Su cuerpo a mi lado es un recordatorio de lo que había sucedido entre nosotros, de lo que acababa de pasar entre nosotros. Seducida por un hombre que no tengo idea, ni siquiera de porque rayos a decidido comprar una esposa si es tan bueno en el sexo, es millonario, tiene un avión privado y una mansión.
¿Qué puede estar mal con el como para no enamorarse de una mujer y casarse de forma convencional?
¿Peor aún, qué diablos está mal conmigo que caigo tan fácil en las redes de un hombre tan solo porque me ha hecho llegar a la cima de un orgasmo arrebatador?
Mi esposo comienza a levantarse de la cama. Y me mira desde arriba.
Es imponente.
Es enorme.
Yo no soy una mujer de pequeña estatura, soy bastante alta, la verdad. Sin embargo, aquí recostada en la cama, mientras él está de pie, me siento pequeña frente a él.
Cohibida, a pesar de haberle entregado mi cuerpo, me arropó con las sábanas cubriéndonos por lo menos la mayor parte de él.
—Creo que es un poco tarde para que te cubras de mi. —Dice.
—No me siento tan cómoda aun…—Quise decir frente a él, pero me muerdo el labio inferior y me aguanto.
No hay que ser un Albert Einstein para entenderlo.
—¿aun? —él sonríe en la oscuridad y suelta un bufido.
Me imagino la cantidad de mujeres hermosas y bien proporcionadas común las cuales seguramente ha estado. De esas que no tienen nada que temer. Ninguna libra de mas, ningún rollito mal puesto. Esas con pechos de silicona paraditos y redondos.
Mi pelo está desecho, cae desparramado por mi espalda y pecho.
Un rubio cenizo molesto que he deseado oscurecer muchas veces.
Veo como Pietro comienza a caminar directo a la puerta entre abierta y me quedo pasmada.
—¿Qué haces? —inquiero sin poder dar crédito.
—Estoy saliendo de tu habitación, Valeria. —dice el
Sin embargo, se detiene y le da al interruptor y me mira de pies a cabeza.
—Eres atractiva.
—¿Eso que demonios quiere decir? —no puedo creer que fui tan tonta de entregarme así nomás a un hombre que conozco desde hace menos de 15 horas.
¿se está volviendo esto una costumbre? ¿puedo responsabilizar al vino que tome antes?
No tengo respuesta para ninguna de las preguntas.
—Lo que ha sucedido entre nosotros esta noche —comenzó a decir mientras me miraba a los ojos— es parte de lo que ambos debemos cumplir. No se trata de amor, ni de deseo. Se trata de asegurar que este matrimonio sea productivo.
Sentí una incomodidad creciente. Todo estaba sucediendo tan rápido. Pietro no parecía notar mi nerviosismo, o tal vez no le importaba. ¿Qué había pasado con el hombre que pensaba que conocería?
¿en qué momento se volvió esto tan terrible?
¿Dónde quedó el placer? ¿el gusto con el que estaba tocándome por cada parte de mi cuerpo?
¡acababa de hacerme el amor maldita sea!
—¿Qué?
—No te sientas comprometida a nada más conmigo que a cumplir con tu deber. Yo hare lo mismo. Tal como te dije tendrás dinero disponible para tus gustos y lo que decidas cambiar en la mansión. Eres libre de hacerlo.
—¿Hablas de dinero después de esto? ¿Me crees una puta?—me levanto y camino hacia el, sacando fuerzas de donde no tengo y no puedo dejar de mirarlo a los ojos.
No bajare la mirada.
—jamás. No eres una puta. Investigo cada terreno en el que invierto.
—Eso es lo quien soy en todo momento para ti. Una jodida transacción. ¡acabas de follarme!
—Es tu deber y el mío. Parte del acuerdo.
—¿Cuál puto acuerdo? — estallo.
Mis manos tiemblan al igual que mi voz. El me mira y veo como su mandíbula se tensa.
—¿Qué acaba de pasar entre nosotros? ¿ ¿Cómo puedes ser tan tosco después de lo que acaba de pasar?
—El deseo no tiene nada que ver con lo que ha sucedido— dice como si nada importante hubiera pasado entre nosotros. Me quedo muda, mirándole azorada. Sus palabras parecen puñaladas de hielo macizo. —No tienes que hablar más, Valeria. Todo ha sido acordado por una razón. No entiendo por qué ahora te muestras tan sorprendida. Te lo dije desde que estábamos en la oficialía, esto es un acuerdo. Tú acordaste de estar casada conmigo y cumplir con cada uno de los parámetros, al igual, como yo prometí cumplir con los que me han exigido tanto tú como tus padres. —continuó, interrumpiendo mis pensamientos—. No te voy a preguntar cómo te sientes, ni lo que esperas. Lo que importa es que debes cumplir con lo acordado.
¿Cumplir? Me sentía como si una ola de indiferencia me estuviera envolviendo. Ya no importaba lo que yo quería o pensaba. Este matrimonio no se basaba en el amor, y el acuerdo estaba más allá de mi comprensión.
Pietro avanzó hacia la puerta, mirándome una vez más.
—Tu responsabilidad comienza ahora, Valeria —dijo de manera directa, como si fuera lo más normal del mundo.
#483 en Novela contemporánea
#1630 en Novela romántica
matrimonio falso, romance drama odio, matrimonio forzado celos amor
Editado: 27.01.2025