Como era obvio, el fin de las vacaciones llegó como un parpadeo.
A pesar de que no eran las vacaciones que esperaba en un principio, no fueron del todo malas gracias a la compañía de Jungkook.
Si debía destacar otra cosa del viaje que no haya hecho ya, sería una ocasión por la tarde cuando Jungkook y yo decidimos darnos un baño en la piscina.
Estábamos solos debido a que padre y madre decidieron visitar un hospital cercano para observar su modo de trabajo en el área.
Así que esto lo vimos bien para relajarnos. Desde aquella conversación que tuvimos en el sofá, acordamos no mencionar nada que estuviera relacionado con lo que sucedía en Gwangju. Por lo tanto, nos concentrábamos en no evidenciar la farsa ante mis padres y a la vez aprendíamos pequeños detalles como las manías, hábitos, gustos y disgustos que teníamos los dos.
El primero que fue a la piscina fue por supuesto Jungkook. Yo me quedé atrás para ultimar retoques y observar que todo estuviera en orden en mi traje. Como era común desde los últimos seis años, ir a este tipo de lugares o playas me ponía de los nervios.
Me miré frente al espejo de cuerpo completo. El traje de baño que llevaba puesto era bonito, la pieza de abajo era de color negro y se asemejaba a un short que quedaba justo por debajo del ombligo. A un costado tenía un trenzado para ajustarlo a la talla de las caderas y era del mismo material que la pieza de arriba. Siendo esta de manga larga, perfecta para cubrir mi muñeca. Era de color negra también, pero tenía un estampado de hojas otoñales, aunque era peculiar porque resaltaba por su color celeste.
Coloqué una mano en mi cintura y posé frente al espejo. Mi cabello negro caía como cascada a los lados en suaves ondas después del pecho. Estaba satisfecha con mi cuerpo después de todo, tenía un prominente busto y unas caderas lo suficiente para ser resaltante a la vista de cualquiera...
«¿Por qué me estoy esmerando tanto en verme bien si sólo voy a la piscina de la casa?»
«Porque sabes quién te espera». Podría susurrar la voz de mi conciencia.
Bufé al espejo y agarré rápidamente la toalla junto a unos lentes que me puse. Salí de la habitación en dirección a la parte trasera de la casa.
En cuanto llegué a la zona de la piscina, Jungkook salió a la superficie del agua, elevó las manos para echar su cabello hacia atrás y así también eliminar los residuos de agua por su cara. Su traje de baño consistía en una camisa negra de licra con mangas largas y que debido al contacto con el agua, se moldeaba perfectamente con su cuerpo.
Subió por la escalerilla mientras sacudía su cabello de un lado a otro, que luego se le unió la mano para remover mucho más rápido. Ahí noté que la otra pieza era un short de la misma tela que llegaba hasta la mitad de sus muslos.
Caminé a las sillas plegables para sentarme e intentar no permanecer con la vista puesta en sus abdominales más tiempo del que debería. Porque sí, en cuanto me di cuenta que se marcaban unos músculos por su abdomen, giré la cabeza.
Si iba a mirar, sería cuando ya estuviera recostada con el cuerpo de frente a la piscina, de ese modo no notaría que mis ojos estaban sobre él.
Jungkook se acercó chorreando por el agua a la silla que estaba a mi lado, donde tenía sus cosas. Agarró la toalla y se lo restregó por el rostro.
─No esperaste nada para sumergirte eh ─hablé primero mientras dejaba mi toalla doblada en una mesita.
─De las dos semanas que estamos aquí, hoy por fin pudimos usar la piscina. ─Dejó la suya también a un lado de la mía.
Suspiré. ─Hoy es el último día... ─farfullé desganada, echando hacia atrás el cabello.
─¿No quieres volver? ─preguntó con una pequeña sonrisa.
Giré la cabeza, mirándolo a través de los lentes. ─El hecho de pensar que volveremos a las habladurías y la presión ya me hace sentir agotada.
Jungkook ladeó la cabeza. ─Misuk, ¿recuerdas una de nuestras primeras conversaciones?
Coloqué mi cuerpo de costado, para dirigir toda mi atención a él. ─Bueno, si eres más específico a cual te refieres, es probable que lo haga.
─Cuando hablamos de tu supuesta pasión por la facultad de medicina. ─Apoyó el codo en su rodilla y sostuvo su cabeza con la mano.
Arqueé una ceja. ─¿Qué con eso Kook? ─Regresé mi cuerpo para posicionarlo de frente. Miré hacia el cielo casi despejado.
Percibí movimiento por el rabillo del ojo y entonces la vista del cielo fue opacada por la imagen de Jungkook viéndome desde arriba, donde varias gotas de su cabello cayeron sobre mi. Inclinó su cuerpo hacia abajo ligeramente.
─¿Te harás la desatendida en el tema?
Fruncí el ceño y levanté medio cuerpo apoyándome sobre los codos, de esa forma también había acortado la distancia. ─Lo haría si supiera la razón del porqué lo sacas.