Tremendos resultaban ser los latidos de los tres corazones allí presentes, pues uno sabía que, por su capricho, le trajo problemas a su compañero, en cuanto al mencionado, no le agradaba lo que veía y apreciaba hace rato, mientras que el último, se aferraba a sus ideales y buena voluntad. Lo que no sabía aquel trío, es que la voz de Iris había penetrado profundamente en toda la capital, y que ahora sin excluir ni uno solo de sus habitantes, se encontraban al tanto de que algo pasaba. Momentos después de haber rescatado a la criatura, la confrontación entre ambos catalizadores pasó a ser algo en un segundo plano, pues ambos escucharon venir murmullos desde dentro del palacio, el cual empezó a recobrar nueva vida, dando por hecho de que estaba su población al tanto de lo que allí ocurría.
—¡Diablos, nos descubrieron! —mencionó Alik al darse cuenta de lo que pasaba, y es por eso que apretó sus puños con fuerza.
—¡Seguramente escucharon mi canto! —mencionó alarmada.
—¡Por eso te dije que no hicieras nada! —él chasqueó la lengua y tomó del hombro a Iris—. Déjalo aquí y movámonos a otro lado; estoy seguro de que ellos sabrán qué hacer con él.
—¡No! —insistió Iris con obstinación.
—En verdad eres una testaruda —renegó a ojos cerrados.
—Yo también estoy de acuerdo en no abandonarlo —de repente, cuando miraron escaleras arriba a la dirección de donde provenían aquellas palabras, se dieron cuenta de que Léa los había atrapado.
—¡Princesa! —mencionó sorprendido Alik.
—¡Léa! —gritó también Iris.
—No hay tiempo para explicaciones. Pero lo que han hecho nos tachará de criminales —les aseguró la muchacha, de ahí ella miró al dañado zorro, y con cierto descontento, lo subió a sus espaldas—. Debemos irnos de aquí lo más pronto posible, así que yo lo cargaré.
—¡No, espera, yo puedo hacerlo, tú estás lastimada! —le recordó Alik.
—Muy bien, entonces hazlo tú —se lo encargó entonces a su preciado catalizador.
—¿Hacia dónde vamos? —preguntó Iris, quien empezó a correr junto con el grupo a una dirección incierta.
—No lo sé, por ahora debemos alejarnos lo más pronto posible de la capital Legizamon. Si nos quedamos... seguramente con la inestabilidad que hay en éste, probablemente nos ejecuten junto a este pobre zorro —anunció su majestad.
—Yo sé... de un lugar —dijo Zaid cerca del oído de Alik.
—Parece que el muerto tiene algo que decir —anunció el de mechones dorados.
—¡No le digas así! —se quejó Iris.
—¡Shh, no es momento para pelear! ¡Cualquier información nos viene bien ahora mismo! —aclaró la princesa—. ¿Cuál es su nombre, Iris?
—Es Zaid —le informó.
—Zaid, dinos a dónde debemos dirigirnos por favor —se apresuró en decir aquello la rubia.
—Cerca de aquí... hay un pueblo, el cual es conocido como Taizan. Debemos desviarnos unos 30º al norte, allí no nos seguirán, pero...
—¿Pero?
—Esa zona está dominada por un reptiliano malicioso. Dicen que lleva ejerciendo injusticia por más de diez años allí.
—¿Qué hacemos? ¿Vamos ahí? —interrogó Alik a su ama, quien era la que tenía la última palabra.
—No nos queda de otra. Luego analizaremos la situación más a fondo cuando lleguemos, por ahora es necesario alejarnos lo más pronto posible de la capital de los zorros —teniendo una urgencia de tales características, la decisión precipitada tomada fue necesaria, más por el apuro de querer escapar de sus posibles captores. Ahora, el grupo de cuatro integrantes, tuvo que recorrer un bosque durante una tensa hora, hasta que, por fin, llegaron a las cercanías del pueblo. Sin embargo, ante la falta de confianza, los tres que aún podían trasladarse, se asomaron entre unos arbustos y miraron desde la lejanía la tierra que invadirían.
—¿Qué hacemos? —preguntó el más alto del grupo.
—Para ser sincera... —suspiró pesadamente la princesa—. No lo sé. No creo que nos reciban estando en pijamas, y cargando a un zorro que está mal herido; lo digo principalmente por el rumor que recorre todas las tierras vistas y por haber —ante semejante respuesta, todos se quedaron pensando en lo imposible, por lo que necesitaban una solución mágica a sus problemas.
—Yo sé cómo puedo ayudarlos —mencionó repentinamente Zaid quien, con una increíble fuerza de voluntad, se desprendió de la espalda de Alik, para luego, ponerse de pie.
—Espera, Zaid, no estás en condiciones —pero él puso una mano cerca del rostro de la morocha, logrando así interrumpirla.
—Usaré mis poderes. Pero mi hechizo solo durara un rato, así que, por favor, elijan sabiamente lo que van a llevarse —todos miraron con confusión al nuevo miembro, quien ahora empezó a relatar un hechizo pronunciando las palabras al inverso—. " Odraugser led sesoid" —y como si fuera un interesante truco de magia, enseguida emergió de la tierra una pequeña cabaña que abrió sus puertas para ellos, y a continuación, dentro de la susodicha se podían apreciar, miles de trajes colgados en perchas ordinarias, junto a una gran cantidad de comida y entre otras cosas que les sería de utilidad para el viaje.
—¡Impresionante, nos has salvado! —gritó llena de felicidad Léa, quien fue la primera en ingresar al lugar.
—No me lo puedo creer… —Alik también entró al sitio junto a la muchacha, pero Iris, se quedó afuera.
—Voy a curarte también Zaid —anunció Iris con toda la buena intención, quien posó su mano sobre el pecho del rubio muchacho.
—No —mencionó él, quien tomó la mano de ella y le sonrió con dulzura—. Entiendo tus intensiones, pero no es conveniente, más que nada por el motivo de que pasaría lo mismo de antes —su respuesta había sido convincente, pero la amabilidad del muchacho, hizo que Iris se quedara mirando angustiada a Zaid y él a ella por un leve instante, porque luego llegó Alik mal interpretándolo todo, y de muy mala ostia, los fue a interrumpir; ese chico había ido a buscar a su compañera para que viera también las maravillas que ocultaba tal lugar, pero todo ese ambiente, lo reventó.