A veces las desgracias nos persiguen como la misma mala suerte lo hace con ciertas personas, pero en esta ocasión, era el mal que seguía a nuestros héroes, es así que damos con un peligro que poseía un nombre, y deseaba detener el caminar de los muchachos, es por eso que ahora, en estos momentos, el barco se veía arremetido por una fuerza desconocida que esparció el pánico en cuestión de segundos.
—¡Qué está pasando nya! —gritó asustada la Gata Persia. Diamant no pudo evitar aferrarse más al capitán, y éste por instinto la atrajo hacia él al entender que el barco se inclinaba forzosamente, por lo que, sujetándola con firmeza de su cintura, se aferró con su otra mano al manubrio hecho de algodón que intentaba enderezar al mismo tiempo junto al navío.
—¡Wa! ¡Agárrense a algo chicos! —ordenó Léa mientras que algunos de los tripulantes (desgraciadamente) empezaban a caer por la borda. Por otro lado, un enorme pilar había corrompido el casco del barco, dejando expuesto lo que había detrás de las nubes, lo cual era, una superficie de madera bien pulida, produciendo también que detuviera su avance, pues el mismo objeto se encontraba constituido por roca maciza, lo cual lo hacía tan pesado que terminaba cumpliendo la función de un ancla.
—¡Algo nos ha atravesado! —gritó uno de los piratas.
—¡Hay que reparar el orificio, rápido! —Melva les ordenó a sus hombres sin sospechar que semejante pedrusco los incordiaba, mientras tanto, Alik y Zaid sostenían a la más pequeña del grupo, en cuanto a Léa, ésta se aferró al borde como lo hacían sus amigos, mientras tanto, el caos se expandía como la niebla sobre el barco enrevesándose con los gruñidos de unas feroces criaturas que empezaron a hacerse vigentes, incluyendo también el estrepitoso sonido de unas pisadas no humanas que iban trepando algo.
—¿Qué es eso? —preguntó alarmado Alik. Antes de que alguien pudiera responder a tal incógnita, el barco empezó a enderezarse con los esfuerzos desmesurados de Melba, aunque a un alto costo, pues, en consecuencia, el agujero se agrandó por el movimiento, y no solo eso, sino que también, unas criaturas parecidas a lobos semi-humanos empezaron a invadir la proa subiendo por el pilar que traspasaba la nave, y fueron ahí cuando los gritos de terror de todos sus tripulantes se esparcieron.
—¡Licántropos! ¡Corran! —gritó uno de los marineros, el cual fue arremetido enseguida por uno de estos seres dejándolo mal herido.
—¡Sabía que era mala idea traerlos! —después de decir esto el capitán, se vio obligado a soltar a Diamant para así sacar su espada de su cadera, pues uno de esos seres se le fue encima, aunque afortunadamente, su reacción se liberó de manera tan rápida, que logró parar el ataque de ese monstruo. No obstante, los problemas no hacían más que sumarse, ya que la Gata Persia se golpeó la cabeza al ser apartada hacia atrás abruptamente, en consecuencia, dos cosas pasaron: ella quedó inconsciente, y Léa se vio obligada a actuar.
—¡Es hora de luchar chicos! —anunció la princesa, entonces Zaid estiró su mano libre, poniendo así en función un hechizo.
—Osrever ed samrofatalp —unas plataformas de un color azul empezaron a aparecer justo delante de ellos (tres para ser preciosos) y luego de dado por hecho el trabajo, los dos catalizadores más Zaid se subieron a las dichosas plataformas, mientras que su majestad, decidió por algún motivo permanecer en el barco.
—¡Tenemos que volver por la princesa Léa, Zaid! —mencionó Reverse preocupado, no obstante, el zorro se negó con la cabeza mientras se alejaban.
—Nuestro trabajo es otro —aseguró su subordinado seriamente, por otro lado, Iris había comprendido lo que había querido decir el rubio.
—Entonces hay que prepararnos chicos —a Alik le costó un poco atrapar la idea, pero al fin cayó en la cuenta, e inmediatamente, se levantaron para concentrarse en su proceder. Y como de costumbre, una mágica melodía empezó a distraer a los monstruos allí presentes atrayendo su atención hacia una dama en específico, es decir, la muchacha rubia con estirpe noble, quien lanzó su dije comenzando a hacer su respectiva invocación.
—¡Yo, la princesa Léa Milenios, la principal heredera del reino de Shion, convocó tu poder! ¡Gran báculo de Sir Syrkei! —la magnificencia del arma de la princesa, no podía ser negada, pues, la luminosa apariencia del objeto, cegó a los allí presentes, dando una vez más lugar a ese objeto mágico, el cual se acomodó tiernamente entre las manos de su dueña—. ¡Maleantes! ¡Terribles adoradores del mal! —ella entre cerró los ojos e hizo una pose con su báculo—. ¡Hoy conocerán la puridad! —la valentía de la rubia era evidente, pero también la de quienes la acompañaban, pues ya habían logrado conseguir la suficiente concentración como para armar el escenario perfecto, así que de inmediato los cabellos de los catalizadores (menos el de Zaid) cambiaron a un vehemente cándido, y seguido de ello, sus ojos empezaron a liberar esporas de estrellas. Por consiguiente, los tres cuerpos de aquellos que se encargaban de entregar una poderosa protección a su alteza, se agitaron en una sonata que empezó con el eco de un cuenco ahogado, e intensamente, un escenario rítmico se desplegó con miles de edificios, plantando igualmente el desconcierto a sus enemigos. Es así que, aprovechando el momento, y recibiendo el poderoso apoyo de sus catalizadores, Léa Milenios arremetió contra los afectados por el cantico eventual de sus amigos, donde fueron los muchachos quien abrieron con el coro.
♫ “¡Oh sí!
¡Nena acéptame!
¡Estaremos juntos bombón!
Oh mira el cielo, baby, donde siempre nos encontramos y no nos cansamos de luchar,
Los tigres del león invadiendo el ambiente crean el momento en tu mente,