Notas invisibles

Día 7 - La melodía entre líneas

Querido diario:

Hoy fue de esos días donde todo parece normal... hasta que no lo es.

Entré tarde a clase. El tráfico, la lluvia, y mi paraguas que decidió rendirse a mitad del camino. Llegué con el cabello empapado y el corazón enredado —no por la lluvia, sino por él. Otra vez.

Gabriel no estaba en su lugar. No estaba en ningún lugar. No en primera hora. No en recreo. No cuando el profesor de biología pidió abrir el libro en la página 67 y yo fingí que leía mientras lo buscaba con la mirada.

Pero apareció en la cuarta clase, sin decir mucho. Con su chaqueta de siempre, sus audífonos a medio poner, y una libreta diferente. Más delgada. Con el borde color vino. No me miró al entrar. Pero cuando pasó a mi lado... dejó caer algo sobre mi escritorio. Ni una palabra. Solo eso.

Una hoja doblada. Como siempre.

Esperé a estar sola para abrirla. No había frases esta vez. Solo tres cosas:

Un fragmento de una canción. En su letra.

Un pequeño dibujo de un piano partido a la mitad.

Y abajo, en letras más suaves, una frase:

"Te toca la siguiente estrofa."

Volví a casa con la hoja guardada entre las páginas de mi libro de historia. No almorcé bien. Ni hice tarea. Solo me senté en mi cuarto, con el cuaderno en blanco y la hoja de Gabriel como ancla.

Y después de dos tazas de té, tres intentos fallidos, y cinco suspiros de más... la escribí.

La escribí sin pensar mucho. Sin arreglarla. Sin juzgarla. Como quien responde una carta. Como quien acepta una invitación. Como quien ya no quiere cantar sola.

Como quien ya no quiere cantar sola



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En el texto hay: cantantes, inspiracion, sueño

Editado: 18.10.2025

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