Novia Fugitiva

Capítulo 13 Caos con L de Leonish

Max y yo trabajamos en un silencio que resultaba insoportable, pero productivo. Cuando se acercó la hora del almuerzo, me despedí casi en un susurro. Max levantó la cabeza, viéndome por unos segundos en silencio. Finalmente, negó y volvió a su trabajo, sin decir una palabra. Me sentí increíblemente incómoda, pero lo tomé como una victoria.
Apenas salí, llegué al ascensor y allí estaba Mara, esperándome con una sonrisa radiante, casi malvada.
—¡Necesito saberlo todo! —dice Mara, tomándome por el brazo para arrastrarme a la cafetería.
Me reí. Sabía que no escaparía a este interrogatorio.
—Acepté salir con él y conocernos —anuncié mientras caminábamos.
Mara se detuvo, soltó un grito ahogado y yo la callé rápidamente, poniendo mis manos sobre sus labios, aunque ya varios pares de ojos estaban en nosotras.
—Pero nada de etiquetas —dije, quitando mis manos.
Ella volteó los ojos con dramatismo exagerado.
—Dios, ¿cómo puedes no amarrar a ese hombre? Es todo un encanto, un encanto muy sensual y hermoso, y perfecto... ¡No sé cómo puedes resistirte! Y no tirarte sobre él...
—Es una persona, Mara, y una muy famosa, ¡que hará de mi vida una completa locura! ¿Recuerdas...? —dije—. Cuando nos vean juntos, todo el mundo hablará, terminaremos en esas revistas y portales de chismes, y yo no estoy segura de que pueda con eso.
—Entonces, ¿le dijiste que se lo tome con calma?
—Le dije que estoy dentro, que acepto el caos, pero que si el drama se vuelve demasiado para mí, tengo pase libre para retirarme. Nada de títulos por ahora. Es un pacto de "solo citas".
Mara sonrió, pensativa, mientras hacíamos fila para el café.
—Eso es maduro, práctico... y estúpido. Pero te entiendo. Al menos tienes citas y besos de una estrella de rock. ¿Y cómo fueron los besos? ¿Son tan épicos como en los videos?
—Mucho mejor... —dije con una sonrisa, sintiendo el calor en mis mejillas.
—¡Ay, Phoebe! ¡Eres mi heroína!
Después de pagar por nuestras comidas, Mara y yo nos sentamos en una mesa al fondo.
—¿A dónde te llevó anoche? Te ves cansada y feliz —dice, subiendo las cejas. Luego suelta un grito ahogado—. ¡No puede ser, Phoebe! ¡Ya pasó...! ¿Pasó?
—No, tonta. Me llevó al estudio de grabación, y pues... comimos, hablamos, nos estamos conociendo, ¿recuerdas? —dije un poco avergonzada.
—Y se besaron...
—Ya, ya... —admití—. Aparte, mi cansancio se debe a otro asunto —dije con una sonrisa, lista para desviar el foco.
—¿Y eso es?
—Anoche, cuando Aron me dejó en el apartamento, Piter estaba allí. Gia lo había dejado y se fue del apartamento.
—¡¿Qué?! ¿En serio? Pero si son la pareja perfecta.
—Sí, Gia ha dejado claro que quiere casarse, y mi hermano es un idiota que no da ese paso... Supongo que Gia se cansó de esperar.
—Entonces, ¿te quedaste toda la noche consolando a un Piter llorón? —preguntó Mara.
—Mejor aún... Fuimos hasta la casa de los padres de Gia y, con Daniel, le hicimos un mini concierto en su patio. Fue bastante épico —dije con una sonrisa—. Y Piter cerró con broche de oro pidiéndole matrimonio a Gia.
—¡Oh, por Dios, eso es increíble! —dice Mara, sonriendo.
—Resulta que desde hace un año ya tenía el anillo.
—¿Qué? ¿Desde hace un año y no daba el paso?
—Tuve que viajar casi por dos horas para ayudarlo a recuperar a Gia.
—¡Espera! ¿Viajaste anoche desde tu apartamento hasta Spring Valley? —preguntó Mara con los ojos abiertos, y yo asentí.
—¿Qué te puedo decir? Cuando el deber de Cupido llama, simplemente no puedo ignorarlo.
—¡Eres imposible! —dijo Mara, riéndose y abrazándome—. ¡Pero me encanta! Ahora tengo dos historias épicas para contar.
Me reí mientras empezaba a comer, pero pude ver cómo Mara jugaba con su comida. Lo hacía cuando quería decir o preguntar algo, pero no sabía cómo.
—Pregunta —le digo, y Mara me mira con una sonrisa emocionada.
—¿Y entonces qué pasa con Anastasia? Te conozco, sé que no dejarías ese tema así —preguntó Mara, removiendo el pitillo de su bebida, devolviendo la conversación al tema principal.
Me removí en mi asiento.
—Bueno, me dijo que sí fueron novios, lo que ya sabes, pero que hace mucho tiempo lo dejaron, pero él se siente un poco comprometido con ella, como si le debiera su fama.
—¡Oh, por Dios, no! —exclamó Mara, indignada—. Ellos son increíbles por sí solos, esa tóxica no tuvo absolutamente nada que ver. Si ella no hubiera entrado a ese bar, estoy segura de que alguien los hubiera descubierto... ¡Ellos son tan geniales, súper talentosos, son como dioses de la música, que cantan increíble... Su música es...!
—Aw, eso es muy lindo —la voz ronca de un hombre se coló en nuestra burbuja, haciéndonos voltear.
Mara casi se desmaya cuando se dio cuenta de que justo detrás de nosotras estaba Leonish con una sonrisa pícara. Venía vestido con un suéter largo y una gorra que cubría su característico cabello rubio platino.
—Aron debería escuchar ese discurso, estaría totalmente encantado —volvió a hablar, esta vez sentándose justo frente a nosotras, sin pedir permiso—. Hola, pelirroja, linda Mara.
—¿Qué haces aquí? —dije, un poco asombrada.
—Ho... La... Hola —dice Mara, nerviosa, y no puedo evitar reírme.
—Estaba de paso. De hecho, tu jefa llamó a nuestro manager. Dijo algo de unas fotos —dice Leonish, subiendo los hombros—. Así que no pude evitar acceder si eso significaba ver a la Novia Fugitiva y poder ver a la linda Mara de nuevo.
Leonish le sonrió a Mara, y mi amiga se puso roja como un tomate.
—No puedo —dice Mara, parándose rápidamente—. ¡Eres de Diana...!
Mara agarró su bolso y salió corriendo de la cafetería, dejándonos a ambos sorprendidos. Leonish soltó una carcajada y volteé a verlo, incrédula.
—Es linda. Me agrada —susurro, viendo la dirección por la que Mara se fue.
Tal vez Aron tenía razón y Leonish tenia algún interés en ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.