Amanecí abrazada a la espalda de Jungkook.
¿Cómo llegamos a estar en una misma cama?
La respuesta era sencilla: Mi madre.
Cuando volvimos a la casa, nos encontramos a madre sentada en un sillón individual observando una revista de tendencias. Nos recibió entusiasta de que ya nuestro equipaje estaba perfectamente ordenado en nuestra habitación. Aunque murmuró que solo había hecho gran cosa con la ropa y zapatos, ya que la íntima ni quiso tocar ni mirar.
Y en cuanto escuchamos "nuestra", Jungkook y yo nos miramos con una ceja arqueada llena de confusión. Le pregunté lo evidente si se refería a que 'Tae' dormiría en la misma habitación conmigo.
A lo cual ella respondió: —¡Por supuesto querida! ¿Cómo dejarás a tu novio dormir en el sofá? Teniendo un cómodo colchón.
Vi que Jungkook estaba dispuesto a hablar, pero me adelanté. —¿Qué hay de padre? ¿Está de acuerdo?
Ella asintió risueña. —Nosotros confiamos en ustedes. —Se dirigió a Jeon. —No serías capaz de hacer algo en el techo de los suegros, ¿verdad? —Ladeó el rostro con una mano en la mejilla.
Él atinó a sonreír nada más y a asentir.
Al escuchar lo que parecía ser una amenaza implícita y que la conversación podría incomodar a Jungkook, me despedí y lo agarré de la mano para llevarlo al otro bloque. Tomé una nota mental de que tendría una charla a solas con madre cuando tuviera la oportunidad.
Al entrar, solté su mano y me dirigí al gran armario que se parecía al de mi casa. Por un lado tenía mi ropa tanto doblada como puesta en los ganchos y las maletas cerradas. Por el otro lado, estaba de la misma manera la ropa de Jungkook, me entretuve un poco más detallando cada prenda, luego vi en el suelo su maleta con el bolso encima.
Agarré un conjunto cómodo de algodón y de color azul antes de girarme. Cerré las puertas detrás de mí y Jungkook estaba de pie en el lateral de la cama que daba perfecta visión al interior del armario. —Me hiciste caso en no traer nada revelador, ¿cierto?
Jungkook dejó su mano bajo la barbilla en gesto pensativo. —No traje nada a mi parecer.
—A tu parecer... Eso no es confiable.
—Entonces cambiaré mis palabras para decir que seleccioné cuidadosamente lo que traería.
Entrecerré los ojos en su dirección. Luego de eso le pedí que ordenara lo último que quedaba en sus cosas, se diera un baño y que me dejara la ropa sucia en la superficie de la pequeña mesita que estaba a los pies de la cama para lavarla.
Salí para dejarlo solo con sus cosas y me dirigí al baño de invitados que tenía una pequeña ducha. Tanto madre y padre no estaban en ningún lado, así que no podía conversar con ella.
Y en un parpadeo, el tiempo pasó volando. En la cena, el único parloteo que se escuchaba era el de mi madre y Jungkook que le seguía la conversación, ya que padre y yo éramos similares en el hecho de que en las comidas, el silencio nos dominaba. Exceptuando por el domingo, que fue desprevenido para mí por la sugerencia de madre.
La noche se hizo presente y cada quién se dirigió a su habitación. No sin antes ver como madre le susurraba algo a Jungkook en el oído. Para cuando entró a la habitación, noté en sus mejillas un tenue rosado.
Coloqué un codo en la rodilla y apoyé mi barbilla en la palma. —¿Qué te dijo madre?
—¿Ah? —Se detuvo a medio camino hacia el armario, se giró un poco y sonrió nerviosamente. —Algo gracioso nada más. —Reanudó los pasos y continuó hablando. —Dijo que tenemos su confianza y que seremos maduros, pero también que podemos ser lo suficientemente cuidadosos de no ser escuchados.
Abrió la puerta del armario y se adentró. Lo único que pude hacer es suspirar, a esas alturas me empezaba a acostumbrar a este nuevo comportamiento de madre. Inevitablemente también pensé escenarios de lo que madre se estaría refiriendo.
Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos. Vi entrar de nuevo a Jungkook con un futón en mano y en otra con mantas. —¿Qué haces?
Con su cabello totalmente suelto, el flequillo partido por la mitad, dejaba entrever el medio de su cara y ocultaba los lados de la frente y un poco de los ojos. Me miró con la boca entreabierta con su enorme franela negra y holgada con su chándal del mismo color. Con las mantas y el futón sostenidos debajo de sus brazos me parecía el hombre más adorable. Bajó la cabeza a lo que traía en mano y lo alzó brevemente. —Se supone que a dormir. ¿No?
Parpadeé y una idea fugaz se me pasó por la cabeza. Antes de que pudiera meditar dos veces, ya me encontraba de pie caminando hacia él. Le quité lo que tenía y la devolví a su lugar en el armario. —Ya que estás aquí, duerme en la cama. Aún si nos acostamos en ella, igual quedaría espacio.
Jungkook se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras veía como doblaba las mantas. —No hace falta Misuk. Sería conveniente si dormimos separados, así presentaría respeto a tus padres si de alguna forma llegaran a entrar.