Aiden
El estudio de grabación era pequeño pero acogedor, con las luces tenues y el olor a madera vieja mezclado con café recién hecho. Theo me llevó hasta allí después de insistir toda la mañana, asegurándome que era el lugar perfecto para grabar la canción.
—Te conseguí un espacio sin costo —dijo con una sonrisa orgullosa mientras entrábamos—. El dueño me debe un favor.
Miré a mi alrededor, observando los paneles insonorizados en las paredes y el gran micrófono en el centro de la cabina de grabación. En un rincón, un violín descansaba sobre un soporte, esperándome.
—¿Estás seguro de esto? —pregunté, pasando una mano por mi cabello.
Theo puso los ojos en blanco.
—Sí, y tú también lo estás. Deja de dudar. Si esta canción es para ella, tienes que hacerla bien.
Suspiré. No podía discutir con eso.
Me acerqué al violín y lo tomé con cuidado, sintiendo su peso familiar en mis manos. Cerré los ojos un momento y respiré hondo.
"Para ti, mariposa…"
Tomé el arco y deslicé la primera nota. El sonido vibró en el aire, como un susurro del pasado, y sin darme cuenta, mis labios comenzaron a cantar.
"Por siempre, mi mariposa"
(Violín suave, melancólico, como el eco de un recuerdo perdido.)
Verso 1:
Te vi en un sueño que nunca viví,
una sombra danzando en la brisa de abril.
Tu risa era música, dulce y fugaz,
pero al despertar, solo queda el silencio detrás.
(Violín se intensifica, la voz de Aiden se llena de emoción.)
Coro:
Vuelve a mí, mariposa,
déjame verte una vez más.
Aunque el tiempo nos destroza,
yo te esperaré hasta la eternidad.
Verso 2:
Tus pasos marcaban el ritmo en el suelo,
yo con mi violín, componiendo en el cielo.
Tus ojos brillaban, faros en el mar,
pero te perdiste y no supe salvar.
(Coro con más intensidad, como un grito al destino.)
Coro:
Vuelve a mí, mariposa,
déjame verte una vez más.
Aunque el tiempo nos destroza,
yo te esperaré hasta la eternidad.
(Instrumental: el violín llora, el dolor de los recuerdos pasados se siente en cada nota.)
Puente:
Si cruzo mil vidas, si el mundo se apaga,
si todo termina y no queda esperanza…
Aún cantaré tu canción en la nada,
porque sé que algún día vendrás.
(El violín suaviza, casi un susurro, la voz de Aiden tiembla con emoción.)
Último coro:
Vuelve a mí, mariposa,
aunque no me puedas recordar…
Si el destino nos destroza,
te amaré hasta la eternidad.
(La última nota del violín se apaga en el aire, como un último aliento… un último deseo.)
Cuando la última nota murió en el aire, el silencio llenó la cabina. Afuera, a través del vidrio, vi a Theo de pie, con los ojos muy abiertos y un nudo en la garganta.
Solté el violín con manos temblorosas.
—Hermano… —Theo entró en la cabina con los ojos vidriosos—. Esa canción…
No respondió de inmediato. Solo me miró con una mezcla de asombro y tristeza.
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Editado: 14.03.2025