Notas invisibles

Día 21 - Lo que podría pasar si digo que sí

Querido diario:

Hoy parecía un martes normal. Hasta que dejó de serlo.

Todo comenzó en la clase de música. El profesor Gaitán —camisa remangada, mirada de quien siempre sabe más de lo que dice— nos hablaba de la evolución rítmica en América Latina. Yo tomaba apuntes. Gabriel garabateaba nombres de acordes en los márgenes de su cuaderno.

Pero al final de la clase, como si soltara una nota grave en medio de una melodía dulce, soltó esto:

—Antes de que se vayan, quiero contarles algo. Nos llegó una invitación directa de una agencia musical. No es publicidad ni concurso mediático. Es real. Buscan jóvenes con ideas propias. Canciones con raíz. Con historia. Con voz.

Hubo un murmullo. Un "¿qué?" tímido atrás. Un silencio inquieto.

—Y quiero que ustedes, Sofía y Gabriel, se postulen.

Me giré a verlo. A él. Gabriel me miraba ya, como si hubiera esperado que el profesor dijera justo eso.

—¿Por qué nosotros? —pregunté, como si no sospechara la respuesta.

—Porque no solo cantan. Narran. Construyen. Se escuchan entre sí. Porque cuando ustedes hacen música... no hay pose. Hay algo que se siente verdadero.

Nos explicó las condiciones: una canción original, grabada, con letra escrita y una breve reflexión sobre qué significa. Plazo: viernes.

Tres días.

Toda la mañana me quemaba el corazón. Como si la emoción hiciera ruido con cada latido.

En el almuerzo, apenas probé bocado. En clase de inglés, las palabras me parecían vacías. Solo pensaba en lo que podríamos componer.

Y en lo difícil que sería elegir no hacerlo.

A las cinco, Gabriel me esperaba en la banca de la esquina, la misma donde empezó todo.

—¿Vamos a tu casa? —preguntó.

Asentí.

Mi cuarto se llenó de papeles, guitarras desafinadas, ideas cruzadas y tazas de chocolate con canela.

Pasamos una hora jugando con títulos raros: "Lo que no supe decirte", "Silencio afinado", "Puentes que no se ven"...

Hasta que sin querer, empezamos. Él probó un arpegio leve. Yo escribí una frase que salió de algún lugar muy adentro.

Y así nació la canción.

🎵 No necesito que me escuches si no vas a quedarte. Solo que mi voz rebote en vos... aunque sea una vez. 🎵

Trabajamos en silencio, a veces. Otras veces reíamos sin razón cuando algo rimaba sin querer. Y otras, nos mirábamos apenas... con la certeza de estar creando algo que no se nos iba a olvidar.

—¿Te das cuenta de lo que estamos escribiendo? —dijo Gabriel, con voz bajita.

—No —admití—. Pero sé cómo se siente.

Terminamos con tres estrofas, una melodía sencilla y un título que no necesitaba explicación: "Lo que me tiembla"

Cuando se fue, ya de noche, me senté sola en la cama con el cuaderno en las rodillas. Rodeada del desorden más bonito: papeles, acordes, ideas sueltas, y un eco en el pecho que no se iba.

Y escribí una línea más. No para la canción. Para mí:

+++++++++++++GRACIAS++++++++++++



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En el texto hay: cantantes, inspiracion, sueño

Editado: 18.10.2025

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