Capítulo 2: La Noche de Micrófono Abierto

La semana pasó volando, y cada día Sofía se encontraba pensando en la invitación de Daniel. La idea de subir al escenario y cantar en la noche de micrófono abierto la emocionaba y la aterraba al mismo tiempo. Sin embargo, la música seguía llamándola, y el recuerdo de su conversación en el bar la impulsaba a dar ese salto. Finalmente, llegó el viernes. El **Jazz & Soul Lounge** estaba lleno de vida, con la promesa de una noche mágica en el aire. Sofía se arregló con cuidado, eligiendo un vestido negro que acentuaba su figura y una bufanda roja que le daba un toque de color. Se miró en el espejo y respiró hondo, recordando las palabras de Daniel: “Siempre hay un espacio para nuevas voces.”

Al entrar al bar, el sonido de la música la envolvió como un abrazo cálido. Las luces tenues iluminaban el escenario, donde músicos de diferentes estilos se preparaban para actuar. Sofía se sintió un poco nerviosa, pero también emocionada. La atmósfera estaba cargada de energía, y el murmullo de la audiencia creaba una sensación de comunidad. Daniel la saludó desde la barra, su sonrisa iluminando su rostro.

-“¡Sofía! Me alegra verte. ¿Estás lista para tu debut?” preguntó, con un guiño que la hizo sonreír. -“Creo que sí,” respondió ella, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a fluir por sus venas. -“Solo espero no olvidarme de la letra.”

-“No te preocupes. La música siempre encuentra la manera de guiarte,” dijo Daniel, mientras le ofrecía un trago.- “Vamos a calentar el ambiente.”

A medida que la noche avanzaba, Sofía observó a los músicos subir al escenario, cada uno aportando su propio estilo y energía. La audiencia aplaudía y animaba, creando un ambiente de apoyo y celebración. Sofía sintió que cada actuación la inspiraba más, y su nerviosismo comenzaba a desvanecerse. Finalmente, llegó su turno. Daniel la animó desde el lado del escenario, y Sofía respiró hondo mientras se acercaba al micrófono. El murmullo de la multitud se desvaneció, y se sintió como si todos los ojos estuvieran puestos en ella. Pero en lugar de miedo, sintió una oleada de emoción.

-“Esta es una canción que me ha acompañado durante muchos años,” dijo, su voz temblando ligeramente.- “Es una balada de Ella Fitzgerald. Espero que la disfruten.”

Las primeras notas comenzaron a sonar, y Sofía cerró los ojos, dejándose llevar por la música. La letra fluyó de sus labios, y con cada nota, se sintió más segura. La música la envolvía, y en ese momento, no había nada más que ella y el canto. La audiencia quedó cautivada, y Sofía sintió cómo sus corazones latían al unísono con la melodía. Cuando terminó, el bar estalló en aplausos. Sofía abrió los ojos, sorprendida y emocionada. Daniel estaba de pie, aplaudiendo con una gran sonrisa en su rostro.

-“¡Increíble! ¡Eres una estrella!” gritó, y su entusiasmo la llenó de alegría. Después de su actuación, la gente se acercó para felicitarla, y Sofía se sintió abrumada por la calidez y el apoyo de la comunidad. Daniel se acercó, y sus ojos brillaban con admiración.

- “Lo hiciste realmente bien. Tu voz es hermosa.”

-“Gracias,” respondió Sofía, sintiendo que su corazón se aceleraba. -“No podría haberlo hecho sin tu apoyo.”

A medida que la noche avanzaba, Sofía y Daniel continuaron hablando, compartiendo risas y anécdotas sobre sus experiencias musicales. La conexión entre ellos se fortalecía, y Sofía se dio cuenta de que había encontrado no solo un compañero musical, sino también a alguien con quien compartir su pasión por la música.

-“¿Te gustaría cantar conmigo la próxima vez?” le preguntó Daniel, su mirada llena de emoción. -“Podríamos hacer un dúo.”

Sofía sonrió, sintiendo que la música había creado un lazo especial entre ellos. -“Me encantaría,” respondió, sintiendo que este era solo el comienzo de algo maravilloso. Mientras la música continuaba sonando y la noche se llenaba de risas y melodías, Sofía supo que había encontrado su lugar en el mundo del jazz, y que, junto a Daniel, su amor por la música solo seguiría creciendo.