Notas Cruzadas

16| Una familia imperfecta.

4 años atrás

Sabrina

4 años atrás

Es impresionante lo rápido que te cambia la vida.

Hace unos meses tenía todo claro: una carrera en camino, un novio que juraba amarme, padres que me cuidaban y un futuro que parecía inevitable.

Ahora... nada de eso existe. Todo lo que conocía desapareció. Y, sin embargo, con la pérdida, vino algo tan inesperado como precioso: estoy embarazada. Iba a ser mamá

Han pasado cinco meses desde que me enteré, pero todavía hay días en los que me parece imposible. Yo, con un bebé. Si a duras penas me sabía cuidar a mí misma... ¿cómo se supone que cuide a alguien tan pequeño?

A veces me asusta pensar que estaba procreando a un ser a quien podría arruinarle la vida con mis decisiones. Porque sí, tomo malas decisiones. Muchas.

Mica, mi casera, siempre me dice que es normal sentir dudas, que nadie nace sabiendo cómo ser madre, que con el tiempo todo se aprende. Y por alguna razón... le creo.

—Dinos. ¿Niño o niña? —pregunta Urania, mordiéndose el labio.

Puedo sentir la intriga en toda la habitación.

Las ansias por conocer el género de mi bebé en mi han ido en aumento. Tanto para mí como para mis amigos.

Ellos son otro de los cambios que he tenido. Para bien.

Urania, Mica, Luca... la gente que me abrazó cuando mi mundo colapsó y me enseñó a armar uno nuevo.

Una sonrisa se extiende por todo mi rostro antes de hablar.

—¡Es una niña! —digo finalmente.

Un grito de emoción inunda la sala.

—¡Sí!

—¡NO! —gime Luca, claramente derrotado.

Bueno, casi todos gritaron de emoción...

—¡Te lo dije! —canta Urania, extendiendo la mano—. Ahora págame.

—¿Pagarte? —repito.

—Aposté con Luca a que sería niña. Gané. Es una niña.

Levanto una ceja.

—¿Apostaron por mi bebé?

Mica suspira mientras se acerca.

—Brina, no te sorprendas. Estos dos han apostado hasta por cuántas veces caga mi perro.

—¡Y solo fue una vez! —se defiende Luca, sacando su billetera.

Urania sonríe con toda la soberbia del universo mientras recibe el dinero. Le encanta ganar, sobre todo si eso hace molestar a Luca.

—¿Cómo sabías que sería niña? —pregunto.

Recuerdo que una vez Urania mencionó que creía ser bruja. No le creí. Pero ahora me está entrando un poco de duda.

—Intuición femenina —se encoge de hombros Urania.

Luca resopla.

—¡Mentirosa! Dijiste que era porque a Sabrina se le ensancharon las caderas. Y que cuando es niña, las mujeres se ponen feas. ¡Y ella no está fea!

—Ehhh... gracias —digo, sin saber si fue un cumplido o una metralla.

—No es mi problema que creas todo lo que digo —responde Urania.

Luca se gira hacia mí, resignado.

—Mierda. ¿Por qué no pudiste ponerte fea?

Estoy a punto de devolver el comentario cuando Mica aparece para salvar el momento.

—Olviden su apuesta y celebren. ¡Tendrás una bebé hermosa! Me alegro tanto por ti, cielo.

Me abraza y yo me derrito entre sus brazos. Todos se acercan y uno a uno me felicitan.

Es entonces cuando mi bebé empieza a moverse. Dar pequeñas patadas como si también celebrara. Y estoy feliz. Asustada, sí, pero feliz. Tal vez no estoy rodeada de mi familia de sangre, pero tengo una casa, estos amigos, una bebé en camino... y no estamos solas.

Urania toca mi vientre con cariño.

—Estoy tan feliz de que sea niña —me dice—. Sobre todo porque gracias a eso tengo cuarenta dólares...

¿Todo esto por cuarenta dólares?

Mica le da un manotazo suave.

—Urania, con eso pagaré el arreglo de la tubería que tu novio no sabía arreglar.

—Ex novio —corrige—. Y no rompió nada. Solo intentaba arreglar la gotera.

—Y terminó rompiendo la mitad del baño —completa Mica, entrando a la cocina.

—¡Lo que cuenta es la intención!

Luca se acerca, con esa sonrisa maliciosa.

—¿Hablas de la intención por arreglar cosas o la de no saber complacerte en siete meses de relación?

—No sabes de lo que hablas.

—Linda, esos gritos no son reales.

—¿Y tú cómo sabes? —Urania levanta la ceja—. No te he visto muy atento cuando los fingí contigo.

Trato de reprimir una carcajada. En otras ocasiones me hubiera reído abiertamente de ese comentario, pero no quiero a Lucas reclamándome sobre nunca ponerme de su lado.

—Tú y yo sabemos que no finges con mi...

—Ok... demasiada información —interrumpo, alejándome antes de que estos dos se arranquen la ropa.

Mejor voy a ayudar a Mica. Y de camino a la cocina, ruego que la niña no herede lo teatrera que pueden ser sus tíos.

__________________

No sé por qué me quedé sentado en el coche. Sabrina ya había entrado al edificio hace—¿qué?, ¿treinta segundos? Y yo sigo aquí. Mirando el volante como si estuviera decidiendo algo muy importante... que claramente no lo es.

Sabrina.

No creo en esas tonterías de "amor a primera vista". No soy así. Pero tampoco puedo decir que todo esto es normal. No sé cómo una chica que conozco hace poco logra meterse así, tan fácil, en mi cabeza. En todo.

¿Qué carajos se supone que haga con eso?

No sé cómo explicarlo. No recuerdo haber estado tan alerta a los gestos, a cada respiración, a cada silencio, a cada pequeña mueca de nadie como lo estoy con ella. Es como si cada cosa que hace quedara registrada en mí sin permiso.

Sabrina es hermosa. Demasiado hermosa. Su pelo, sus ojos, la forma en que camina y cómo se le nota que está concentrada en todo lo que hace.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.