Novio Falso; Jeon Jungkook [#1]

HOSPITAL

 

Desde aquel encuentro con Jungkook en el que pudimos platicar calmadamente... En lo que cabía de esa palabra. Pasó otra semana donde continué aislada de mi teléfono y con Ademaro como compañero de conversaciones hasta ese día.

No hubo ningún inconveniente cuando Jungkook me dejó al frente de la casa. Y aunque no le agradó mucho la idea, comprendió que por los momentos nuestra comunicación sería restringida hasta nuevo aviso.

Pensé que al regresar, retomaría la conversación que tuve con padre en el auto para tenerla en compañía con madre. Pero lo único que recibí al llegar era madre preguntándome cómo me había ido con Chris. Así que le comenté a medias una verdad; el tiempo que pasé con Chris fue agradable y por eso me quedé un rato más hablando con él. ¿Ya ves donde dije la mentira?

Los días pasaron y padre no emitió ninguna palabra al respecto. E incluso tenía turnos nocturnos hasta el siguiente día. Por lo que era difícil tener un encuentro con él porque cuando padre estaba en la mañana, yo me encontraba encerrada en mi habitación poniéndome al día con las actividades de la universidad o directamente en clases.

Y en los momentos en que salía, él ya no rondaba por allí. Como siempre, tener una idea de lo que pensaba padre era un reto. ¿Por qué tanto empeño en no hablar?

Madre era otro tema también, porque cuando quería siquiera mencionar de Jungkook y la farsa que me inventé por mis propias razones, se las ingeniaba para evadirlas una y otra vez. Era agotador buscar momentos para conversar.

Me rendí al tercer día y preferí ir al ritmo de mis padres, ritmo que llevaba siguiendo desde siempre y que desgastaba mi estado mental día tras día.

Por otro lado en la universidad, se mantuvo tal cual como la semana anterior. Siendo precavida de no estar en un mismo espacio que Jungkook, pero siendo invadida al completo por Jiah y Haneul.

Como me estuve preparando mentalmente el fin de semana, no me tomó de sorpresa la verborrea de preguntas que soltó Jiah el día lunes en cuanto se encontró conmigo en la biblioteca.

La pobre Haneul entendía a medias, pero estaba segura de que Jiah no desaprovechó la oportunidad de ponerla al día durante el fin de semana.

  —Estoy maldiciendo el día en que te quitaron el teléfono. Estaba a nada de comerme las uñas. —Jiah se inclinó en la mesa, casi estando sobre ella con las manos levantadas y el dorso hacia mí, mostrándome sus dedos. Un esmalte las adornaba, intercalando en cada dedo un blanco y negro.

  —Yo las veo perfectas y divinas —comentó Haneul sacando un libro de su bolso.

Jiah se volvió a sentar correctamente y se miró las uñas con una sonrisa. —Lo sé, me las pinté ayer después de mucho tiempo. —Luego la sonrisa se le borró y me clavó la mirada grisácea otra vez. —Pero no me has respondido las preguntas muñeca, habla ahora o calla para siempre.

Cerré el libro que estaba leyendo antes de que Jiah interrumpiera. —Adivino, Kook no te dijo nada.

Jiah hizo una mueca llena de molestia. —Ya te dije que ese bicho no me cuenta nada si está relacionado contigo. Es inútil de su parte callarse si Yoongi y yo vimos con nuestros propios ojitos rasgados pruebas contundentes. —Tocó con fuerza en la mesa con su dedo índice varias veces.

  —Jiah, estás elevando la voz —murmuró Haneul hojeando su libro.

Jiah se inclinó un poco y moderó su voz. —Lo que trato de decir es, que no tienen escapatoria cuando los vi en una situación sospechosa.

Incliné mi cuerpo también para murmurar. —¿Es más sospechoso si no hablo de ello?

Jiah estaba a nada de responder, pero la voz de Haneul se interpuso a la de ella. —Dado que fueron encontrados en apariencias que dan qué pensar según Jiah, sí sería sospechoso.

Jiah rápidamente señaló a Haneul. —¡Eso! —vociferó, pero se tapó la boca con la otra mano al recibir una mirada de mi parte en advertencia—. Lo que dijo ella —dijo más calmada.

Suspiré y pasé mis dedos por el cabello. No era que quería ocultarlo, pero poder definir lo que éramos en ese momento era complicado de explicar o probablemente de entender para alguien externo.

Repasé de nuevo las preguntas que me había hecho Jiah al llegar; ¿estás saliendo con el renacuajo? ¿Qué hacías en su casa? ¿Sientes algo por él?

No fueron muchas preguntas la verdad, pero cada una venía acompañada de oraciones largas.

  —Fui a su casa porque era el único lugar en el que podíamos conversar tranquilamente —empecé respondiendo una de las preguntas en un orden aleatorio.

  —¿Besarse es un modo nuevo de comunicarse? —señaló Jiah con una mirada sugerente subiendo y bajando las cejas.

De inmediato le di un ligero golpe en el brazo que tenía apoyado en la mesa. —No digas en voz alta cosas así —murmuré refunfuñando—. Además, es un lenguaje que debes conocer bien. —Ataqué también.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.