El lunes amaneció con el estómago hecho un nudo. Aunque traté de convencerme de que era un día normal en Vogue, mi reflejo en el espejo me contradijo. Había pasado veinte minutos decidiendo qué ponerme: no quería verme demasiado producida, pero tampoco invisible.
Al final opté por un look de inspiración vintage y elegante: una blusa de seda blanca de cuello alto con mangas abullonadas, sobre la que llevaba un vestido de lana corto y sin mangas, con un estampado de cuadros en tonos azules y ocres. Mis piernas estaban al descubierto, terminando en unos zapatos de tacón en bloque con pulsera al tobillo. Para controlar mi melena pelirroja rebelde, la había recogido en una cola de caballo alta y pulcra, asegurando que nada se interpusiera en mi camino ni en el de la revista.
A las nueve ya estaba en la oficina de Rebeca, revisando los detalles de la sesión.
—Todo está confirmado —le dije, sosteniendo mi tablet. —El equipo de fotografía y el set estarán listos antes de las once.
—Perfecto, Phoebe. Hoy tenemos que brillar —respondió Rebeca con su típico entusiasmo, acomodando su pañuelo de seda.
Traté de parecer tranquila, pero mi corazón ya comenzaba a golpear más fuerte cuando alguien avisó:
—¡El equipo de Neon Ghost acaba de llegar!
Rebeca sonrió emocionada y me hizo una seña para que la acompañara.
—Vamos, quiero darles la bienvenida personalmente.
Mis tacones resonaron con fuerza en el pasillo, traicionando mi aparente calma. Cuando la puerta del estudio se abrió, un estallido de risas llenó la habitación. El aire olía a perfume, luces cálidas y ego masculino.
Rebeca entró primero, saludando con seguridad, mientras yo intentaba pasar desapercibida… hasta que lo vi.
Aron.
Su rostro se tensó apenas me reconoció. Su mirada, de ese azul intenso, me recorrió de pies a cabeza, con esa mezcla de sorpresa y algo más… algo que me revolvió el estómago. Mikos y Artes también parecían sorprendidos, pero Leonish y Andreas se miraron entre sí con sonrisas cómplices.
—¡Pero qué lindo volver a verte, novia fugitiva! —exclamó Leonish, abriéndose paso entre todos para abrazarme.
Sentí mis mejillas encenderse justo cuando Andreas me jaló de los brazos de Leonish para abrazarme también.
—¡La pelirroja más sexy y encantadora del planeta está aquí! —dijo con una sonrisa traviesa.
—Pero mira qué sorpresa —agregó Mikos, acercándose para dejarme un beso en la mejilla.
—No puede ser, Phoebe, ¿trabajas aquí? —preguntó Artes, abrazandome.
De pronto, toda la atención del estudio estaba sobre mí. Mis compañeros me observaban entre curiosos y divertidos; incluso Rebeca y Max parecían no creérselo. Mara, desde un costado, me lanzó una sonrisa cómplice.
Yo solo trataba de mantener la compostura, pero mi mirada volvió inevitablemente a Aron. Él seguía mirándome, todavía sorprendido, hasta que finalmente sonrió.
—¿No piensas saludar, Aron? —intervino Leonis con tono burlón, rodeándome con un brazo.
Aron caminó hacia mí con esa calma segura que siempre había tenido. Cuando se detuvo frente a mí, el mundo se volvió más pequeño, el aire más denso. Su perfume me envolvió antes de que sus labios rozaran mi mejilla.
—Es una linda sorpresa encontrarte de nuevo, Phoebe —dijo, con esa voz grave que me derrite desde la primera vez.
—Sí… —susurré, casi sin aire.
Él sonrió, y el resto de los chicos comenzaron a bromear entre risas, hasta que Rebeca intervino, intentando retomar el control.
—Un momento, ¿Phoebe conoce a Neon Ghost? —preguntó, incrédula.
—Algo así —dije, intentando sonar profesional, aunque el calor en mis mejillas me delataba.
—¿Y no dijiste nada? —soltó Max con el ceño fruncido.
—Fue algo tonto, en un bar —respondí, restándole importancia.
—Por favor, date más crédito —replicó Andreas.
—Es nuestra novia fugitiva —añadió Artes entre risas.
—O la novia futura de Aron —remató Mikos, provocando que mis mejillas ardieran más.
Rebeca soltó una carcajada mientras Aron levantaba las manos en falso gesto de rendición.
—Ya basta, chicos. No asusten a la señorita de Vogue.
Pero la sonrisa en sus labios decía otra cosa.
Mara y yo acompañamos a los chicos de Neon Ghost hasta el camerino. El pasillo se llenó de sus voces, sus risas y mis propios nervios.
—¡Estoy tan emocionada de conocerlos! —le soltó Mara al grupo, con los ojos brillantes.
Leonish se detuvo, sonriendo de forma coqueta.
—¿Y quién eres tú, linda?
Mara soltó un pequeño chillido ahogado de pura emoción, haciéndolos reír. Yo negué con la cabeza, divertida, mientras ella se recomponía, ruborizada.
—Soy Mara y soy super fan y la asistente de moda asociada —respondió.
—Es un placer conocerte linda Mara —le respondió Leonis mientras sus dedos jugaron con un mechón negro del cabello corto de Mara.
—Lo siento, no me puedes gustar. Diana ya te declaró como su propiedad.
Leonish soltó una carcajada ruidosa.
—¡Qué pena! Una lástima... en serio. Me gusta las chicas de cabello negro y corto...
Mara se sonrojó mientras tapaba su rostro, haciéndonos reír a los chicos.
Vi cómo Leonish la miraba. Parecía que había quedado un poco interesado. Pero, ¿quién no? Mara era una chica naturalmente linda, de facciones suaves y una figura menuda, su piel es clara y sus ojos son expresivos. Lo mas destacado de su look es su cabello negro, cortado en un bob asimétrico y atrevido con un flequillo recto. Tenía esa belleza accesible que siempre atraía miradas.