Nova Star

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Sentí como si el aire fuera succionado en cada sacudida suya, todo mi alrededor congelándose en ese segundo que abrió sus ojos por primera vez en meses, algo que habría gritado de pura emoción al ver. Fue el blanco en ellos el que me hizo dar un paso hacia atrás, una sensación que no había sentido desde tiempo atrás arrastrándose por mi pecho hasta instalarse en mi garganta y no dejarme respirar. La misma que me desgarró en su momento cuando una bala cruzó el pecho de mi mejor amiga.

Verla a Claire convulsionar era como ver el reflejo de la bala llegando a Jamie. Y volvía a ser por mi presencia.

No sé cuantos segundos me quedé rígida, en mi ahogo sólo logrando parpadear con lentitud, buscando oxígeno, buscando pensamientos, buscando una reacción en mí. Mi cerebro se estaba terminando de acomodar por sí solo, no podía asimilar lo que estaba sucediendo, y sólo pude llevarme una mano al pecho al ver el gemelo girándola a Claire hacia su costado, abriéndole la boca para que no se ahogara con su lengua.

Se giró para gritarme algo, no pude descifrar que fue ni si iba dirigido a mí o no. Asher también me había gritado en su momento, me odió al instante, y cuando sentí un dolor en mi hombro pensé que tenía a Tom sacudiéndome. A su favor, me hizo reaccionar, atrapando mi hombro en un dolor seco y que me hizo jadear.

Me había lanzado una ráfaga de hielo a mi hombro, logrando que me centrara en él. No, no me miró como Asher, compartían la desesperación, pero no estaba furioso, no estaba dolido. No aún.

—¡Despierta a Olivia, Taylin! —gritó—. ¡Ahora!

Me caí al piso al correr, escapando del chillido de la camilla con Claire temblándose sin control sobre ella. Me tuve que levantar de un impulso del piso y atropellarme con la puerta y el marco de esta al salir. Mi hombro latía en dolor, el frio habiendo tocado gran parte de mi piel descubierta, pero seguí igual. En lo que Anna se levantaba del piso, dónde estaba sentada, preguntado que había pasado, yo sólo pude tirarme contra la puerta del cuarto donde estaba Olivia y empezar a sacudirla sin pensarlo.

Se sentó en la camilla confundida, mirando sus alrededores, y tuve que tomarla de los hombros para que se centrara en mí.

—Es...Es Claire... —jadeé, el aire todavía escaso y hasta debilitándome en todo. No había notado que estaba temblando hasta que Olivia se paró de la camilla, y en lo que la quise ayudar para que se apurara, me desequilibré yo. Me logró atrapar de suerte—. Ayúdala...por favor.

Mi voz se quebró, la desesperación en mi pecho carcomiendo todo mi interior. Mis expresiones debieron delatar la culpa que me estaba literalmente ahogando. Olivia soltó un suspiro exasperado.

—Oh, Taylin... —soltó, dándome la espalda y dejándome sola en la habitación al correr hacia la de Claire—. ¿Qué has hecho?

Sus palabras me acuchillaron aún más, mi boca abriéndose en bocanadas para tratar de respirar, de que mis pulmones se dejen de comprimir de la forma que lo estaban haciendo. Incluso desde la otra habitación, seguía escuchando la camilla, los temblores de mi amiga, la discusión que se estaba formando entre Olivia y Tom. Los guardias en dónde yo estaba se habían despertado con toda la conmoción, mirándome atentos al oír el nuevo escándalo y levantándose de un salto para volver a dónde les habían ordenado estar.

Inconscientemente los seguí, inclinándome contra las paredes para mantener mi peso y llegar a la situación que había armado yo. Desde el marco de la puerta, Anna y Tom estaban tratando de sostener el cuerpo de Claire en lo que Olivia pasaba sus manos encima, la luz blanca tratando de contener el desequilibrio que yo había hecho. Mis rodillas casi ceden ante mi peso, arrastrándome contra el marco de la puerta y por poco llegando al piso.

Yo había hecho eso.

Un tipo de chillido surgió de mi garganta, atragantándome con un sollozo que me partió la tráquea a la mitad prácticamente. Más pasos se escucharon desde el pasillo, cruzando por sobre mi cabeza al saltarme y acercarse a la camilla. Reconocí más sanadores tratando de ayudar, de remediar lo causado, y en lo que trataba de moverme del medio, no encontré las fuerzas necesarias para esquivar los pies que rozaban mi cabeza al saltar sobre mí. Los merecía. Los merecía tanto.

La había herido a Claire. La había dañado y vaya a saber qué tan grave podría haber sido. Grité desconsolada contra mis manos, escondiendo el sonido, escondiendo el dolor que pinchaba en cada latido.

Unos brazos me tomaron por la espalda y me alejaron de la puerta, lanzándome con mucha fuerza contra el piso. Por inercia miré hacia la persona, Enzo lanzándome una mirada furiosa, desquiciada, desde dónde estaba. Me terminé levantando del piso para alejarme, para por una vez, obedecer y hacerme a un lado. Ya había hecho suficiente.

Llegué a la puerta de la otra habitación cuando otra persona fue sacada del cuarto. Era Tom, que estaba peleando con Enzo para poder entrar de vuelta, sus brazos prácticamente de hielo, algo que nunca había visto, y sus ojos brillando de tal azul que me congeló hasta a mí. Quise acercarme a defenderlo, que lo dejara pasar, Tom no había hecho nada más que apoyarme, la que tenía las manos sucias era yo, pero no tuve la fuerza para meterme. Algo dentro de la habitación lo distrajo a los dos, y en lo que Tom miraba por sobre la cabeza del tipo frente a él, Enzo aprovechó para cerrar la puerta.

El gemelo se apoyó contra ella, sus gestos frunciéndose en espanto, en la misma desesperación que estaba sintiendo. Nos quedamos en silencio mientras que dentro de la habitación se escuchaban voces, pasos, corridas y hasta jadeos. Mi cuerpo empezó ceder ante la debilidad de mis piernas una vez más, apoyándome contra la puerta de la habitación y mi cabeza colgando en pura decepción, en dolor y vergüenza. Mi hombro herido dolió aún más al sollozar con fuerza.



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En el texto hay: poderes, revolucion, evolución

Editado: 10.07.2023

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