Las canciones de Voces que no pedían permiso nacieron desde algo más profundo que una idea: desde ese espacio donde el corazón escribe antes que la cabeza lo entienda. Cada letra es mía. Cada verso me conoce. Y si hoy suenan, no es porque alguien les dio ritmo... es porque yo les di voz.
Usé Suno para convertir mi narrativa en sonido como si las emociones se animaran a cantar por fin. Pero el origen sigue siendo mío. Lo escribí con el cuerpo temblando, con la mente imaginando, y con una parte de mí que sabía que esto algún día iba a sonar más allá de esta pantalla.
Que se publiquen no significa que se vayan. Significa que alguien, en algún rincón, va a escucharlas como si les hablaran directamente. Y si eso pasa... entonces siguen siendo parte de mí.
Gracias por leer lo que compuse. Gracias por sentir lo que escribí para que no se quedara solo conmigo.
— Dayana 💜📓🎤 Que esto que soñamos también se grabe... y se comparta con quien lo necesita.
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