Novio Falso; Jeon Jungkook [#1]

ANSIAS [1]

 

¿Quién fue la ilusa que creyó poder hablar o resolver algo al día siguiente en la universidad y que no necesitaba un teléfono?

Por supuesto la gran y magnífica señorita aquí presente que lleva por nombre Misuk.

Después de considerar que el día con un atentado contra tu vida, visita a la policía y que seas descubierta con la mentira que llevabas sosteniendo por casi un mes no podía ir a peor, la mañana del día siguiente se unía a la fiesta.

  —¿Quién es él? —pregunté a los pies de la escalera mientras observaba a un hombre enorme enfundado en un traje con lentes oscuros y las manos a sus espaldas.

Madre se acercó con una sonrisa y se colocó a su lado para presentarlo. —Él es Ademaro, un extranjero de Alemania que prestó sus servicios para nosotros. Tu nuevo amigo.

Fruncí el ceño cuando la escuché. —¿Qué?

Ella se rió delicadamente con una mano cubriendo su boca. —Dije amigo, pero en realidad es un vigilante para ti.

  —¡¿Qué?! —repetí con la voz un poco más elevada.

  —Te lo ha puesto tu padre querida. Quiere asegurarse de que no hables con ese joven.

Abrí y cerré la boca porque no tenía palabras. —Pe-pero, ¿hay que ir con ese extremo por Jungkook? Él no es un criminal. Además, ¿cómo esperas que el señor Ademaro esté conmigo todo el tiempo en la universidad? No puede ir conmigo sin que todos miren extraño madre. ¿Qué dirán los demás sobre esto? —Hice una pregunta que podría ser una espinita para ella.

Madre se acercó y me acomodó el cuello de la camisa morada que llevaba para ese día. —Obvio que no estará pegado a ti tan cerca. Tendrá su distancia, además, ya la universidad sabe que esto es como una medida de seguridad para ti. Así que no te olvides que él ronda por allí. —Acunó mi cara y me dio un dulce beso en la frente.

Y así fue como estuve yendo a la universidad por exactamente una semana. ¡Una semana! Semana en la que me forcé a corretear de un lado a otro para no encontrarme a nadie y de esa forma que el señor Ademaro no fuera con el informe a mis padres.

Una cosa también que podría destacar en esa semana, era que Siyeon no hizo acto de presencia.

No sabía si sentirme aliviada de no lidiar con ella o temerosa con la guardia en alta. Por lo menos, algo bueno que podía sacar de la situación, era que me sentía más segura si tenía al señor Ademaro rondando por mi alrededor si sucedía un inconveniente con ella.

Por otro lado, hubieron oportunidades en las que coincidí con Jungkook tanto en la biblioteca o la cafetería, me miraba a lo lejos porque llegó a darse cuenta que huía de él cuando intentaba acercarse.

Notaba sus ojos llenos de interrogantes. Interrogantes que pude aclarar una vez que me encontré con Jiah en un cruce del pasillo entre esa semana agitada.

  —¡Muñequita! —Corrió hasta mí y me envolvió en un apretado abrazo que casi nos hacía caer si no fuera por Haneul que nos agarró para evitar eso.

  —Jiah, no deberías asaltar a las personas tan de repente. —La regañé con suavidad.

Ella sondeó las manos y entrelazó su brazo con el mío y el de Haneul, comenzó a tirarnos con ella hacia adelante. —Como sea, debía agarrarte desprevenida por si a mí también me estás evitando. ¿Qué sucede esta vez? Aún desconozco sobre tu desaparición en la primera semana con todos y ahora esto. ¿Sabes que Jungkook está preocupado? Prácticamente hablaron muy poco una vez y ahora está pasando lo mismo. —Inhaló profundamente al finalizar.

  —Jiah, hablas muy rápido y te desvías mucho del tema —Habló con la característica tranquilidad de Haneul.

Jiah bufó y zarandeó mi brazo con un mohín para que contestara cualquier pregunta.

  —En verdad me viene bien que aparezcas. Me han confiscado el teléfono como castigo por haber permitido ser llevada a la estación de policía.

  —¡Pero eres una víctima! Sólo fuiste a dar testimonio de los hechos a los policías —rezongó con molestia Jiah.

  —Sabemos que Misuk es una víctima, pero estamos hablando de Siyeon, es obvio que intentará salirse con la suya.

Asentí estando de acuerdo con Haneul. —Han pasado unos días desde entonces, pero aún no me han llamado si averiguaron algo con las cámaras —suspiré. —De todas formas no tengo mucha fe porque son tres versiones contra la mía.

Jiah soltó mi brazo para elevarlo con la mano apretada en un puño. —Me está envenenando la sangre con odio hacia Siyeon. Hay que hacerle pagar —sentenció con firmeza.

  —Lo que debemos hacer es buscar ayuda profesional para que la traten. Recordemos que no está bien psicológicamente —apaciguó Haneul, siendo la voz de la razón.

  —¿Y qué? Eso no quita que puede ser peligrosa. Casi mata a mi muñequita. ¿Qué hubiera pasado si eran granadas explosivas las que tenía a la mano? —Jiah se retorció en escalofríos. —No hay que permitir que evolucione.




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