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Capítulo 16: "♫La importancia de estar vivo♫"

Las garras del mal acechaban con disimulo, no obstante, no pasaban desapercibidas por encima de las cabezas de nuestros héroes encapuchados, quienes ahora habían sentido aquel temblor, y exaltados, no pudieron evitar soltar algunos comentarios.

—¿Qué está pasando? —exclamó Alik, quien tuvo que arrodillarse para no caer, aunque Zaid lo había sujetado para evitar ese infortunio.

—¿Por qué gritas? —la que aparentaba ser una niña, se despertó por el ajetreo sumado a la agitada situación.

—¡Señorita Léa, mi pelaje se ha erizado, y temo que este no es un simple temblor! —mencionó con gran seriedad el zorro.

—¡Eso ya lo sé! En estas tierras los terremotos no son algo normal —aseguró ella, pues estaba bien informada al respecto. Es así que, apenas Léa terminó de pronunciar aquello, el suelo empezó a zarandearse con más violencia hasta comenzar a desquebrajarse, lo cual provocó que la gente que aún vagabundeaba por los alrededores empezara ahora a asustarse con más razón, pues no querían ser tragados por ese feroz sismo, así que empezaron a huir hacia los lugares que más les parecía convincentes.

—¡Cuidado! —gritó Iris señalando una de las aberturas que se extendía peligrosamente hacia ellos, lo cual obligó al grupo a separarse en dos, es decir, Zaid quedó con Léa, e Iris permaneció con Alik.

—¡Diablos! —mencionó nervioso el guapo pelinegro, pues ahora no tenía cómo llegar al otro extremo para volver con la princesa, para colmo, de ambos lados aparecieron unos guardias que antes no habían visto, y empezaron a perseguirlos al llamarlos como "sospechosos"; la situación de por sí era bizarra, pero ese acontecimiento inesperado lo era aún más al saber que estos individuos ignoraban lo que pasaba a su alrededor.

—¡Ustedes, por aquí! —una voz femenina llamó a Léa y a Zaid, quienes voltearon a ver a la dirección de la susodicha. Así que, justo allí, en un callejón, una chica castaña les estaba haciendo señas con su mano. Por otro lado, antes de tomar cualquier decisión, Léa le informó a Iris como a Alik que debían separarse por ahora, y que confiaba en que él para cuidar de Iris, e hizo hincapié de que se encontrarían de nuevo en el mismo sitio cuando todo se calmara.

—¡Oigan, esperen! —las palabras del de mechones dorados habían quedado danzando en el aire, pues la princesa y aquel zorro decidieron abandonarlos, lo cual lo dejó muy perplejo.

—¡Alik, Alik, reacciona! —la más baja se mecía intensamente sobre su espalda mientras decía aquello, pero él no le estaba respondiendo, de ahí que ella tuvo que darle un coscorrón en la cabeza para que la soltase—. ¡Idiota, corramos! —cuando él la liberó producto de aquel golpe, lograron escaparse por los pelos cuando la enana lo tomó de la muñeca para arrastrarlo consigo, y por supuesto, desde el lado de Iris y Alik la cosa no pintaba muy bien, después de todo tuvieron que correr entre los edificios hasta llegar a internarse en un bosque cercano, el cual les serviría de refugió temporal, ya que los guardias no desistían de su persecución.

—¡Vienen detrás nuestro! —mencionó Alik tratando de mantener el ritmo junto a su compañera.

—¡Tenemos que perderlos! —le respondió agitada, pero entonces ella resbaló, lo que provocó que se detuvieran.

—¡Iris! —enseguida Alik sin pensarlo, la tomó entre sus brazos retomando así el trayecto—. Tus diminutas piernas no parecen servir en un lugar como este —le hizo saber con un tono de broma.

—¡No es momento para decir esas cosas, idiota! —le reprochó avergonzar y algo agitada por la corrida, pero más adelante, sin saberlo, y bien oculto entre unos arbustos, salieron unas cuantas hadas que asustaron al joven héroe, dando como resultado que pisara mal, para luego terminar deslizándose por una ladera bastante profunda.

—¡Qué diablos Alik Reverse! —gritaba asustada Iris, quien se aferraba fervientemente del cuello del muchacho ahora con ambos brazos mientras caían.

—¡Lo siento mucho! —se disculpaba el torpe personaje en lo que se trasladaban rápidamente por esa pendiente, y en el proceso, también sostenía con preocupación a la chica para que no sufriera ningún daño en el peligroso trayecto. Es así cómo durante la inesperada bajada, no calcularon que justo al final de ésta se viera una pequeña rampa formada por tierra, la cual los impulsó hacia arriba dándoles cierta altura, y por lo mismo, ambos soltaron unos estridentes gritos, hasta que finalmente aterrizaron de manera estrepitosa y nada grata. Sin embargo, para fortuna de Iris, al ser sujetada de tal manera por Alik, evitó cualquier tipo de lesión, aunque no podía decirse lo mismo de su compañero.

—¡Maldición! —se quejaba por lo bajo y a ojos cerrados el morocho, pues percibía claramente un dolor que no podía escatimar en uno de sus brazos, pero a pesar de eso, no soltaba a Iris, hasta que ella inmediatamente se levantó de sobre él por la forma en que se expresaba.

—¡Alik! ¿Qué te ocurre? —posó una de sus manos sobre el hombro ajeno, y agitó levemente al muchacho, quien abrió los ojos algo molesto, e inmediatamente la apartó de él mientras se sentaba.

—¡Déjame! —pero después de hacer ese desagradecido movimiento, se tomó del brazo, dejando así en evidencia lo herido que estaba, pues por debajo del hombro hasta llegar a su muñeca, se veía un raspón de consideración, el cual a simple vista denotaba ser muy doloroso, más que nada por la gran cantidad de sangre que estaba perdiendo ahora.

—¡Oh por Dios! —ella se llevó sus manos a su boca horrorizada y le dio poca importancia a la forma en la que él la trataba, pues creía que su herida era más importante que eso—. ¡Déjame ayudarte! —con toda la buena intención, Iris se acercó a Alik, no obstante, el otro volvió a rechazarla.

—¡Te dije que me dejes! —ante ese potente grito, Iris se encogió en su lugar; tal vez el muchacho solo estaba reaccionando así por el dolor, aun así… eso no lo justificaba.




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