Notas de un amor olvidado

Capítulo 19 - Susurros del Destino

El bar aún conservaba el eco de mi canción. Podía sentirlo en el aire, en las miradas de las personas que todavía me observaban como si hubieran presenciado algo irreal. Theo seguía a mi lado, bebiendo lentamente de su vaso mientras me estudiaba con los ojos entrecerrados.

—¿Cómo te sientes? —preguntó finalmente, apoyando un codo en la mesa.

Me pasé una mano por el cabello, soltando un suspiro pesado.

—Vacío. Como si hubiera abierto un portal en mi pecho y toda esa nostalgia, todo ese amor, se hubiera derramado frente a ellos… pero al mismo tiempo, aliviado. Como si estuviera más cerca de ella, aunque ella no lo sepa.

Theo asintió, comprendiendo más de lo que decía. Tomó un último sorbo de su bebida antes de señalarme con un gesto de la cabeza.

—No fuiste el único que sintió eso. Miraste alrededor antes de terminar la canción?

Levanté la vista, aún con la mente nublada por la melodía y el alcohol, y fue entonces cuando noté las expresiones de algunos de los presentes. Una mujer mayor tenía los ojos vidriosos, un hombre miraba su copa como si la canción le hubiera recordado algo que prefería olvidar, una pareja se abrazaba en silencio. Incluso el bartender me miraba con algo parecido a respeto.

—Tocaste algo en la gente, Aiden. No solo fue la canción, fue el sentimiento.

Su voz era seria, pero no burlona como otras veces. Theo no era el tipo de persona que se dejaba llevar por sentimentalismos, así que el hecho de que estuviera diciendo esto significaba mucho.

Sonreí, pero el vacío en mi pecho seguía ahí.

—No sé si eso realmente importa si ella no lo sintió.

Theo se encogió de hombros.

—¿Quién te dijo que no lo hizo?

Lo miré, confundido.

—¿De qué hablas?

Theo dejó su vaso en la mesa y sacó su teléfono, girando la pantalla hacia mí.

—No eras el único cantando.

Mis ojos se abrieron de golpe cuando vi el video que había grabado. La imagen era un poco temblorosa, pero ahí estaba yo, con la guitarra, los ojos cerrados, cantando con todo mi corazón. Sin embargo, en el fondo, casi imperceptible al principio, se escuchaba una segunda voz.

Una voz femenina.

Mi corazón dio un vuelco.

—Es ella… —susurré.

Theo asintió, satisfecho de ver mi reacción.

—La reconociste de inmediato. Sabía que lo harías.

El sonido era bajo, como un susurro tímido, pero encajaba perfectamente con la melodía. Odett había estado ahí, escuchando. No solo escuchando… sino cantando conmigo.

—Pero, si ella estaba aquí… ¿por qué se fue sin decir nada? —pregunté, sintiendo que la esperanza se mezclaba con la confusión.

Theo soltó una risa seca.

—Tal vez la asustaste, idiota. O tal vez… algo dentro de ella lo sintió, pero aún no está lista para entenderlo.

Me quedé en silencio, dejando que sus palabras se asentaran en mi mente.

—¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó Theo, mirándome fijamente.

Me incliné hacia atrás en la silla, pasando los dedos por las cuerdas de la guitarra con suavidad.

—Nada.** No voy a forzar lo que el destino quiera. Así como la esperé en mi otra vida, lo haré en esta.**

Theo sonrió de lado.

—Dios, qué romántico eres.

—Cállate.

Reímos juntos, pero en mi interior, sabía que este era solo el comienzo. Ella estaba cerca. Mi mariposa había comenzado a recordar, aunque no lo supiera todavía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.