Got my hands up,
They're playin' my song
You know I'm gonna be okay
Yeah, it's a party in the USA
Yeah it's a party in the USA
Me termino de amarrar el delantal a la cintura y salgo de la sala de empleados justo cuando los aplausos y gritos comienzan a llenar el lugar. Desde el lado del bar, veo a dos chicas completamente ebrias haciendo una reverencia y bajando casi tropezando del escenario mientras sus amigas las animan con celulares en mano.
—¡Muy bien! Esa fue una gran interpretación. Ni la misma Miley Cyrus podría haberlo hecho mejor, ¿qué opinan, amigos? —grita el presentador y la gente vuelve a gritar enloquecida— Al parecer tenemos muchas señoritas el día de hoy, pues la siguiente en la lista es otra dama que al parecer está celebrando sus últimas horas de libertad. Denle un fuerte aplauso a Daisy que nos cantará "Girls just want to have fun".
Los primeros acordes suenan y una morena con una pequeña corona y velo sube al escenario con total confianza, adueñándose del micrófono. Hace un pequeño baile, provocando silbidos de los chicos y risas de sus amigas.
—Otra pobre infeliz que viene a despedirse de su soltería —comenta Urania desde el estante donde revisa su maquillaje.
Miro de reojo a mi amiga mientras tomo mi libreta y lapicero para comenzar mi trabajo.
—¿Te refieres a que no debería casarse? —pregunto, divertida.
—No. Me refiero a que tendrá la peor despedida de soltera en este lugar. Diablos, no hay ni strippers aquí, ¿por qué carajo vendría a Midnight Harmony a hacer el ridículo?
Sonrío, tratando de contagiarle mi buen humor:
—No lo sé. Las chicas solo quieren divertirse, ¿no?
—Da igual. Si yo fuera ella, las denunciaría a todas por no darme una despedida decente —responde.
—Vamos Urania, esto no puede ser tan malo para una despedida.
Ella suelta una risa seca, tirando de su cola de caballo.
—Eso es porque acabas de llegar, Brina. Han subido más de diez personas a cantar esta noche y mis oídos ya exigen un descanso de tantos gallos.
Las luces del lugar convierten su cabello púrpura platinado en un tono más oscuro y los masajes que se esta dando con fuerza en las sienes me hace saber que ya perdió toda su paciencia a tan solo tres horas de apertura.
Conozco a Urania desde que tengo diecisiete y además de ser mi compañera de piso, es mi mejor amiga. Vivimos en un departamento que está ubicada en medio de la ciudad y entre las dos nos mantenemos cuerdas trabajando aquí.
Siempre creí que la personalidad de Urania era muy particular, algo que me ha hecho considerarla como una de las personas más sinceras que he tenido el agrado de conocer en toda mi vida. Dice absolutamente todo lo que pasa por su cabeza, por lo que no me tengo que preocupar por falsas apariencias de su parte. Tiene una actitud media hippie y no suele alterarse por muchas cosas, excepto por nuestro trabajo como meseras.
That's all they really want
Some fun
When the working day is done
Oh girls, they wanna have fun
Ambas suspiramos al mirar nuevamente a la morena del escenario.
—Vuélveme a recordar por qué trabajamos aquí —me pide Urania lloriqueando.
—Porque, a menos que ganemos la lotería o un viejo millonario nos quiera como esposas, no hay otra forma de pagar el departamento, la comida, los estudios y los caprichos —respondo.
—Touché —dice con una sonrisa, y se dirige a atender su mesa.Imitando su acción, me dispongo a hacer lo mismo con mis pedidos.
Cerca de las dos de la mañana, el Midnight tiene el doble de gente que hace unas horas.
El club se llena más y más mientras corro de un lado a otro, anotando pedidos, sirviendo bebidas y siendo malditamente amable. Mi cabello, que empezó perfectamente alisado, ahora tiene pequeños rulos y mis piernas duelen de tanto caminar. Urania y el resto de chicas parecen igual de cansadas, pero ninguna puede parar ni un segundo.
—Perfecto —digo, anotando todo en mi libreta—. En un momento les traigo su pedido.
La pareja que acabo de atender me agradece y camino lejos de la mesa para hacer el pedido.
—¡Sabrina! —me llama Urania y me jala a un lado—. Pilar se sintió mal y tuvo que irse. Estoy cubriendo su puesto y le tocaba cantar. ¿Crees que puedas hacerlo?
Mierda.
—¿Es necesario que alguien cante esta noche? —resoplo.
Mi amiga voltea sus ojos y me reprocha por haber hecho una pregunta tan estúpida.
—Simplemente repite lo que cantaste la semana pasada. Nadie se dará cuenta —dice, y se va sin más.
Sin más opción me acerco al escenario, luego de entregar el pedido que tenía pendiente, y le indico el cambio de planes al anfitrión que estaba a punto de presentar a Pilar. Trato de arreglarme lo más rápido posible para lucir un poco más decente y no verme tan cansada como me siento.
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Editado: 14.10.2025