Notas en Azul

Confesiones a media luz.

El sol de la tarde caía sobre los ventanales del conservatorio, tiñendo los pasillos de un tono
dorado y melancólico. Adrián caminaba sin rumbo claro, fingiendo buscar una partitura
extraviada o alguna reunión inexistente. La verdad era otra: esperaba cruzarse con Mateo.
Lo encontró sentado en un banco del jardín lateral, con la libreta en las rodillas y un
bolígrafo mordisqueado entre los dedos. Sus rizos color café brillaban con la luz, y el gesto
concentrado le daba un aire de alguien que habitaba en otro mundo. Adrián se quedó unos
segundos observándolo desde la sombra, preguntándose qué demonios estaba haciendo allí.

Pero sus pasos lo traicionaron. Lo llevaron hasta él.
—No pensé que vendrías por aquí —dijo Mateo, sin levantar la vista de la libreta.
—Solo… necesitaba aire.
—El aire de este jardín siempre sabe mejor —contestó, ahora sí mirándolo con una sonrisa
ligera.
Hubo un silencio breve. Adrián se sentó a su lado, incómodo. Sus manos estaban tensas,
como si no supieran dónde colocarse. Mateo bajó la vista a ellas.
—¿Compusiste más anoche?
Adrián carraspeó.
—Algunas notas. Nada importante.
—Eso ya es importante. —Mateo cerró su libreta, como si quisiera guardar lo que había
escrito—. Las notas que no parecen nada a veces son las que cambian todo.
La frase se quedó flotando. Adrián evitó sus ojos, como si temiera que lo leyeran
demasiado.
###
Esa noche, de regreso en el estudio, el ambiente estaba cargado de un silencio espeso.
Adrián había intentado trabajar, pero las notas parecían huir de sus dedos. El piano, antes su
refugio, ahora era un espejo que lo obligaba a verse sin máscaras.
Un golpe suave en la puerta lo hizo voltear.
—¿Otra vez tú? —dijo, sin demasiada dureza.
—No podía dormir —contestó Mateo, entrando sin pedir permiso—. Y apuesto a que tú
tampoco.

Traía consigo una lámpara pequeña, portátil, que encendió sobre el escritorio. La luz cálida
recortó la penumbra en un círculo íntimo.
—Ahora sí parece confesionario —bromeó.
Adrián bufó, pero no lo echó. Se sentaron frente a frente, cada uno con las sombras jugando
en su rostro. El silencio entre ellos era distinto: no incómodo, sino expectante.
—Dime algo —empezó Mateo, ladeando la cabeza—. ¿Siempre tocas como si estuvieras a
punto de romperte?
Adrián lo fulminó con la mirada.
—No sabes de qué hablas.
—Sé lo que escucho. —Mateo apoyó el codo en la mesa, sin apartar los ojos—. Suenas a
despedida. A alguien que teme que la próxima nota sea la última.
El silencio se volvió pesado. Adrián apretó las manos hasta que los nudillos se le pusieron
blancos.
—¿Y qué si es así? —susurró finalmente—. ¿Qué importa? Nadie escucha de verdad.
Mateo lo observó, con una seriedad inusual.
—Yo escucho.
Las palabras lo atravesaron como un golpe inesperado. Adrián desvió la mirada hacia el
piano, incapaz de sostenerla.
—Escuchar no cambia nada.
—Claro que cambia. —Mateo se inclinó un poco hacia él, la voz más baja, más íntima—.
Porque alguien que escucha te recuerda que no estás solo, aunque jures lo contrario.

Los ojos de Adrián se encontraron con los suyos. Por un instante, el tiempo pareció
detenerse. La luz tenue, el silencio, la cercanía: todo conspiraba para revelar lo que ninguno
de los dos quería nombrar todavía.
Adrián tragó saliva, con un hilo de voz.
—¿Por qué… por qué insistes tanto en quedarte cerca de mí?
Mateo sonrió, casi triste.
—Porque en tu silencio encontré más verdad que en todo el ruido del mundo.
La confesión cayó entre ambos como una chispa peligrosa. Adrián no respondió; solo
desvió la mirada y dejó que sus dedos se posaran sobre las teclas, como buscando refugio.
La melodía que emergió esta vez no era amarga ni desesperada. Era frágil, sí, pero
luminosa, como un hilo de esperanza que se resistía a apagarse.
Mateo lo escuchó en silencio, con la expresión de alguien que guarda un secreto demasiado
grande en el pecho.
Y así, bajo esa luz mínima, ambos comprendieron que había algo naciendo entre ellos,
aunque ninguno se atreviera a ponerle nombre.



#5184 en Novela romántica

En el texto hay: boyslove, music

Editado: 16.12.2025

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