—Papá, quisiera hablar con mamá —una niña de 9 años le decía a su padre—. Mamá ha estado mucho tiempo en el trabajo.
—Kelly, ya hemos hablado de esto. Tu mamá no tiene mucho tiempo de estar en casa.
—Pero a mí me gustaría hablar con ella. —sus ojos se cristalizaron, extrañaba mucho a su mamá, ya tenía años que no la veía.
A su padre se le ocurrió una idea.
—Puedes dejarle notas a tu mamá y en la noche ella las contestará.
Al infante le brillaron los ojos al saber que por fin podía comunicarse con su mamá, a pesar de que sea en escrito. Corrió hacia su habitación para agarrar una de sus libretas y un lápiz para empezar a escribirle.