Notas invisibles

Día 23 - Lo que dijimos sin cantar

Querido diario:

La fecha límite es mañana. La canción ya está grabada. Pero lo que falta... no se graba. Se escribe.

El profesor Gaitán lo llamó "la reflexión personal".

Nos dijo que debía acompañar la canción como un suspiro acompaña a una confesión. Algo sincero. Íntimo. Que explique por qué esa canción existe. Por qué la hicimos. Y qué dice sobre nosotros.

Acordamos con Gabriel que la escribiríamos juntos. Pero no en la biblioteca. Ni en mi casa. Ni siquiera en la escuela.

Fuimos al parque. Ese que queda al final de la avenida, donde los sauces cuelgan las ramas como si también quisieran escribir sobre el viento.

Nos sentamos en la banca de piedra, frente al lago artificial. Él apoyó la guitarra al lado, sin sacarla del estuche. Yo saqué el cuaderno y un bolígrafo con tinta azul.

—¿Querés empezar vos o empiezo yo? —preguntó.

—Empecemos los dos —respondí—. Pero hablando. Después lo escribimos.

Y ahí comenzó.

—Yo creo —dijo Gabriel, mirando el agua— que la canción habla de miedo. Pero no del que asusta. Del otro. El que te avisa que algo es importante.

Asentí. Ese miedo que tiembla... pero no paraliza.

—Y también habla de nosotros —dije—. No como dúo. Como... eco.

Me miró sin moverse. Esperando.

—Porque cuando empezamos, no sabíamos si íbamos a encajar. Yo solo tenía letras desordenadas. Vos, acordes sueltos.

—Y sin querer —agregó él— las letras se ordenaron porque tenían a dónde ir. Y los acordes encontraron qué decir.

Silencio.

Una barca pasó a lo lejos. Un niño corría tras una pelota. Un viento suave despeinaba el pasto largo que crece sin permiso cerca del borde.

—¿Y para vos? —le pregunté—. ¿Qué significa haber hecho esta canción?

Se tomó su tiempo.

—Significa que puedo ser yo... sin tener que demostrar nada. Con vos, no tengo que tocar perfecto. Ni decir lo correcto. Solo sonar sincero.

Me quedé callada. No porque no supiera qué decir. Sino porque eso... era exactamente lo que yo también sentía.

Le pasé el cuaderno. Él escribió sin mirar lo que yo había anotado antes.

Después, me lo devolvió.

Esto fue lo que quedó:

Reflexión Personal – "Lo que me tiembla"

*"No hicimos esta canción para sonar bonitos. La hicimos para no callarnos lo que nos temblaba adentro.

Es una canción sobre las cosas que no se gritan, pero que también pesan. Sobre los silencios que no son falta de voz, sino cuidado. Es una canción escrita entre dos personas que aprendieron a afinarse en el otro.

Para mí —Sofía— significa encontrar un lugar donde mi voz no tenga que disfrazarse. Donde escribir no sea esconderme, sino abrirme.

Para mí —Gabriel— significa que la música no necesita escenario si tiene verdad. Que tocar con alguien no es solo hacer armonías: es compartir vulnerabilidad.

Esta canción no está perfecta. Pero está viva.

Y eso... ya dice bastante."*

Cuando terminamos de escribirla, se hizo de noche. Los postes se encendieron uno a uno, como pensamientos tardíos. Y el lago se volvió espejo.

Nos quedamos ahí, en silencio, como si la reflexión no hubiera terminado... solo hubiera cambiado de forma.

—¿Listos para entregarla? —preguntó Gabriel.

Lo miré. No a los ojos. A las manos. A ese cuaderno entre nosotros.

Y dije:

—Listos para dejarla ir.

Porque a veces una canción no es solo lo que se canta. Es todo lo que se vive al componerla. Y todo lo que nunca más se vuelve igual después de que existe.



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En el texto hay: cantantes, inspiracion, sueño

Editado: 16.09.2025

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