Odette caminó en silencio junto a Carla, pero su mente no dejaba de dar vueltas. La sensación de familiaridad que sentía por el árbol, por el grabado, por todo lo que acababa de experimentar la estaba ahogando. Las palabras que había tallado, "mi bailarín y su mariposa", no dejaban de retumbar en su cabeza. Era como si estuvieran marcadas a fuego en su alma. ¿Cómo podía no haber sabido esto antes? ¿Por qué no lo había sentido antes?
Carla caminaba a su lado, aparentemente en calma, pero Odett pudo notar el brillo curioso en sus ojos. Sabía que su amiga había notado algo en su comportamiento, algo que no cuadraba. No podía esconderlo, ni siquiera si lo intentara.
—Odette, ¿qué pasó allá? —preguntó Carla finalmente, su tono algo preocupado. —Te vi ahí, al lado del árbol... parecía que algo... te estaba afectando.
Odett suspiró y bajó la mirada. No podía negar lo que estaba pasando dentro de ella, pero tampoco podía explicarlo. No sabía por dónde empezar.
—Es... como si todo eso tuviera un significado, Carla... como si lo hubiera visto antes, pero no lo recordaba. —dijo, con una voz temblorosa. —El árbol, lo que está grabado, las palabras... y cómo me siento al verlas... todo está conectado a algo, algo que... no sé cómo explicar.
Carla la observó detenidamente, sus cejas se fruncieron ligeramente mientras pensaba en sus palabras.
—No entiendo. ¿Me estás diciendo que este árbol tiene algo que ver con lo que te pasa con Aiden? —preguntó, no pudiendo evitar un tono algo incrédulo. —Vamos, Odette, ¿realmente crees que todo eso es por casualidad?
Odett detuvo sus pasos y giró para enfrentarse a Carla. Las emociones hervían dentro de ella, y no podía mantenerlas más dentro.
—No loe sé, Carla... —admitió, su voz quebrada. —No sé si son casualidades o si el destino está jugando conmigo, pero... —su garganta se apretó, pero continuó—. Cuando vi lo que estaba grabado en el árbol, algo en mí despertó. Las palabras que Aiden dejó allí... y luego, las que yo tallé... es como si siempre hubiera estado allí, esperando que yo lo viera. Como si todo este tiempo, todas esas sensaciones extrañas, fueran el resultado de algo mucho más grande que nosotros.
Carla la miró fijamente, procesando las palabras de su amiga, pero aún con dudas.
—Esto suena... muy raro, Odette. —dijo Carla, tomando una respiración profunda. —Y aunque te creo, hay algo que no entiendo. ¿Por qué crees que todo esto tiene algo que ver con Aiden? ¿Por qué ahora?
Odett sintió una punzada en su pecho al escuchar el nombre de Aiden, pero no podía dejar de pensar en la verdad que estaba surgiendo en su interior.
—Porque... —empezó, dándose tiempo para encontrar las palabras adecuadas. —Porque lo que siento por él, lo que experimenté con él... todo eso es... no sé, Carla, epero me da la sensación de que no es algo de esta vida. Es como si lo hubiera conocido antes, como si todo lo que estamos viviendo ahora ya lo hubiéramos vivido de alguna manera. Y no puedo evitar pensar que... —su voz tembló de nuevo— que el destino está jugando con nosotros, de alguna forma, de una manera que no entiendo.
Carla la observó en silencio durante unos momentos. Finalmente, suspiró y puso una mano sobre su hombro.
—Odetet, tienes que aclarar tus pensamientos. —dijo, su tono más suave ahora. —Sé que has estado pasando por muchas cosas... pero esto de Aiden y este árbol... es mucho para asimilar todo de una vez. Quizá deberías dejar de lado todo esto por un momento y pensar en ti misma, en lo que realmente quieres.
Odett sintió el consuelo en las palabras de su amiga, pero había algo dentro de ella que no podía ignorar. Algo la empujaba a seguir buscando respuestas, a desentrañar lo que estaba sucediendo.
—No puedo dejar de pensarlo, Carla... —respondió, con determinación. —Siento que todo esto está conectado a algo más grande que yo misma, algo que no puedo evitar, y aunque no lo entienda ahora, sé que tengo que encontrar la verdad. Aiden... el árbol... la vida que no recuerdo, todo está interconectado, y tengo que descubrir qué significa todo esto.
Carla la miró, y aunque parecía preocupada, también veía la determinación en los ojos de su amiga. Finalmente, suspiró.
—Está bien... —dijo Carla, aunque con una sonrisa irónica. —Pero solo te advierto, Odette, que si sigues con esta locura de investigar cosas del pasado, podrías meterte en un embrollo más grande del que estás lista para manejar.
Odette esbozó una sonrisa débil.
—Lo sé, Carla... pero tengo que intentarlo.
Las dos continuaron caminando, pero mientras lo hacían, Odette sentía como si algo en su interior hubiera comenzado a despertar. Un fuego, una chispa que no podía apagar. No podía quedarse tranquila hasta desvelar lo que realmente estaba pasando, lo que significaba todo esto con Aiden y con el árbol.
Sabía que la búsqueda de respuestas no sería fácil, y que posiblemente enfrentaría obstáculos que no había anticipado. Pero, de alguna manera, sentía que todo lo que había vivido hasta ese momento, todo lo que había sentido, la había preparado para lo que estaba por venir. Y no podía ignorarlo.
#1227 en Fantasía
#147 en Paranormal
#52 en Mística
reencarnación, dioses romance fantasia, reencarnaciones dioses maldiciones
Editado: 14.03.2025