Notas Cruzadas

29| Alguien quiere conocerte.

4 años atrás

Sabrina

4 años atrás

¿Qué pasa si estoy embarazada y tengo pequeños dolores parecidos a la regla?

Eso fue lo primero que escribí hace una hora, cuando sentí un pequeño calambre en la parte baja de mi abdomen. Nada grave, pero imposible de ignorar estando en mi último mes de embarazo.

Internet me dijo que esos dolores suelen ser normales en las últimas semanas y que no debía preocuparme si eran leves.

Urania, por su lado, me dijo que seguramente eran gases por el plato de pastas que me comí en la cena y que esta vez no iba a salir corriendo en pijama a las 2:30 de la mañana solo para que en el hospital nos dijeran que era una falsa alarma.

Ese día me odió, así que por esa experiencia decidí hacerle caso y traté de dormir.

¿Es normal que en una falsa alarma los dolores aparezcan y desaparezcan mientras van en aumento?

Fue lo segundo que escribí cuando el dolor comenzó a extenderse a mi espalda. No me dejaba dormir y me costaba mantenerme derecha, pero todavía era soportable.

Google me dijo: Contracciones.

Urania me dijo: Gases.

Y, por segunda vez, le hice caso a ella.

¿Qué tan falsas son las falsas alarmas en el embarazo?

Eso fue lo tercero que consulté.

El dolor empezaba a intensificarse. Duraba más, venía cada siete minutos... luego cada cinco.

Google no me respondió exactamente cuánto duraban las falsas alarmas, pero sí que probablemente estuviera entrando en labor.

Urania, finalmente, dijo:

—Creo que no son gases. Mejor me voy a cambiar.

Y se fue a hacerlo. Yo traté de imitarla, pero el dolor no me permitía hacer muchas cosas.

Recuerdo haber visto en un capítulo de Keeping Up With The Kardashians, que una de las hermanas logra bañarse y maquillarse con todas las contracciones y no entiendo cómo es que lo hizo. Yo apenas pude ponerme el sujetador son que otro dolor me doble entera.

Desearía al menos tener dinero y así sentirme un poco mejor.

¿Una mujer embarazada puede no controlar el hacer pis cuando tiene contracciones?

Fue lo cuarto que busqué cuando pequeñas gotas comenzaron a bajar por mis piernas.

Estaba por abrir uno de los artículos que me arrojó Google, cuando algo peor que unas gotas ocurrió.

Cambié mi pregunta:

¿Me hice pis o rompí fuente?

No hubo tiempo de leer nada más.

El dolor me dobló y los gritos salieron solos.

Necesitaba ir al hospital.

Ya.

—¿Dónde están las cosas de la bebé? —gritó Urania desde el cuarto de Maddie—. ¡Olvídalo, ya las encontré!

Ella estaba tan alarmada como yo, pero al menos podía moverse rápido.

Otra contracción.

—¡Mierda!

Sentí los ojos llenarse de lágrimas.

Jamás había sentido un dolor así. Lamento todas las veces que pensé que el dolor de regla era insoportable. Eso era un cariñito comparado con esto.

—Tranquila, Brina, ya nos vamos al hospital. Solo piensa en cosas lindas.

¿Cosas lindas?

—¿Cómo diablos voy a pensar en cosas lindas cuando siento que me están partiendo en dos? —grité, intentando avanzar a la puerta.

Urania corrió a mi lado, pasó un brazo alrededor de mi cintura y me ayudó a caminar.

Yo tenía un brazo sobre sus hombros y el otro sujetando mi barriga como si mi bebé estuviera a punto de caerse.

Bajar las escaleras fue una tortura. Mis gritos hubieran despertado a todo el edificio... si no fuera porque justo hoy no había nadie.

Al llegar al primer piso nos encontramos con Luca y una chica que nunca habíamos visto.

"Otra víctima", pensé.

—¡Hey! ¿A dónde van? —preguntó él, mirándonos. Luego me vio bien—. ¡Wow, Sabrina! Luces terrible. ¿Estás bien?

—¡Claro que no, idiota! Está a punto de dar a luz. Así que despídete de tu nuevo juguete y llévanos al hospital —soltó Urania, irritada.

La morena abrió los ojos, ofendida, y miró a Lucas.

—Puedes acompañarnos —le dijo él.

Y ahora estamos los cuatro en el carro de Lucas, rumbo al hospital para conocer a mi bebé.

No puedo creer que llegó el día.

Lo había deseado tanto y ahora lo único que quería era viajar al pasado para cachetearme por pedirlo tanto.

Los dolores aumentaban sin parar. Urania y la chica—de la que aún no sabíamos el nombre—intentaban tranquilizarme. Me hacían respirar profundo, pero cada vez que exhalaba lo único que salía era un grito.

—Tal vez necesitas cantar una canción —propuso la morena—. Ya sabes, para distraerte.

—¡Buena idea! —dijo Urania.

Luca prendió la radio. Axel Rose comenzó a sonar por los altavoces.

Mama take this badge from me
I can't use it anymore

—¡Oh por Dios, amo esa canción! —exclamó Urania.

—¡Oh por Dios, yo también! —contestó la morena.

—¡Oh por Dios, necesito pujar! —grité.

Dios, por favor... no permitas que tenga a mi bebé en el asiento trasero del carro de Luca. Solo tú sabes cuántas chicas han estado aquí.

—¡No! Aguanta, ya estamos llegando —dijo Luca—. Vamos, canta: "Knock, knock, knockin' on heaven's door..."

Hey... ¡Ahhh!

—Así no sigue.

—¡Llegamos! —exclama

Todo ocurrió rápido.

La música se detuvo, todos se bajaron, Urania me ayudó a caminar mientras cargaba la maleta rosa. Luca entró corriendo al hospital gritando que necesitaba un doctor. Una enfermera llegó con una silla de ruedas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.