Odette se encontraba en el café, absorta en sus pensamientos, intentando poner orden en todo lo que había estado sucediendo. Clara ya se había ido, dejándola sola con sus dudas y confusión. Era raro, sentía como si una fuerza invisible estuviera tirando de ella, pero a la vez, no quería aceptar lo que eso significaba. No quería enfrentarse a lo que su corazón parecía decirle sin cesar.
Estaba mirando a través de la ventana del café cuando, de repente, la música comenzó a sonar. No era cualquier melodía. No, era esa melodía. Esa misma melodía que había estado rondando en su mente durante días. Aiden. La melodía que no lograba entender, pero que parecía envolver su alma, como si le hablara directamente al corazón.
El sonido llenó el espacio, y por un momento, el bullicio del café desapareció. Odette sintió como si el mundo se detuviera y toda su atención se centrara en esa canción. Su cuerpo reaccionó de inmediato. La misma sensación, esa extraña familiaridad, volvió a invadirla. La música tocaba algo profundo en su interior, algo que no lograba comprender, pero que, de alguna manera, la conectaba con una parte de ella misma que había estado dormida, olvidada, durante tanto tiempo.
Se levantó rápidamente de su asiento, mirando alrededor para asegurarse de que no era una casualidad. Los demás clientes del café también se veían sorprendidos, pero algunos parecían disfrutarla, como si la música los envolviera de la misma forma que lo hacía con Odette.
Con un impulso que no pudo evitar, se acercó a la barra y pidió al camarero.
—¿De quién es esta canción? —preguntó con ansiedad, tratando de ocultar la urgencia en su voz.
El camarero la miró con curiosidad, pero luego asintió.
—Es de un chico llamado Aiden, —respondió con una sonrisa. —¿La conoces? Es bastante popular ahora, parece que está subiendo mucho en las listas.
El nombre "Aiden" golpeó a Odette como un rayo, y por un momento se quedó allí, paralizada. Todo lo que había sentido, todo lo que había estado evitando, ahora tenía un nombre, una cara, una realidad. Aiden.
Sin pensarlo, sacó su teléfono y comenzó a buscar, sus manos temblorosas mientras navegaba por las aplicaciones. Lo encontró rápido, y vio que la canción estaba en todas partes: en los comentarios, en los videos, en las redes sociales. Algo dentro de ella gritaba que tenía que escuchar más, que no podía dejarlo ir, no podía ignorar lo que estaba pasando. Era como si la música lo llamara, como si Aiden estuviera hablando con ella a través de sus notas.
Al hacer clic en el video, el sonido de la guitarra comenzó a llenar sus oídos, y con ello, la sensación de que algo importante estaba sucediendo. A medida que escuchaba, los recuerdos empezaron a inundarla, y con cada acorde, su mente parecía abrirse a fragmentos que antes no podía alcanzar. La conexión era más fuerte, y a pesar de que se resistía a aceptarlo, no podía negar lo que su cuerpo sentía.
La canción terminó, y Odette se quedó allí, mirando la pantalla de su teléfono, sin palabras. No entendía por qué, pero algo en ella le decía que esa melodía, esa canción, era importante. Pero no solo eso... también sentía que la respuesta estaba cerca. Era como si todo esto estuviera pasando por una razón.
No podía evitarlo. No podía negar lo que sentía en su corazón. La pregunta era, ¿qué iba a hacer con ello?
Odette miró su teléfono, aún desconcertada por la canción que acababa de escuchar. Había algo en esa melodía que la había tocado profundamente, algo que no podía explicar. No quería admitirlo, pero sentía una extraña conexión con esa música, como si en algún rincón de su alma, la canción hablara de ella. Pero lo que la hizo quedarse sin aliento fue lo que vio a continuación: Aiden había publicado una nueva canción titulada "Mi Mariposa".
—¿Mi mariposa? —murmuró para sí misma, con los ojos bien abiertos, incrédula.
El nombre la golpeó como una revelación. Algo en su interior comenzó a retumbar. La combinación de la melodía y ese título... le era imposible ignorarlo. Se sentó de nuevo en la silla, con el teléfono en las manos, y no pudo evitar hacer clic en la nueva publicación. La canción comenzó a sonar en cuanto tocó el enlace, y de inmediato la guitarra de Aiden llenó el espacio, suave y triste, pero con una profundidad que parecía contar una historia solo para ella.
Mientras escuchaba, algo cambió dentro de ella. No era solo música, no eran solo notas: las palabras comenzaban a tomar forma en su mente, como si Aiden estuviera cantando algo más, algo que hablaba directamente a su corazón.
La letra comenzaba lentamente:
—Te vi volar, mi mariposa,
con alas de sueños rotos,
como el viento en la madrugada,
te perdí entre mis recuerdos.
Odett cerró los ojos al escuchar esas palabras. Era como si todo su ser estuviera siendo tocado por una fuerza invisible. ¿Por qué sentía que esta canción tenía que ver con ella? ¿Por qué esas palabras, esas imágenes, la hacían sentir tan vulnerable y al mismo tiempo tan conectada?
La canción continuó, cada palabra una caricia, cada acorde una pregunta no formulada. Aiden cantaba con una vulnerabilidad tan palpable que Odett sintió como si él estuviera cantando directamente para ella, como si estuviera contándole algo profundamente personal. La canción hablaba de una mariposa, un ser tan frágil, tan hermoso, pero al mismo tiempo tan esquivo, que volaba en libertad, pero que también podía perderse en el viento.
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Editado: 14.03.2025