Si había una corriente que seguir, pues esa era la del viento, ya que éste en sus ritmos electrónicos, guiaba con esmero a nuestros héroes, por lo tanto, la carrera de Reverse, que no se vio afectada por el agua que caía, ni detenida por aquellos latigazos, siguió con su determinante rumbo.
—¡A un lado desgraciados! —con gran valentía, Alik entró al bosque esquivando de una forma vivaz los ataques de las serpientes que intentaban obstaculizarlo, y en el transcurso, se manchó de barro, aunque eso era el menor de sus problemas, ya que éste era enjuagado por la misma lluvia. Por otra parte, detrás del impetuoso muchacho, venían Diamant y Léa con el mismo objetivo que él, por lo que la fauna tampoco deseaba cederles el paso fácilmente, así que usaron como protección, un escudo que la princesa proporcionó con su báculo.
—¡Cómo es que puede avanzar tan rápido con esta lluvia, nya! —se quejó la Gata Persia mientras creaba sonidos de chapoteo con sus botas al correr—. ¡Me es incluso difícil respirar con tanta agua que cae nya!
—¡Es porque él no ha dejado de pensar ni un segundo en Iris! —Léa se pausó un momento mientras se escuchaba su agitada respiración; nuestra amada como futura reina, se quedó reflexionando ciertas cosas que tenían que ver con el zorro, pero sus ideas fueron interrumpidas, cuando vio que el cuerpo de su catalizador empezaba a soltar una especie de luz—. ¿Qué es eso? —preguntó asombrada.
—¡Alik es como un foco ahora, nya! —indicó Diamant igualmente impactada; el sobrenatural acto les iluminaba el sombrío camino a las chicas, despejando así las sombras de la tormenta, y a su vez, volviéndolo inmune a los golpes de las lianas, las cuales rebotaban sin hacerle daño. No obstante, otro acontecimiento salido de lo natural, llamó la atención de las muchachas como también de Reverse, pues vieron que, sobre las ramas de los árboles, agiles sombras se internaban con ellos hacia una dirección concreta.
—¡Qué es eso nya! —exclamó la gata gauchesca.
—¿Son los vampiros? —dijo confundida la princesa en primer lugar. De repente, comprendió a dónde se dirigían aquellos seres, y preocupada por las razones de su repentina aparición, Léa gritó—. ¡Van con Iris! —esa simple afirmación, hizo que el guapo catalizador aumentara su paso, dejando muy pronto a sus demás compañeras atrás. En cuanto a Zaid, él se encontraba apenas consciente, luchando con todas sus fuerzas por ponerse una vez más de pie; había hecho ya cuatro intentos seguidos por llegar a la entonación adecuada para así liberar a su amada, sin embargo, sus esfuerzos resultaban siempre en lo mismo: las lianas volvían a atrapar a la joven, dejando así todos los intentos del rubio en la nada.
—Su estado está empeorando —informó una de las elfas a sus allegados.
—Lo sé —asintió uno de los muchachos, quien luego se dirigió al zorro—. Señor Zaid, será mejor que se detenga. La lluvia hace especialmente difícil que logre lo que se propone, sin mencionar que está usando mucha energía, y de seguir así, puede que le cueste la vida —le advirtió claramente preocupado; si había algo en lo que se diferenciaran los elfos de luz de los oscuros, era que a pesar de que vivían en la misma zona, ellos se veían poco afectados por el cambio negativo debido a la falta de la Nota Vanguardista, así que digamos que los elfos de luz eran los que por lo general, se encargaban de mantener la seguridad en la zona, protegiendo así a los viajeros de la raza contraria, así que damos por hecho que ellos se llevaron a los sujetos que nuestros protagonistas habían capturado. A todo esto, ante la insistencia de aquellos seres, Zaid se mantuvo en silencio un momento, para luego cerrar los ojos en señal de estar considerando la idea que le proponían. Si bien, su estado físico para él no era importante, la realidad es que, si le pasaba algo, no podría ayudar a Iris, así que tomó la sabía decisión de desistir por ahora.
—Está bien —dijo incorporándose lentamente, cosa que alegró a los élficos, no obstante, la alegría les duró poco, ya que un intenso rugido se escuchó detrás de la flora que sujetaba a Iris, e hizo que el pánico se esparciera en el resto de los presentes.
—¡Lobos! ¡Son lobos! —gritó uno de los elfos, es entonces que, desde la vegetación, la que apenas y se podía distinguir por la densa lluvia, empezaron a surgir feroces bestias de pelaje oscuro, quienes enseguida no dudaron a la hora de atacarlos.
—¡Huyan! —cuando los elfos junto con Zaid iban a emprender la retirada, otras sombras aparecieron en la dirección que tomaban: eran los vampiros; estos seres enemigos de la luz solar, se echaron sobre los adoradores de la luna, desatando así una feroz batalla, desde aquí: los gritos, la sangre, y muchos otros elementos, se esparcían por sus alrededores, haciendo desear a los que estaban ahí no estarlo.
—¡Esto es una carnicería! —en medio de la confrontación, el rubio logró poner un escudo con la poca cantidad de fuerza que le queda para así proteger a sus compañeros, en consecuencia, a la vista del delicado estado del zorro, los que estaban con él decidieron empezar a usar su propia magia de curación, lo que le permitía al lacayo del catalizador, mantener en alza su protección, y en cuestión de poco tiempo de haberse desatado la pelea, Alik fue el primero en llegar e impresionarse por la extraña situación, aunque debemos de tener en cuenta que eso era lo de menos para él, además, su cuerpo aún seguía despidiendo aquella llamativa aura.
—¡Amo Alik! —lo llamó el zorro apenas notó su presencia. Sin embargo, le atrajo el hecho de ver su persona en ese estado—. Su cuerpo… ¿qué le está pasando? —el resto que estaba acompañándolo, también lo observaba con la misma expresión.
—Hola, te ves de la mierda —expresó él echándole apenas una ojeada a su amigo, pero enseguida volvió a fijarse en Iris, quien seguía ajena a todo—. Sí, lo sé, pero más tarde hablaremos de eso, ahora mismo tengo algo que hacer —el destacable muchacho, sin importarle el caos que regía ahora a su alrededor, chocó su puño con su palma, y al instante siguiente, le gritó a Iris.