Novio Falso; Jeon Jungkook [#1]

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Bien, las consecuencias de estar relatando el transcurso de los sucesos que pasaron en las dos semanas de vacaciones harían secar mi garganta. Así que contaré lo más relevante.

Empezando con la dichosa conversación con mi madre. Fue un día por la mañana cuando padre y Jungkook nos dejaron para que ellos salieran a hacer las compras para los próximos días. Aunque Kook me invitó porque no quería estar a solas con mi padre, tuve que disculparme explicándole mi razón de quedarme.

Él con un puchero de que no le agradaba la idea, aceptó resignado y se fue junto a mi padre. Claro, eso no quitaba que los nervios afloraron por el hecho de que ellos estuvieran solos por tanto tiempo.

Pero tenía confianza en que Jungkook sabría solventar y esquivar cualquier pregunta o duda que le pueda hacer mi padre.

Me senté en la esquina del sofá con las piernas arriba y dobladas. Madre estaba sentada en una mecedora, hojeando una revista de cocina con una pierna montada sobre otra.

  ─¿Por qué no quisiste ir con ellos cariño? ─Pasando una hoja, habló primero madre.

Di varios toques en el reposabrazo del sofá. —Quería hablar contigo madre.

Madre alzó la cabeza para mirarme y luego cerró la revista. La dejó a un lado de la mesa redonda y apoyó el codo en el reposabrazos para colocar su mano debajo de su barbilla. —Te escucho querida.

  —Tengo curiosidad acerca de tu actitud madre. Me gustaría saber porque te comportas de esta manera.

Madre elevó ambas cejas. —¿Mi actitud? ¿A qué te refieres?

Bajé las piernas hasta poner los pies en el suelo y sentarme recta. —Esa actitud despreocupada. ¿Por qué no actúas como antes? Con mi anterior noviazgo eras reservada con él e incluso no lo invitabas siquiera para pasar el rato como lo haces con Tae.

Ella sonrió de lado. —Es porque las parejas que tuviste antes de Tae fueron elegidos por nosotros. Sabíamos el tipo de personas que eran. En cambio, el joven Kim fue elegido por ti y nosotros tuvimos curiosidad. Queríamos saber la clase de joven que estaba al lado de nuestra niña y que no fuera mala influencia. —Estiró la otra comisura para formar una sonrisa ancha. —Además de que tu novio desprende una energía que invita a tratarlo bien.

Arrugué el entrecejo. Todo lo que había dicho me hacía entender por una parte de que estaban tranquilos porque ellos fueron quienes me lo presentaron, pero unas palabras en particular me llamaron la atención.

  —¿Mala influencia? ¿Cómo sería una mala influencia para mí? —inquirí, colocando una mano en mi pecho para más énfasis.

Descruzó las piernas y se levantó para caminar a la cocina. Así que tuve que levantarme y seguirle detrás. Ella se detuvo frente a la nevera y sacó tres naranjas.

Madre estaba al otro lado del mesón, así que me senté mientras observaba lo que hacía.

  —Sabes que tú padre y yo queremos lo mejor para ti. Así que si llegáramos a notar que él intentaba llevarte por el mal camino y por ende descuidaras tus estudios, entonces haríamos algo al respecto.

Empezó a pelar las naranjas perfectamente en una misma cáscara con un cuchillo de dientes de sierra.

  —Ustedes... ¿Sólo están preocupados de que pueda cambiar de carrera por su culpa? —Mi voz salió afligida por la incredulidad.

Madre detuvo el cuchillo cuando iba por la mitad y alzó la mirada. —Por supuesto que estamos preocupados. Ha sido tu sueño poder salvar vidas y tanto tú padre como yo queremos verte cumplirla.

Parpadeé por el peso de sus palabras. Sí. Tenía razón. Era mi sueño... Poder salvar vidas al igual que mis padres... Un sueño que fue dicho en la inocencia de una niña y que se tomaron en serio.

  —Mis decisiones no serán influenciadas por nadie madre. No deberías preocuparte.

  —Ahora lo sabemos querida. —Sus ojos se entornaron por una cálida sonrisa y retomó lo que estaba haciendo.

«¿Mis decisiones no serán influenciadas?»

Tenía un lado de la conciencia que me susurraba que la bola de mentiras se acrecentaba cada vez más. Engañándome a mí misma y a los demás.

Mi mente era borrosa si comenzaba a hacer memoria en el momento en que dejé a mis padres tomar decisiones por mí respecto a mi futuro. Entendía que de pequeña me guiaban. ¿Pero por qué permití que siguiera en mi adolescencia?

En mi adolescencia descubrí algo que me gustaba...

«No». Pensé, alejando mi mano de la muñeca derecha. En el momento en que mi mente empezó a divagar en lo que no debía, paré e intenté apartar esos pensamientos hablando de otras cosas con mi madre.

Al poco rato llegaron Jungkook y mi padre. Así que en el instante en que Kook dejó la última bolsa en el mesón, lo agarré de la muñeca y arrastré al exterior para hablar a solas.




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