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Capítulo 35: "♫No más de lo mismo♫"

Cap35: “♫No más de lo mismo♫”

Hay misterios que suelen dejarnos en un estado parecido a la desesperanza, y mayormente se transmuta en impotencia cuando no encontramos la forma para resolverlo cuando aún no nos ha golpeado. Este era el caso de nuestros héroes, quienes por ahora no tenían el problema desatado, pero sí a la vuelta de la esquina.

—¡Señorita Léa!, pero ¡qué está diciendo! ¡Iris se encuentra en peligro! —declaró Zaid levantándose con estrepito al voltear hacia ella.

—Corrección, aún no lo está —anunció la rubia, quien observaba al zorro con una extrema calma; una que ponía al rubio con los pelos de punta.

—No creí que llegaría este momento algún día, aun así, concuerdo con aquel animal, no podemos avanzar si esta enana corre un peligro que no conocemos —aseguró Alik, quien más tarde se cruzó de brazos con el ceño fruncido; al fin decía algo convincente este muchacho.

—Pero chicos, nya, ¿la princesa acaso no es la responsable de traer paz a nuestro mundo? Si el viaje se detiene, las tinieblas van a engullir los corazones de la gente y será el fin del planeta, sin contar que probablemente la Nota Vanguardista jamás sea encontrada, nya —explicó con preocupación Diamant. No es que no quisiera ayudar a Iris, pero estaba consciente de las consecuencias.

—Por fin alguien que habla sabiamente —expresó Léa—. Como dije, si no seguimos con nuestro viaje, no podremos detener la oscuridad que acarrea a este mundo.

—¡Pero señorita Léa! —gritó en primer lugar Zaid.

—¡Princesa! —exclamó después del otro Alik.

—Yo no tengo problemas al respecto —se sumó a la charla Iris, quien ahora se acomodaba sobre la cama y se sentaba en ésta.

—¿Qué dices enana? ¡No permitiré que te expongas de nuevo! ¡Me la paso rescatándote como si fueras una damisela en aprietos! —la regañó el catalizador con fulgor.

—¡Yo no te he pedido nunca que me ayudes en nada! —le respondió Iris con una mueca entre molestia y pesar, cosa que provocó que el de los mechones dorados se hiciera un poco para atrás intimidado por su respuesta, aunque también acompañado de ciertos sentimientos como la ira empapelada en un tono de sorpresa.

—¡Bien, pero si te pasa algo será tu culpa! ¡De ahora en adelante, no voy a rescatarte más! ¡No me preocuparé más por ti! ¡No haré nada más por ti! ¡OÍSTE! —sentenció Alik, lo cual atrapó desprevenidos a todos menos a Iris, ya que ella estaba acostumbrada a los malos tratos para con él.

—¡Bien! —la joven bajó su cabeza en lo que cerraba los ojos.

—¡Alik! ¡Iris! ¡Creo que esto es demasiado! —intervino Léa. Sin embargo, aunque la princesa se interpuso entre los dos, Alik se retiró de la choza dando a entender que la cosa se había tornado seria, en cuanto a la más baja, ella permaneció en silencio logrando una gran tensión.

—Iré detrás de él —les hizo saber el rubio al resto del grupo, y así, se retiró a nada más decir esto.

—¡Yo también lo haré nya! —notificó Diamant, aunque antes de lograr su cometido, un brazo se interpuso en su camino, el cual pertenecía a Léa—. ¿Por qué haces esto nya? —preguntó inconforme la de cabellos azules.

—Déjale esto a Zaid, él sabrá qué hacer —mencionó la rubia con toda su confianza puesta en las manos de aquel zorro.

—Al parecer… nunca vamos a llevarnos bien —murmuró Iris para sí misma luego de finalizada la escena entre Diamant y su ama, quienes no se enteraron nunca de ese desafortunado susurro. Por otro lado, Alik caminaba rápidamente con un semblante rabioso, y detrás de él a paso acelerado, venía Zaid con las vivas intensiones de convencerlo de regresar para disculparse.

—¡Alik! ¡Amo Alik! ¡Deténgase! —le ordenó el rubio quien, al alcanzarlo, lo sujetó del brazo, pero al mismo tiempo, su señor lo agitó zafándose del agarre.

—¡Déjame en paz! —le gritó desatando así su furia contra él.

—¡No! —lo desafió con inmediatez el otro—. ¡No voy a dejarlo en paz hasta que decida ir con la princesa y disculparse!

—¡Te dije que la dejaras de llamar así! —el guaperas, estaba tan enfurruñado, que se atrevió a agarrarlo de las solapas de la camisa a su allegado después de soltar aquella orden—. ¡Y no voy a disculparme con esa enana del demonio! —le gruñó en su cara.

—Así que es eso… —entrecerró los ojos el zorro sin hacer ningún otro movimiento. De repente, la melodía que los rodeaba cambió a una más dramática y envuelta en un tono ligeramente oscuro, desde aquí, Zaid tomó la mano que lo sujetaba, para apretarla hasta provocarle dolor a su amo, quien se vio obligado a retirarla no de la mejor manera, porque zarandeó al muchacho que estaba tratando de intimidar.

—¡Infeliz! —exclamó Alik adolorido, pero enseguida retrocedió en cuanto el otro le regresó el insulto.

—¡Infeliz eres tú! —lo señaló el caballeroso rubio, el cual no se había atrevido a insultar a nadie hasta ahora tan abiertamente—. Estás orgulloso de tu apariencia, pero Léa ni siquiera te mira, y para darle sabor a tu infortunio, tienes la osadía de tratar a los demás como si fueran basura; simplemente no tienes vergüenza —declaró el de los ojos azules. Las acusaciones de su subordinado, eran más que acertadas, y no solo eso, reflejaban una verdad dolorosa, es por eso, que el atractivo muchacho no pudo evitar apretar los dientes y quejarse por lo bajo.

—No es como si yo lo controlara… —observó hacia otra parte con cierta vergüenza de su propio comportamiento, comentario que no escuchó su contrario.

—¡Y escúchame bien! ¡Si tu no pretendes hacer más nada por Iris, entonces yo seré quien la proteja de ahora en adelante! —aseveró llevándose una mano al pecho; esta declaración le hizo abrir los ojos a Alik, e inmediatamente volvió a prestarle atención.

—¿Qué estás diciendo…? —expresó casi en un suspiro, es decir, no podía hacerlo de otra manera, ya que empezaba a sentir que le faltaba el aire, pues esa era la impresión que le generaba la situación.




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