Te dije todo. Desde el momento que te conocí, hasta ahora.
Y entonces aseguré: “Me he guardado estos sentimientos para un momento correcto. Pero en la vida no hay momentos correctos, jamás hay. Entonces tomo el riesgo hoy, y te digo que te quiero, Venus”.
Todo esto en mí ha ido creciendo como espuma, hasta el grado de sobrepasarme.
Te admiro por tu fortaleza, carisma, vitalidad y aunque estés en tu peor momento, sé que saldrás adelante porque eres maravillosa.
Comenzaste a llorar, pidiendo que parara, no lo hice, no me iba a detener cuando mi lengua, corazón y cerebro se conectaron para ser sinceros.
Cuando estaba a punto de irme, me detuviste y estampaste tus labios con los míos.
¿Acaso sientes lo mismo por mí?
Oswaldo.