Notas invisibles

Día 39 - Coreografía en construcción (y almas en movimiento)

Querido diario:

Cuando pensás que algo no puede ponerse mejor... alguien aparece con una noticia que convierte tu canción en una película.

Porque sí. Hoy nos dijeron que va a haber videoclip. Con coreografía. Con nosotros bailando.

Y yo... no sé si tengo pies o dos tostadas atadas con dudas.

Todo empezó con un mensaje de Tania a las 9:04 a. m.:

> "Mis estrellas con swing, confirmen si pueden venir hoy a las 3:00 p. m. Hay anuncio visual, movimiento estratégico y una sorpresa con zapatillas."

Gabriel me escribió de inmediato:

> "¿Creés que es lo que creo? ¿O estoy bailando en mi cabeza antes de tiempo?"

Yo respondí:

> "Es lo que creés. Y ya estoy eligiendo qué pie va adelante cuando digan '¡y acción!'"

A las tres llegamos al estudio.

Tania estaba en el pasillo, de espaldas, hablando por teléfono:

—Sí, sí... ellos tienen ritmo emocional, pero todavía no saben dónde va la pierna izquierda. Vamos por partes.

Cuando nos vio, nos abrazó tan fuerte que me corrí el flequillo con el aire.

—¡Confirmado! ¡A Dos Voces tiene videoclip aprobado por los ejecutivos! —exclamó.

—¿Quéeeé? —dijimos los dos al mismo tiempo, como dúo bien ensayado.

—La canción está lista. El demo hizo sonreír hasta al contador. Queremos movimiento. Queremos historia. Queremos que el ritmo se vea.

Nos llevó a una sala que no conocíamos: Estudio C. Piso de madera clara, espejos en toda la pared, aros de luz apagados, parlantes enormes y una alfombra enrollada que parecía una serpiente durmiendo.

Allí estaban ellos: Clara y Valentín.

Los coreógrafos.

Clara: alta, trenza rubia estilo látigo de amazona pop, pantalón cargo y camiseta que decía "Ensayo = terapia con sudor".

Valentín: bajo, eléctrico, con buzo oversized color fucsia y sonrisa tipo "ya me enamoré de cien coreografías hoy".

Ambos saludaron como si nos conocieran desde el jardín de infancia.

—¿Sofía y Gabriel, ¿verdad? —Sí. —¿Primera vez bailando algo oficial? —Sí. —¿Nivel de coordinación en una escala del 1 al "estás bailando sin darte cuenta"? —Eh... ¿papas con swing?

Clara rió.

—Perfecto. Lo importante es que tengan actitud. Y rodillas dispuestas.

—Y confianza —agregó Valentín—. ¡Podemos construir magia con dos pies y un corazón que quiera saltar!

Después vinieron las risas.

—¿Y ya escucharon la canción? —preguntó Gabriel, curioso.

Clara se miró con Valentín. Sonrieron como quien está a punto de entrar a una fiesta sorpresa que ellos mismos planearon sin enterarse.

—No —dijeron al unísono.

—¿CÓMO? —gritamos nosotros, en estéreo.

—Queremos escucharla con ustedes. Desde cero. Que sea experiencia pura. No queremos ideas prefabricadas. Queremos dejar que el cuerpo reaccione de verdad.

Tania puso la canción. Volumen medio. Y todo cambió.

Clara cerró los ojos. Valentín comenzó a marcar el ritmo con los dedos en el muslo.

Y cuando llegó el estribillo... Valentín ya estaba girando sobre sí mismo como si hubiera nacido con BPM en las venas. Clara se deslizó al centro del salón e hizo tres pasos con tanta elegancia que pensé: yo en cambio, me tropiezo con el aire.

Cuando la canción terminó, había un silencio reverente.

Clara se giró:

—Esto... es un himno solar. No vamos a armar una coreografía. Vamos a construir una pequeña historia que se baile.

Valentín aplaudió:

—Hay algo en esa línea del estribillo... "si esto es solo conexión, que se quede con canción" ... que pide paso. Y ni siquiera uno simple.

—Vamos a usar pasos básicos, claro —explicó Clara—. Pero con cuerpo. Con verdad. Si no, se ve falso. No queremos TikTok, queremos temblores que se muevan.

Nos miraron:

—¿Están listos para ensayar?

—¿Ahora? —dijo Gabriel, pálido como si acabaran de anunciarle que tenía que correr una maratón con jeans ajustados.

—Claro —dijo Valentín—. Hoy solo jugamos. Mañana sudamos.

Y así empezamos.

Brazos torpes. Caderas tímidas. Sonrisas nerviosas.

Clara marcaba las posiciones con frases como:

—¡Pierna firme, pero con alma en goma de borrar! —¡No es salto! ¡Es confianza elevándose! —¡Eso! ¡Ahora sí me creí que estás bailando con alguien que te hace olvidar que tenés pies!

Yo me choqué con Gabriel en la tercera vuelta del estribillo. Él pisó su propio cordón. Ambos caímos sobre la alfombra que ya no dormía.

Nos reímos tanto que Valentín filmó un video y dijo:

—Esto va al documental de "cómo empezó todo lo que después pareció perfecto."

Tania nos aplaudió desde la puerta:

—Y pensar que hace unas semanas eran solo una canción con temblor... ahora están saltando sobre su propio ritmo.

Querido diario:

Hoy empezó la danza. Y no la de los pies. La del corazón que acepta moverse, aunque no sepa cómo caer con estilo.

Vamos a bailar.

Y si nos caemos...

que sea con ritmo.



#5848 en Novela romántica
#2355 en Otros
#187 en Aventura

En el texto hay: cantantes, inspiracion, sueño

Editado: 16.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.