Querida, Venus.
Ya han pasado tres meses desde que te escribí la última nota.
Puede que te preguntes, el por qué.
Es porque me di cuenta de algo. Te gusta un chico, aunque tú me lo has negado. Tuve que fingir que me alegraba por ti, cuando me esté rompiendo por dentro.
Tranquila, no es tu culpa. Es la mía, por no decirte los sentimientos que tengo hacía ti.
Oswaldo.