«Bum, bum, así hace el corazón~ en la cuarta semana del embrión bombea sin parar de palpitar, ubicado en el centro del pecho reduciendo al pulmón izquierdo para dejarle espacio al corazón por su inclinación muscular, bum, bum»
Tarareé una mini información acerca del corazón al sentir los latidos frenéticos retumbar en mi pecho por estar trotando a lo largo del parque Nakseongdae que estaba cerca de la universidad por unos veinte minutos más o menos.
Solía los fines de semana tener una rutina impecable de ejercicio. Dedicándole al arte de correr muy temprano en las mañanas. Así que tenía por costumbre recitar cualquier información que se me cruzara por la mente al son de mis pasos al trotar. Con la ayuda de unos AirPods Pro tarareaba palabras educativas con una melodía instrumental de fondo en vez de letras de canciones.
Para ese día, el atuendo deportivo se basaba en unos pantalones negros puestos sobre la cintura y un tanto sueltos por las piernas, pero entallados como una muñequera en los tobillos. Seguido de eso, un crop top deportivo del mismo color con tiras. Dejaba ver un pequeño tramo de piel entre el inicio del pantalón y el final del top. Prefería no llevar mangas porque me parecía incómodo a la hora de correr. Pero tenía una sudadera deportiva de tul semi transparente anudada a la cintura para colocármela al terminar de correr. Y la infaltable muñequera. Aunque esta vez no era de encaje, sino una simple muñequera de tela negra.
Miré mis pechos y recordé otra información educativa. Había leído que a la hora de correr, era importante tener unos sujetadores o ropa deportiva adecuada que ayudaran a evitar el cimbreo y movimiento del pecho. Debido a que se crea un desplazamiento y distensión de los tejidos, una fricción que provoca la caída de las mamas.
Suspiré y decidí observar con atención el parque Nakseongdae. Justamente estaba trotando por uno de sus caminos anchos laterales completamente limpio de cualquier hoja caída o rama. Alrededor estaba la frondosa naturaleza con los colores más vivos del verde. Seguíamos en verano, así que todavía faltaba para que sus hojas se tiñeran del ambiente otoñal.
Por suerte, tenía el espacio despejado por la hora en que me encontraba allí, siendo las siete y treinta de la mañana. Sólo personas similares a mí con el propósito de ejercitarse se veía por ahí.
Realmente me hacía falta un tiempo para mí, en el que podía distanciar cualquier pensamiento relacionado con el trato de noviazgo falso o los rumores que circulaban por la universidad. La semana fue calmada otra vez, pero sabía que en secreto todavía los rumores iban de voz en voz, esperando a explotar en algún momento.
Por breves instante se me cruzaba la palabra arrepentimiento, la cual borraba cuando pensaba en profundidad lo que hubiera pasado si no tenía como escudo una supuesta pareja.
Ser obligada a entablar una relación con alguien no estaba en mi plan de vida. Y sabiendo que el fin era un casamiento, lo mejor sería atarme a alguien por mi propia cuenta. Después de todo, yo misma tendría el poder de cortar ese vínculo cuando fuera necesario.
Sentía el aire chocar contra mi piel, sintiéndola fría por el sudor que brotaba. Estaba por mi tercera vuelta al parque en la media hora que llevaba, a veces el piar de los pájaros se colaba y mezclaba con la música, debido a que lo tenía en un tono moderado. Siempre se debe estar alerta por si se presenta cualquier circunstancia.
Aún así, permanecía ausente con la mirada clavada solamente al frente, teniendo cuidado de no tropezar con mis propios pies, razón por la que no estaba tan pendiente de quién pasaba por mi lado.
Si hubiera estado un poco más atenta, me habría fijado desde mucho antes de la figura masculina familiar a lo lejos, de refilón fue que me percaté y me detuve cuando creí reconocerlo. Él también frenó sus pasos a unos metros de mí y nos miramos fijamente.
Sus ojos se formaron en media luna y parecían brillar, con aquella sonrisa de oreja a oreja tan particular y tierna de él. Era Jungkook. Me fijé que su vestimenta era similar a la mía, con la diferencia que tenía franjas blancas a los laterales de las piernas y estaba completamente suelto el pantalón y una sudadera con los mismos colores. Todo el cabello en lo que este le permitía estaba atado en su característico moño detrás de su cabeza, con algunos mechones sueltos.
Jungkook se acercó a mí, retirando un AirPods de su oreja y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
—¡Noona! —pronunció con entusiasmo.
—Hey... —hablé suavemente con una sonrisa de labios pegados mientras alejaba también un AirPods y lo guardaba en el bolsillo.
Ambas manos se hallaban ocultas en sus bolsillos cuando se paró frente a mí. —Que agradable sorpresa verte por aquí noona.
Con el dedo índice aparté parte de mi flequillo. —La sorprendida soy yo. ¿Es tu primera vez en este parque?