Notas bajo el cerezo | Suosaku [omegaverse Bl] Fanfic

Capitulo Trece

S U O

El viernes llegó más rápido de lo que esperaba, aunque para otros quizá el tiempo había pasado demasiado lento, como si cada hora se arrastrara con pesadez. El director había decidido que la ceremonia fuera por la tarde, lo cual seguía pareciéndome extraño —siempre había imaginado estos eventos bajo la luz clara de la mañana—, pero no podía negar que el cielo rojizo del atardecer, teñido de nubes algodonosas que se deshacían en tonos anaranjados y morados, le daba un aire especial, casi melancólico, al evento.

El patio estaba decorado con esmero: listones dorados ondeaban suavemente con la brisa vespertina, luces blancas entrelazadas formaban guirnaldas brillantes que empezaban a encenderse contra el crepúsculo, y arreglos florales que, según Nirei, los alumnos de primero habían colocado con dedicación durante toda la mañana. Los de tercero estaban formados al frente, vestidos impecablemente con sus uniformes de ceremonia, entre nerviosos y emocionados, intercambiando miradas cómplices y sonrisas tímidas mientras esperaban el momento de recibir sus diplomas.

Yo solo estaba ahí porque Nirei insistió en que fuera con él… y porque, en el fondo, tenía la sensación persistente, como un susurro en el pecho, de que Sakura también vendría. Y tenía razón. Lo vi llegar a lo lejos, con su traje perfectamente puesto —la chaqueta negra impecable, la corbata ajustada con precisión— y los audífonos colgando del cuello como un amuleto familiar. Su expresión era tranquila, serena incluso, pero lo conocía lo suficiente como para notar la tensión en sus hombros, la manera en que sus dedos jugueteaban distraídamente con el cable de los audífonos: estaba fingiendo. Nirei corrió hacia él para abrazarlo con ese entusiasmo característico que lo definía, y yo solo levanté la mano en un saludo discreto, manteniendo la distancia que últimamente se había instalado entre nosotros. Él respondió igual, sin acercarse demasiado, sus ojos oscuros apenas encontrando los míos por un instante antes de desviarse.

Desde hacía días había sentido esa distancia incómoda entre los tres, como un hilo invisible que antes nos unía y que ahora se tensaba cada vez que hablábamos, cada vez que compartíamos un espacio. No sabía si era por su ruptura conmigo, si es que así podía llamarse a lo que habíamos tenido —o no tenido—, o porque Nirei y yo estábamos juntos… pero Sakura se había ido alejando, más de lo que admitía, más de lo que cualquiera de nosotros estaba dispuesto a reconocer en voz alta.

—Se ve muy elegante hoy —comentó Nirei a mi lado, sin dejar de observarlo con una mezcla de admiración y preocupación.

—Siempre se ve así —respondí, intentando sonar neutral, como si mis palabras no ocultaran el torbellino de emociones que despertaba en mí su sola presencia.

Pero la verdad era que algo en mí todavía se estremecía al verlo. La verdad es que se veía precioso, con esa belleza serena y levemente distante que siempre lo caracterizaba. Si supiera toda la verdad, si conociera los hilos que habíamos movido en la sombra, toda esta situación sería distinta. Podríamos seguir con nuestra amistad, o algo más… algo que ahora parecía imposible. La verdad es que me había enamorado de él, y ese sentimiento, intenso y no correspondido, pesaba como una losa en mi conciencia. Lo siento mucho, Sakura, pensé, sin atreverme a decirlo en voz alta.

—Suo —susurró Nirei, acercándose un poco más—, ¿cuándo le diremos la verdad? Ya no puedo seguir viéndolo así. Quiero que sea feliz.

Me estremecí al escucharlo, sintiendo cómo sus palabras resonaban en mis propios pensamientos. Me aclaré la garganta, buscando un tono sereno que no reflejara la turbulencia interior.

—Me leíste los pensamientos, Nirei —dije, intentando sonar neutral, aunque el temblor en mis manos delataba mi nerviosismo.

Él asintió levemente, mientras su mirada no se despegaba de Sakura, como si pudiera protegerlo con la fuerza de su preocupación.

—Dime, Suo —insistió, bajando aún más la voz—, ¿le piensas decir la verdad a Sakura?

Negué con la cabeza, un gesto lento y cargado de duda. Quiero decírselo, necesito hacerlo, pero aún no estoy listo para ver su reacción, para enfrentar el dolor o la decepción en sus ojos. Después de todo lo que habíamos planeado, de ese romance falso que se convirtió en algo demasiado real para mí, no sé si nuestras miradas volverán a encontrarse de la misma manera, no sé si nuestra complicidad sobrevivirá a la revelación.

Nirei suspiró, comprendiendo un poco, aunque su expresión seguía cargada de ansiedad. La ceremonia comenzó con los acordes solemnes del himno escolar. Aplausos, discursos de estudiantes que no logré concentrarme en escuchar, entregas de diplomas, risas contenidas y abrazos… todo parecía desarrollarse con una normalidad que resultaba casi irritante. Hasta que escuché la voz de alguien que no debía estar ahí, una voz que cortó el aire como un cuchillo.

—Suo.

Me giré lentamente, y lo primero que vi fue un traje oscuro, elegante y siniestro, cabello blanco como la nieve y una sonrisa demasiado confiada, desafiante. Umemiya. Sentí cómo se me helaba el pecho, cómo el aire escapaba de mis pulmones. ¿Qué hacía él aquí? Pero no tuve que preguntarlo: Tsubaki estaba detrás de él, sonriendo como si nada, con esa expresión despreocupada que siempre lo caracterizaba.

—Lo invité yo —dijo Tsubaki, orgulloso, como si hubiera realizado una hazaña—. Pensé que sería interesante que viniera. Al fin y al cabo, es amigo de Sakura, ¿no?

¿Amigo? ¿Aún no sabe la verdad? Esa no era la versión que había escuchado en los pasillos hace unos días, en susurros que hablaban de tensiones y desencuentros. Umemiya se acercó a mí sin borrar esa sonrisa inquietante, sus pasos lentos y deliberados.

—Vaya, Suo… tanto tiempo sin verte de cerca. ¿Cómo te ha ido? —preguntó con voz suave, casi burlona, cargada de una ironía que solo yo parecía percibir.




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