[Veinticinco]
¿A quién debía culpar por no evidenciar mis dudas?
¿A Jungkook por ser un encanto natural y dejarme llevar? Sería sencillo si pudiera culparlo por no tener una fuerte fuerza voluntad propia. Pero obviamente recaía en mí que aquel día en la sala de descanso no hablara con él apropiadamente teniendo la oportunidad.
Todavía me rondaba las palabras de Jiah acerca de la inseguridad de Kook. En verdad quería saber su opinión al respecto de nuestra relación sin nombre. Sin embargo, me repetía muchas veces que ya habría tiempo y una ocasión apropiada para preguntarle.
A pesar de eso y repetirme muchas veces que platicar en persona era lo mejor, cuando hablábamos por mensajes o llamadas, me invadía el pensamiento de; «¿Por qué no saca el tema?».
Tenía esos momentos que cada persona tiene de sentimientos contradictorios. Aunque sabía que preguntarle en persona era lo más apropiado, mi lado egoísta e impaciente decía que sacarnos de dudas lo antes posible daría la paz mental que necesitaba. Pero no me dejé llevar por mis deseos y preferí esperar a la ocasión para hacerlo.
Por otro lado, usar el comodín ese día fue de provecho para confirmar si podía confiar en Ademaro. Y como lo esperaba, él era un hombre confiable y de palabra que podía cumplir sus promesas.
Un pensamiento recurrente que también tenía desde ese día cuando conversé con Nam, era la interrogante de quién le prohibiría a ella de acercarse a Jeon. Y por qué razón. ¿Alguien cercano a ella pensaba igual que mis padres? ¿Que no debían estar al lado de Jungkook por su historial familiar?
Tenía curiosidad al respecto, pero trataba de que no me incomodara.
Oh, cierto. Me estaba dirigiendo a la casa de Jiah por una invitación de quedarme en pijamada con ella y Haneul.
Recordé esa misma mañana del viernes cuando Jiah vino como un terremoto, tan animada como siempre. Pidiendo que durmiera en su casa todo el fin de semana, hasta el lunes.
—¿Por qué tan de repente? —Arqueé una ceja con sospecha y miré a Haneul por una respuesta, ella solo pudo encogerse de hombros.
Jiah hizo un puchero con las cejas fruncidas. —Porque anoche me di cuenta que llevamos tiempo de conocernos y no lo hemos hecho.
—¿Y cuál es la verdadera razón? —preguntó Haneul suavemente con una sonrisa.
Jiah se cruzó de brazos y se mordió el labio. Luego soltó el labio y me miró con un brillo en los ojos. —¿Así averiguo si tú y Kookie ya son pareja oficial? —respondió vacilante.
Agrandé los ojos y miré alrededor para asegurarme que no hubiera personas cerca. —¡Jiah! —le reproché—. Creí que era tema zanjado y enterrado.
—¿No te lo ha pedido? —Jiah abrió la boca. —Pero si hace días me preguntó qué cosas le podían gustar a una chica. —Frunció más el entrecejo y luego reaccionó tapando su boca con ambas manos, mirándome sorprendida.
Escuchamos el suspiro de Haneul. Y ella acarició la coronilla de Jiah. —¿Acaso te dijo que le iba a pedir ser su novia? No. Sólo te preguntó qué cosas le gustan a una chica, eso puede ser sinónimo de querer preparar un regalo.
Mordí mi labio para evitar expandir mi sonrisa y toqué con cuidado mis mejillas con el dorso de la mano. —Oh, vamos. Sólo déjanos ser Jiah.
—No me extrañaría si dentro de poco eres su novia, a mi parecer, Kookie sólo tiene ojos para ti.
Haneul codeó por el costado de Jiah. —La estás avergonzando.
Simplemente sonreí con cuidado. —Está bien, está bien. Como dije, sólo déjanos ser Jiah. Apenas nos estamos conociendo en ese sentido.
Jiah volvió a hacer el puchero, pero rápidamente me atrapó del brazo. —¿Entonces irás o no esta noche? Haneul ya aceptó.
—¿Lo hice? —preguntó con duda Haneul.
—Lo hiciste nena —murmuró con una sonrisa de mandíbula apretada para que le siguiera la corriente.
Atiné a reír y negar con la cabeza. Miré que todavía continuaba bailando sus pestañas en parpadeos hacia mí. —Si nos dices realmente la verdadera razón. —Intercambié la invitación por un trato.
La sonrisa de Jiah flaqueó y seguidamente se borró. Terminó suspirando derrotada y confesó la verdad. —Tuve una discusión con Yoongi. Y no quiero verlo.
—¿Entonces seremos tus escudos? —preguntó inocentemente Haneul.
—Algo así. Pero también deseo hacer una pijamada, tengo años sin hacer una.
Haneul y yo nos miramos y parecíamos estar de acuerdo con la mirada. —Está bien, ¡hoy tendremos pijamada! —Alcé el brazo con el puño al aire y Haneul no tardó en imitar mi acción diciendo en voz alta la palabra pijamada. Jia fue la última en seguirnos, alzando los dos brazos a diferencia de nosotras con un semblante más brillante.
Y aquí estaba, frente a la puerta de la casa de Jiah. Ella había dicho que seríamos nosotras simplemente, porque sus padres no estarían en casa por unos asuntos de negocios.
Fue difícil convencer a mi padre de que le diera libre estos días a Ademaro, pero al final logré que Ademaro no rondara de noche en su auto para cuidarme.