Querida.
Hoy te derrumbaste, llegó el día. Ya no aguantas, no te gusta que las personas te vean con lastima, que te traten como si fueras de cristal, como sino sirvieras.
Te abracé, intentando impedir que todos tus pequeños fragmentos cayeran, te sostuve hasta que te quedaste dormida.
Quisiera hacer más por ti, pero no puedo. No hallo el cómo.
Ya han pasado meses desde que te conocí, y ahora estoy seguro de que te amo.
Te ama, Oswaldo