Novia desafortunada

En las garras de su familia

Rafaela

 

Llegué a mi puesto y sin siquiera pude sentarme, me escondí debajo del escritorio ante la mirada curiosa de Sofia. Le hice un gesto para que guardara silencio y me contempló divertida, arrugué el ceño, la situación no me parece divertida. He tenido que escuchar cuchicheos, personas que nunca antes me habían dirigido la palabra y ahora me buscan para hablar, miradas en todos lados. No soy estoy preparada para aguantar esa presión y esas miradas curiosas y de envidias que me acribillan por todos lados.

 

—No seas tonta, sal y muéstrate orgullosa, eres la ¡Novia del gerente! —chilló con exagerada emoción, pero de repente ante mi sorpresa se colocó seria, demasiado seria.

 

Se enderezó sin que pudiera entenderla y alcé mi cabeza esperando una explicación.

 

—Estoy de acuerdo con eso —escuché una voz femenina conocida.

 

No pude evitar tragar saliva antes de asomarme, quisiera evitarla, pero fingir no oírla, seguir escondida podía tomarlo como una falta de respeto. Y no creo que sea conveniente tener a una mujer como ella en contra, justo en un momento como este.

 

—Señora Gaona —musité asomándome y saludándola con cortesía.

 

Me sonrió como si estuviera tan satisfecha y estuviera a punto de darme un premio. Pero la malicia que se dibujó en su rostro me hace sentir cierta reticencia. Es como si un sexto sentido en tu cabeza te lanza una advertencia, como una sirena policiaca que gira sin dejar de repetir “¡Peligro, peligro, peligro!” como el robot de la Familia Robinson*

 

—No es necesario que sea tan cortes conmigo, eres la novia de mi hijo, su futura esposa y la madre de mis futuros nietos —indicó con una dulzura venenosa.

 

Espere un momento ¿Esposa? ¿Madre? ¡Ni siquiera logro asimilar que soy la novia del gerente general y menos me hago a la idea de avanzar a ese nivel! Trago saliva con amargura, es que ¿Realmente ella quiere que su adorado e inalcanzable hijo tenga una vida con una mujer tan humilde como yo? Podría entenderla y aceptarlo, que le importa más la felicidad de su hijo que las riquezas y beneficios que podría tener de un buen matrimonio con una chica de familia rica. Pero es esa malicia en ella que no me deja tranquila, como si detrás de todo esto escondiera algo que me asusta sin poder encontrarle lógica a mí, tal vez, exagerada cautela.

 

—Vine a invitarte hoy a nuestra cena familiar —indicó sonriendo.

 

—¿Cena? —no pude evitar preguntarle, hace poco se celebró el cumpleaños de su hijo y ahora una cena familiar.

 

Para juntarse tanto no parecen una familia tan unidos. Con mis tíos no me junto más que dos veces al año y parecemos más cordiales y amigable entre nosotros. La familia del gerente en cambio es como un nido de serpientes, con todo respeto a Leonardo, aunque él sería como la serpiente dorada y dotada…

 

No pude evitar sonreír como tonta al pensar en eso, siendo su novia podría pedirle que me muestre lo que esconde entre las piernas. No sería ser una sinvergüenza depravada, sino una petición normal dentro de una pareja de novios.

 

Sentí un fuerte pisotón en el pie dándome cuenta de que Sofia acaba de golpearme. Desvariando en los “talentos” del gerente olvidé por momentos a su madre.

 

—¿Aceptas? —me preguntó.

 

Y pillada de sorpresa solo moví la cabeza en forma afirmativa, antes que ella se acercara y me rodeada con sus brazos con tantas fuerzas que me dolió.

 

—No te preocupes, cariño —me susurró—, aunque te hubiese encontrado en una alcantarilla me basta con que mi testarudo hijo te ame, si tengo que transformarte en lo que quiero para mi hijo haré todo lo que sea necesario…

 

Y dicho esto se apartó sonriendo ante mi estupor. Me deje caer en mi silla viendo cómo se alejaba de la oficina.

 

¿Acaba de decir lo que creo que escuché? Esta mujer piensa que soy una muñeca articulada para convertirme en lo que ella quiere a su conveniencia. Y aunque tal vez para otros no suene como una amenaza acabo de sentir que me ha dicho con otras palabras que lo que me espera en esa familia es convertirme en un títere más.

 

Empiezo a darme cuenta de que la alerta de mi cabeza no fue exagerada, y si quiero seguir manteniendo mi identidad como Rafaela Torres lo más sano sería apartarme del gerente… pero no puedo dejarlo solo, más ahora al darme cuenta de que si por un momento pensé que su vida era una manipulación continua de sus padres me doy cuenta de que esto es así.

 

Me puse de pie de inmediato.

 

—Rafaela ¿A dónde vas? —me preguntó Sofia que aún no salía de su estupor ante la presencia de Rosario Gaona.

 

—Debo verlo ahora…

 

Fue lo único que dije, sin detener mis pasos, sin pensar en nada más. Aun ante la fija mirada de todos que ya parecen saber la noticia de nuestro noviazgo avance con seguridad. No quiero dudar antes de llegar a donde esta él.

 

La secretaria al ver mis intenciones de entrar a la oficina de gerencia quiso detenerme, pero la pare en seco.

 

—¿Soy su novia vas a negarme que lo vea?

 

Se detuvo quedándose en silencio, confundida, debe serle difícil aceptar que esta “muchachita” sea la novia de su apuesto y genial jefe. Abrí la puerta entrando a su oficina y Leonardo alzó su cabeza confundido alejando su asiento del computador. Pareció preocupado por mi seria mirada. Y antes que preguntara la razón del porque estaba ahí con esa expresión hablé primero.

 

—Acepto —le dije tensando la mirada.

 

Pestañeó confundido.

 

—Acepto ser tu novia —completé sin decir más.

 

Siguió mirándome sin entender hasta que sonrió aliviado. Debe ser raro para él escucharme decir acepto cuando ya en esa húmeda cueva pensó que lo había aceptado. Si ya estoy metida en este lio hasta las rodillas ahora me he metido hasta la cintura. Y si la corriente me ha arrastrado a las garras de esta familia sin que pueda evitarlo entonces estaré con mi mejor armadura lista para enfrentarlo.




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