmente ¿razón? Mi padre y yo-

-Mamá- dije intentando calmarla-

-NO, CALLATE ¿PIENSAS MANIPULARME COMO TU PADRE? – Gritó desesperada mientras se tomaba el pelo con fuerza y veía como apretaba sus dientes-

-Aiden ve a tu habitación- Escuche una voz familiar, era mi padre que había llegado del trabajo-

-NO, APARTATE- gritó mi madre-

-Aiden… A tu habitación- dijo mi padre como ultima advertencia, miré a mi madre y vi como ella tomó un vidrio de uno de los marcos que rompió-

-ALEJATE GABRIELE- gritó mi madre mientras apretaba el vidrio con fuerza en sus manos-

-Bunas noches- dije subiendo escaleras arriba mientras lograba esconderme al pie de las escaleras, mi padre sabía que yo no me había ido por completo, pero ¿le importaba? Claro que no-

-Hanna suelta eso- dijo mi padre demandante-

-NO- gritó mi madre mientras apretaba con mas fuerza el vidrio para después ponerlo sobre su cuello- Primero muerta antes de vivir más tiempo contigo- dijo mi madre con lágrimas en los ojos-

- ¿Qué quieres lograr Hanna? - dijo mi padre acercándose lentamente sin que mi madre se diera cuanta-

-Dañaste a mi hijo… él es como tu… ¿Por qué es como tú?, quería una vida normal para él ¿Por qué TENIA QUE PARECERCE A TI? - grito mi madre con lagrimas rodando por su rostro- prefiero morir antes de ver como mi hijo hace lo mismo que tu- dijo mi madre con las lagrimas desbordando de su rostro-

-Entonces hazlo, déjanos solos Hanna, deja a tu hijo que sea corrompido por completo- dijo mi padre incentivando a mi madre mientras se acercaba a ella- Hazlo y arrepiéntete de haber existido Hanna- dijo mi padre susurrando solo para ella pero yo logre escucharlo-

-No intentes manipularme… ya no mas Gabriele… ya no más- dijo mi madre desesperada y en un rápido movimiento mi padre tomo la mano de mi madre que sostenía el vidrio y la abrazo tirándola al suelo- NO, NO, NO, SUELTAME- gritó mi madre desesperada mientras intentaba liberarse del firme agarre de mi padre-

-Buenas noches, Hanna- dijo mi padre sacando una inyección de su bolsillo del pantalón y atravesó la piel del brazo de mi madre-

-No... Gabriel por favor, no…- decía debilmente mi madre y poco a poco sus respiración iba volviéndose cada vez más relajada mientras sus ojos luchaban con mantenerse despierta, no fue hasta que el peso de mi madre cayo en los brazos de mi padre por completo cuando él hablo-

-Puedes salir- dijo mi padre directamente hacía mi y seguí su orden-

- ¿Por qué no la mataste? - dije directamente a mi padre-

- ¿Por qué no la mataste tu? - dijo mi padre de regreso-

- ¿Por qué debería de decírtelo? - dije en respuesta y él sonrió-

-Algún día lo entenderás, entenderás que algún día llegara alguien que intentes matar con todas tus fuerzas pero no podrás-

-Lo dudo mucho- dije sincero mientras me reclinaba en las escaleras-

-No lo dudes tanto- dijo mi padre cargando a mi madre en sus brazos y comenzar a subir escaleras arriba- Buenas noches pequeño monstruo- dijo mi padre despeinando mi pelo mientras pasaba por mi lado-

*Al día siguiente*

-Buenos días terroncito de azúcar- dijo mi madre hacía mí, mientras tarareaba una canción irreconocible mientras hacia el desayuno- ¿dormiste bien? - dijo mi madre volteando de reojo hacía mí, ella tenía la mano vendada que supongo mi padre vendó anoche-

-Si- dije sincero-

-Me alegro, hoy hay unos ricos Hotcakes de desayuno- dijo mi madre con una sonrisa y sabía por qué-

- ¿Qué te paso en la mano? - dije –

- No recuerdo la verdad, pero tu padre dijo que me caí de la cama- dijo mi madre, era obvio que ella había olvidado lo de anoche… otra vez-

-Solo un pequeño rasguño- dijo mi padre en el marco de la puerta mientras veía a mi madre y a mí de reojo-

-Cariño, Buenos días- dijo mi madre corriendo a su lado y darle un corto beso-

- ¿cómo amaneciste? - dijo mi padre con un falso interés, el es bueno disimulando tener emociones e interés-

- De maravilla, solo que no recuerdo haberme caído de la cama como dijiste- dijo mi madre algo preocupada y mi padre la abrazó-

-No hay de que preocuparse, yo te cuide- dijo mi padre sin alguna expresión alguna-

-Siempre lo haces- dijo mi madre dándole un corto beso y regresando a terminar de cocinar, mi padre tomó su lugar en el centro de la mesa y me miro fijamente, él y yo no teníamos que hablar, no ocupábamos esa perdida de tiempo, él y yo sabíamos que la única razón por la que esta familia se mantenía en pie es por mi madre… por que la única debilidad de mi padre es mi madre. Siempre creí a mi padre sin ninguna debilidad pero al poco tiempo me di cuenta de que mi madre era la única debilidad, sin mi madre mi padre pierde estabilidad, sin mi madre mi padre no lo soportaría, no es amor, es mucho más que eso, lo se por que él y yo somos iguales, no hay una pizca de amor en nosotros, ni una sola. -
- Eilem cariño baja a desayunar- dijo mi madre a mi hermano gemelo, el único normal de la familia-

-VOY- gritó desdé las escaleras- Buenos días- cruzo el umbral de la puerta un niño de 7 años, mi copia idéntica solo que más molesto, platicador y más ¿vivo? -

-Buenos días, cariño ¿Cómo dormiste? - dijo mi madre dándole un beso en el cachete mientras mi hermano sonreía mientras la abrazaba-

-Perfecto- dijo mi hermano remarcando las palabras. Claro que había dormido perfecto, mi padre y yo nos encargábamos de poner medicina para dormir en cada cena, el solo ha visto un episodio de mamá y no durmió por casi una semana entera, temblaba al estar cerca de ella del miedo, por lo que mi padre se encargó de medicarlo todas las noches y yo me encargaba de ver si estaba profundamente dormido, es molestó tener que estar al pendiente de gente tan débil, pero no había opción, era eso o que se convirtiera en un ser más molestoso y entre más molestoso más ganas me dan de matarlo, no me interesa que sea mi hermano gemelo solo es un estorbo.




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