Estaba terminando de ponerme mis tacones plateados cuando Aron entró en su habitación. Él como siempre ya estaba listo, y por supuesto de negro. Vestía una chaqueta de cuero negra impecable que se ajustaba a sus anchos hombros, debajo de la cual se asomaba una camiseta sencilla del mismo tono. Unos jeans oscuros, a juego, realzaban la forma de sus piernas, y un cinturón negro con una hebilla discreta completaba el conjunto. Era el epítome del rockstar fuera de servicio: sin esfuerzo, letalmente atractivo. El aire despreocupado, casi peligroso, le sentaba como un guante. Verlo así, con esa oscuridad elegante, solo aumentaba la excitación por lo que nos esperaba en la noche.
Apenas me vio, me levanté de su cama con cuidado. Sus labios se abrieron sorprendidos mientras su mirada recorría mi cuerpo lentamente. No pude evitar sonrojarme por la intensidad de sus ojos.
—Supongo que me veo bien —dije, sintiéndome un poco nerviosa bajo su escrutinio.
Había elegido un vestido que era puro fuego: un diseño mini, de un rosa champán que se ajustaba como una segunda piel, cubierto de lentejuelas brillantes que captaban cada haz de luz. Tenía un escote descarado, en caída, que dejaba justo lo suficiente a la imaginación, y las finas tiras brillantes se cruzaban para dejar mi espalda completamente descubierta.
Aron aclaró su garganta.
—Definitivamente, más que bien —Su voz profunda envió descargas por mi cuerpo—. ¿Es muy tarde para cancelar esta locura? —dijo, acercándose a mí con esa mirada peligrosa.
—Demasiado tarde, amorcito.
La voz de Leonish nos interrumpió. Aron rodó los ojos. Yo sonreí, porque ya me esperaba su intromisión.
—¡Wao, pelirroja! —dijo Leonish, viéndome de arriba abajo y asintiendo con aprobación—. Si no me gustara Mara y no fueras la novia de este imbécil —señaló a Aron—, definitivamente iría por ti esta noche.
Leonish me guiñó el ojo, y negué con la cabeza, divertida.
—No abuses —gruñó Aron.
—Mejor guarda tus encantos para alguien que sí caiga —le respondí, agarrando mi cartera.
Aron y Leonish parecían muy divertidos por la situación, ignorando por completo la tensión que él había creado un segundo antes.
—Muy bien, ¿cuál es el plan? —pregunté mientras caminábamos por el pasillo hasta el salón, donde ya estaban el resto de los chicos.
—¡Phoebe, wao! —habló Andreas, que fue el primero en notar mi presencia.
—Maldita sea, Aron, vas a tener competencia esta noche —dijo Artes, abrazándome—. ¡Estás preciosa, Phoebe!
—Gracias, ustedes se ven impresionantes también —dije, saludando a Mikos, quien besó mi mejilla.
Andreas me abrazó, levantándome un poco del suelo, haciéndome reír.
—¡Ya basta de tocar a mi chica! —se quejó Aron, jalándome hacia él. Andreas rodó los ojos.
—No seas territorial, hombre. Ya hablamos que tienes que aprender a compartir —dijo Mikos, divertido.
—No a mi chica —dijo Aron, abrazándome por la espalda. Yo sonreí, cómoda en sus brazos.
—Muy bien, cállense todos, este es el plan —habló Leonish, aplaudiendo para llamar nuestra atención.
—Víctor nos matará —dijo Artes.
—Víctor nos ama —dijo Leonish—. En fin, esto es lo que haremos —dijo Leonish, serio—. Entraremos allí sin llamar mucho la atención.
Mikos y Artes se miraron riendo.
—Como decía —dijo Leonish, llamando la atención de los chicos—. Entraremos y nos vamos al reservado donde estarán Olivia y Duncan. Desde allí podremos buscar a Mara sin que nos vean. Luego, la pelirroja irá a su grupo como distracción. Sus amigas no esperan que ella llegue al lugar, así que Phoebe entra y las distraes, mientras que Andreas atraerá la atención de Mara, apartándola del grupo. Cuando ella camine hacia ti, Mikos y Artes la interceptarán, llevándola a la parte trasera del club, donde yo estaré esperando, listo para huir con ella...
—¡Espera, ¿qué?! —Todo su plan era totalmente ridículo, y la concentración de los chicos era aún más absurda.
—¡Espera! —dijo Aron—. ¿Qué se supone que haré yo?
—¿En serio preguntas eso? —dije con la ceja alzada—. ¿Es una broma todo esto, verdad?
—Por supuesto que tú, amorcito, subirás al escenario y vas a distraer a las personas. La gente estará enloquecida de que Aron Davis esté en el escenario, que nadie notará cómo sacamos a Mara —respondió Leonish, ignorándome brutalmente.
Me quedé en silencio esperando que los chicos rieran y dijeran que era una broma, pero ellos parecían tan serios como Leonish.
—Muy bien, listo... —
—¡Aguarden, aguarden! —corté a Mikos, y todos me miraron—. Es una broma, ¿no? —pregunté de nuevo, y todos me vieron como si me estuviera saliendo una segunda cabeza del cuello—. ¿Ustedes hablan en serio?
—Obvio —dijo Artes, y el resto asintió.
—Es la idea más ridícula que he escuchado en mi vida.
Me reí a carcajadas.
—Ustedes en serio creen que algo tan absurdo va a funcionar —continue entre risas—. Ya veo a qué se refería Terri cuando dijo que hacen estupideces.
—¡Oye! —se quejaron todos, y yo no podía parar de reír.
—Si tienes un mejor plan, a ver, dilo —se quejó Leonish, cruzándose de brazos.
—Hasta un niño de cinco años tiene un mejor plan —dije, dejando de reír —Chicos, ¿qué les parece si solo entramos a ese club, nos sentamos con Olivia y Duncan, Mientras ustedes los saludan yo busco a Mara y la llevo a nuestra mesa?
—¿Y? —preguntó Mikos.
—¿Y qué? —Pregunte viéndolo.
—¿Y qué más? —pregunto Andreas—. ¿Ese es todo tu plan? —dijo con el ceño ligeramente fruncido, y yo asentí.
—Sí, algo simple —respondí.
—Bueno, puede funcionar —hablo Aron dandome la razon.
—¡Eso es súper aburrido! —se quejó Leonish—. ¿Y por qué tenemos que saludar a Duncan?
—Porque es nuestro amigo —le respondio Aron.
—No, desde que se quiere robar a Mara —se volvio a quejar Leonish.
—Así que eres de tipo celoso —dijo Mikos.