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Capítulo 42: "♫Los dos primeros♫"

A veces las personas tienen ese papel inesperado; ese rol que nunca antes nos podríamos haber imaginado siquiera en un momento crucial de nuestras vidas, pero que aparecen en el instante indicado para echar luz a la fogata. En este caso, podemos decir que Alik Reverse estaba por cumplir esa clase de promesa con el destino que se encontraba muy ligado a Iris, pues sin dudas, descubriría exactamente que él sería su musa. Obviamente, este muchacho atolondrado, no captaría las señales de los Dioses, y su misión se vería envuelta por un mar de confusiones una vez más. Lo que nos lleva hacia Iris, porque las palabras del catalizador, le habían sacado el aliento; vaya inesperada sorpresa. ¿Ser él su peldaño? ¿En qué estaba pensando? ¿A qué se refería con aquello? ¡No había manera de saberlo, pero sí que se podía interpretar!, y por este motivo que: las mejillas de la más baja se encendieron como un semáforo en pleno alto, sus facciones a continuación se tensaron en lo que se mordisqueaba suavemente el labio inferior, y sus manos se apartaron de las de él inquietas para aferrarse luego a su vestido buscando así un escape optativo. Pero, aun con el estructurado sistema que utilizaba su cuerpo para darse un descanso, no había escapatoria, su persona se encontraba allí, presente e inmóvil, y lo único que la salvaría ahora, eran sus propias palabras.

—Esto… esto me recuerda a esa historia que mi madre me contó antes de que ella muriera —Alik no creyó que ella poseía más desgracias en su vida, pero al parecer, estaba equivocado. Al ver que su amiga cambiaba abruptamente de tema, pensó que lo ideal era escucharla, así que permaneció y la dejó ser—. Sé que no tiene mucho que ver, pero, deseo contarte esto —él aguardó y asintió al respecto—. Bien, esto entonces comienza así…

***

En un camino de tres colores, justo debajo o más bien cerca de una cascada de frías aguas, la realidad se pintaba en un tenue verde descolorado por el sol. El viento, que se transformó en el primer catalizador, se trasladó por sus corrientes hasta llegar a un cruce de reinados. Sin saber cuál camino elegir, éste se quedó estancado entre sus laderas, en las cuales se extendía una inmensa cantidad de barreras constituidas por lianas naturales. De este modo no pudo volver a moverse, o incluso gritar, así que la resignación se apoderó pronto de su persona, y se abandonó a un inevitable sueño que, en consecuencia, dejó transcurrir las épocas; los años también pasaron, así como las estaciones, hasta que un buen día, una persona; una dulce chica que hacía de intermediaría para ambos gobiernos, se fijó en el prisionero ventoso. Gracias a este encuentro, se amargó tan profundamente por él, que decidió acompañarlo en su letargo de a momentos, pero las visitas se convirtieron en días, y los monólogos, en charlas silenciosas. Indiscutiblemente ella misma se dio cuenta de su absurdo comportamiento, y observando de reojo al pobre viento, se marchó en busca de respuestas. Lo que quería encontrar esta muchacha era evidente; la liberación de aquel primer catalizador. No obstante, sin pistas o aliento, volvió a presentarse ante el desconocido que ahora bien consideraba como su amigo, y en un intento de tomar consuelo, dejó relucir a todo pulmón sus primeras notas que, al cabo de un rato, lentamente las primeras reacciones de las flores se desenvolvieron, dejando entre ver las especies diversas que constituían ese enredijo de plantas, se animaban con timidez a florecer por ella. Sin embargo, su mayor deseo, era que ese chico abriera los ojos, pero la única respuesta que recibía venía por parte de la enredadera, así que, algo compungida, decidió explorar más opciones. De este modo juntó valor para regresar a las tierras en la que había nacido, y entonces, les preguntó allí a los aldeanos qué podría hacer, los cuales le dieron de dato que el simple cariño no bastaba, pero se decía que, para liberar a alguien de esa prisión, debía sentir un amor tan majestuoso, que éste se convertiría en la llave para la dolorosa celda, pues esas lianas, se alimentaban de la tristeza. Dando por fin con la clave, entendido que su destino era a su lado, así que en cuanto llegó, su música brotó como el amanecer lo hace sobre la tierra: vasto como el planeta; luminoso y caliente como algunas de sus aguas y tan escarlata, como el amor que promulgaba, e inmediatamente, como si de un milagro se tratase, los ojos del viento se abrieron progresivamente, y observaron a la enamorada muchacha, la cual seguía entonando para terminar con su tarea, de ahí, las cadenas que envolvían a su amado, finalmente cedieron dejándolo sobre el suelo e inesperadamente, sin haberlo sospechado, la chica se había vuelto una catalizadora y en recompensa, el elemento le entregó su corazón, el cual tenía forma de nota; la llamada la “Nota Vanguardista”. Este objeto traería paz a las naciones, pero ambos deberían velar por él, es de aquí donde sale la leyenda de que cuando dos catalizadores cantan juntos, están destinados a enamorarse.

***

Terminado ya su relato, a Alik se le notaban las mejillas ardiendo, y también una confusión razonable en el rostro. Si bien, entendía que su corazón se exprimía por Iris, seguía en su tozudo accionar de ignorarlo, además, estaba el detalle confuso del porqué apareció aquella narración, así que a eso le estaba dando prioridad.

—¿Qué tiene que ver esa historia conmigo? —la interrogó.

—Bueno… —ella se rascó la mejilla y sonrió sonrojada mientras agachaba un poco la cabeza—. Creo que eres tan valiente como esa chica.

—¿Solo eso? —desconcertado, se le quedó mirando.

—Bueno, dije que no tenía mucho que ver —le aseguró, y luego le dio una pequeña palmada en el pecho—. Será mejor que volvamos, mañana tenemos que retomar el viaje y necesitamos estar bien descasados —sin esperar una respuesta por parte del otro catalizador, ella salió corriendo hacia donde creía que estaban sus compañeros, dejando así colgado a Alik.




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