Los siguientes dos días podría resumirlos de forma rápida y sencilla.
El domingo me la pasé pensando en lo ocurrido del sábado. Uno que otro mensaje le mandé a Jungkook con preguntas disimuladas como «Hey, ¿qué tal?». Y ver si de alguna forma decía algo, aunque obviamente no tenía esperanza de que soltara todo de una vez y mucho menos por texto.
Eso sí, él siempre respondía con su característica amabilidad, pero con respuestas cortas, sin dejar una abertura en la que entrar e indagar si estaba bien con lo que sea que sucedía.
Con eso me di cuenta que no lograría nada con mensajes, así que desistí con la mentalidad de averiguar cualquier cosa y pensé que lo mejor sería hablar con él en persona.
Seguido de eso, fue Taehyung, al repasar lo que había hecho, llegué a la conclusión de que no me arrepentía de ayudarlo en ese momento. A mí criterio, no quería presenciar cómo una persona se haría daño en el futuro. Si después ellos al reunirse a solas él decidía darle la oportunidad, poco tenía que ver conmigo. Era asunto de él y de su vida.
Y aún así esperaba que Taehyung no le diera la posibilidad de volver y que más bien pudieran hablar para que dé fin a su extraña relación con Nam.
Por otra parte, cerrando el hilo de pensamiento en relación con los acontecimientos del sábado, lo hice con Haneul, me preparé mentalmente por si el lunes comenzaban los rumores. No sabía a ciencia cierta qué tipo de habladuría sería porque desconocía hasta qué punto vio lo sucedido Kang.
Así que tenía dos cosas en mente para el lunes, hablar con Jungkook y estar lista para el ataque verbal.
Sin embargo, tanto el desconcierto como el asombro surgieron en mí porque ni una ni la otra sucedió.
No pude hablar en ningún instante con Jungkook y no escuché nada relacionado con el sábado. Eso sí, de vez en cuando cruzaba miradas con Haneul en clases, pero ninguna de las dos daba el primer paso.
Tampoco me atrevía a ir al piso de los de primer año en la facultad de derecho, porque no sabía qué tipo de rumor desarrollaría. Es por eso que esperaba toparme con él en el receso, pero no lo vi en ninguna parte.
Para cuando llegó el día martes por la mañana, todavía permanecía con la guardia en alto y la esperanza de hallar a Jungkook.
De momento con todo tranquilo, caminaba por los pasillos con un vestido veraniego de estampado floral y escote en uve. Con mangas al codo y el largo de la falda llegaba a mitad de los muslos. Mi andar era suave, esperando a que ciertos murmullos resaltaran, Como siempre, no tardé en percibir el cuchicheo de las personas, una que otra oración logré escuchar, pero no era lo que suponía que sería realmente.
Era como si la zona estuviera limpia de un nuevo rumor. Y más que tranquilizarme, me ponía los nervios de punta.
Ahora me dirigía a caminar por el campus por si veía la figura de Jeon.
Al salir, justo me crucé con Haneul que venía entrando. Creí que volveríamos a pasar de la una y de la otra, pero se interpuso en mi camino. Al final fue ella quien dio el primer paso.
Con dos trenzas de pescado a los lados de los hombros. Un suéter de lana verde claro de cuello redondo y unos pantalones jeans entubados. Me miró fijamente y me habló. —¿Tiene un momento para hablar? —Su tono de voz era ligero y no denotaba lo que estaba sintiendo.
No tenía la obligación de hablar con ella, tampoco es que quería, pero ya que la curiosidad de saber lo que pensaba pesaba, acepté de buena gana. —¿Dónde le gustaría hablar? —Sonreí con amabilidad. Hasta que noté una mancha en el borde de su manga. La sonrisa se me borró y me acerqué un paso más antes de que dijera algo. —Oh, si es reciente la mancha de café, debería echarle vinagre blanco, lo deja actuar por unos minutos y luego enjuagas con aguas para meterla en la lavadora. Por ahora debe arremangarse de esta forma ambas mangas para que no se note y aún así luzca fenomenal. Perdona. —En un movimiento rápido, agarré su mano para estirarla hacia mí y acomodarla como había dicho.
Ella no presentó objeción y simplemente se dejó hacer hasta que terminara. —Gracias. —Se miró los brazos y apretó los labios con una sonrisa casi plana.
Cuando me di cuenta de lo que había hecho, me reproché internamente. Justamente por parecer una entrometida o vanidosa los rumores se extendían de mala manera. Sin embargo, lo hecho ya estaba, así que debía continuar como si no pasara nada.
—¿Entonces le gustaría hablar aquí o...? —Giré el dedo índice en círculo.
—Oh, no. Caminemos por el campus, no tomará mucho tiempo. —Ella comenzó a dar los pasos en dirección contraria, esperando a que la siguiera.
Por un lado me hacía una idea de lo que quería hablar y por el otro tenía sospechas, todavía no olvidaba que ella pertenecía al grupo con Suha y Suni. Aunque también la recordaba como la más tranquila de las cuatro.