La intensa noche había pasado, y la mañana comenzaba a iluminar ambos reinos contrapuestos, pero que sin quererlo, ya estaban unidos por una alianza. Ahora el día se prestaba para que el viaje se continuara, y en consecuencia, tomar nuevas decisiones, que les facilitaría o no la continuidad del recorrido. Su estadía sería breve en Kimail, especialmente por la agitación antes planteada, por eso decidieron que ese nuevo amanecer, después del desayuno con el rey de esas tierras, volverían a las andadas.
—Ayer fue una noche muy inquieta, princesa Léa —le hizo saber Seiran, quien se encontraba estrenando comidas junto a sus invitados: la antes mencionada, Alik Reverse, Diamant Stelar, e Iris Lux—. Estoy al pendiente de que su retirada será inminente, aun así, no puedo evitar sentir que me hubiera gustado que pasaran más tiempo en mi hogar.
—De verdad se lo agradecemos mucho, rey de Kimail —expresó la dueña de aquellos cabellos semejantes al sol.
—No te preocupes, y llámame Seiran por favor —le pidió, a lo que su alteza accedió.
—Seiran, nosotros debemos partir lo más pronto posible para salvar a nuestro compañero, y así también, conseguir varios objetivos más, los cuales tienen que ver con la Nota Vanguardista. Aún no sabemos nada de su paradero, y me temo que con la ausencia de Zaid, ya no tendremos pista alguna —aseveró su alteza con preocupación.
—Eso es realmente un problema. Sin embargo, el destino es noble con aquellos que son insistentes, y como lo prometí, ahora mismo voy a darles la información que tanto les apetece —aseguró el vampiro.
—Por un momento casi lo olvido con todo ese lio —murmuró Alik, quien luego recibió un codazo en las costillas por parte de su novia debido a su falta de respeto, ya que se expresó con soñolencia.
—¡Alik! —se quejó la morocha, obteniendo a su vez, la vista de cómo el pelinegro con mechones dorados, se acariciaba la zona afectada mientras le decía lo siguiente.
—¡Maldita enana! —gimió en forma de reproche, lo que hizo que la pequeña frunciera el ceño.
Mientras las miradas de ambos catalizadores chocaban, y una gata Persia suspiraba, Seiran procedió con su monologo.
—El rey hada, Meos, hace no mucho, mandó un mensaje urgente a mi reinado. Dejó dicho, que tiene la necesidad urgente de hablar con ustedes; no me dio más detalles del por qué, pero sí mencionó, que lo que buscan, está más cerca de lo que imaginaban —aclaró el del pelo azafranado.
—¿Se referiría a la Nota Vanguardista? —preguntó interesada Iris.
—Si ese es el caso, entonces nuestro viaje está a punto de terminar —declaró Alik.
—¡Que desgracia nya! ¡Yo quería seguir viajando nya! —se lamentó la gata gauchesca echándose de forma desubicada sobre la mesa.
—Chicos, tengo la impresión de que ese no es el caso —les mencionó Léa.
—Puede ser eso, como otra razón —les informó Seiran—. De cualquier forma, creo que es una buena manera de retomar su aventura, especialmente con la ausencia de ese zorro que los guiaba —afirmó el vampiro—. Además, estamos cerca del pueblo Acutis, el cual está habitado en conjunto por los unicornios y sirenas, así que también tienen la posibilidad de encontrar ahí, a otro de los reinos de las hadas.
—Él tiene razón Léa. Si vamos ahí, podremos reunirnos lo más pronto posible con Meos —mencionó Iris.
—Sí, es verdad. Bien, entonces nos dirigiremos al pueblo de Acutis —Léa finalmente se puso de pie, y sus compañeros hicieron lo mismo.
—Antes de que se vayan, tomen esto, pues lo necesitaran para evitarse cualquier tipo de contra tiempo —Seiran sonó sus dedos, y unos guardias trajeron para ellos ropas nuevas y una mochila llena de provisiones con algo de dinero—. También viene de parte del nuevo rey de Sundae; asegúrense de agradecerle la próxima vez que lo vean —sonrió amablemente Seiran.
—¡Wow! ¡Era justo lo que necesitábamos! ¡Muchas gracias! —aseguró Léa revisando parte de las vestimentas, las cuales tenían que ver las costumbres de la aldea a la que se dirigían.
—¿En verdad tendremos que usar esta ridiculez? —preguntó Alik, quien sacó de la bolsa una bincha con un cuerno puesto.
—No te quejes Alik, ya que con todas las que hemos pasado, no tenemos más opciones —le mencionó Iris.
—Esto es culpa del maldito hermano de aquel zorro —gruñó el pelinegro, y se puso la dichosa, la cual no podía distinguirse si era falsa o verdadera.
Finalmente habían logrado escapar con vida después de cruzarse con estos no tan simpáticos seres, y ahora, luego de haberse nutrido con el elixir de la valentía, era momento de seguir con su aventura con una nueva identidad. Mientras nuestros héroes se deslizaban fuera de los terrenos de Kimail, alguien más estaba despertando dentro de una habitación antigua, la cual no poseía mueble alguno, y que cuyo olor a humedad, taladraba las fosas nasales del muchacho.
Reincorporándose lentamente, sentía que había despertado de un sueño aterrador, el cual le había dejado el cuerpo muy tenso, y de alguna forma débil.