[Treinta y uno]
Oh... Mi mente corre con los recuerdos...
—¿Por qué tu madre no está cuando decido venir? Son las siete de la noche —murmuré extrañada mientras enredaba mis piernas desnudas sobre las suyas y deslicé mi dedo índice en movimientos circulares en su pecho.
—Es fin de semana, pero me avisó que lo pasaría afuera. Debe encargarse de unos casos que la están atormentando. —Repasó rosando con las yemas de sus dedos, la longitud de mi brazo y hombro. Erizando por completo mi piel y una corriente eléctrica recorriendo mi espina dorsal.
Elevé mi cuerpo y apoyé las palmas completamente en su pecho, ambos nos miramos y noté el brillo característico en sus ojos, además de sus labios significativamente hinchados, húmedos y rosados. Como también la tenue rosadez en sus pómulos por el esfuerzo. Alcé la mano con cuidado para que viera lo que quería hacer y peiné su cabello desordenado hecho por mí. —Me quiero presentar correctamente. En serio, ya hice bajo su techo un acto sin hablar adecuadamente con ella, quiero hacerle saber que soy tu novia.
Él sonríe, convirtiendo sus ojos en medialuna y se muerde el labio inferior. Me percaté que su vista no estaba en mi rostro y cuando bajé la cabeza, vi mis pechos completamente a las vistas. De inmediato me presioné hacia abajo contra su pecho para no tentarlo otra vez.
Jungkook se rió por mi acción y se alzó levemente para besarme en un rápido toque. —Lo que pasó hoy fue inevitable y completamente natural. —Deslizó su mano por mi cabello. —Pero no te preocupes cariño, si quieres, podemos fijar una fecha para que podamos comer juntos lo más pronto posible.
Abulté los labios y asentí porque me parecía buena la idea. —Pregúntale a tu madre que día le vendrá genial.
Jungkook asintió y me abrazó arrimándome más a él. Su mano se metió bajo la sábana y comenzó a pasar con suavidad y lentitud por debajo de mis pechos, delineando la curvatura de los senos y deslizándolo por el costado de mi cuerpo hasta llegar a mi cadera. Inhalé con profundidad para no sentirme tan afectada y tentada por su recorrido caliente en mi cuerpo. —Estará contenta, porque aunque no dijeras nada, ella pediría un día para hablar contigo. Además, es bueno que no esté hoy, de otra forma, lo que pasó no hubiera sucedido —susurró con voz seductora y ronca sobre mi oído, rozando cada vez más sus labios en mi lóbulo.
Me mordí el labio inferior e ignoré sobremanera el pinchazo de deseo que navegó por mi estómago hasta mi centro. —Sabes que tarde o temprano sucedería, pero hubiera preferido que pasara después de verla. —Bajé un poco la cabeza y deposité un pequeño beso en su barbilla. —Cuidado con esas manos tigre, tengo un control con los anticonceptivos, pero no queremos arriesgarnos porque alguien por ahí no tiene condón en casa.
Jungkook suspiró y separó la mano hasta pasarlo detrás mí y apoyarlo en el colchón. —Nunca tuve la necesidad de tener un condón en casa porque no tenía con quién usarlos. Ahora parece que debo abastecerme.
—Pues mira, a mi me obligaron en este año a que estuviera con los anticonceptivos… —Ceñí la cejas al pensar en algo. —Quizás deba cambiar el método por un dispositivo DIU —murmuré esto último en gesto pensativo.
Jungkook alzó las cejas y silbó de manera larga. Ganándose un manotazo de mi parte en su pecho. Lo cual provocó que ambos rieramos. Nos miramos otra vez en silencio y sentí su pecho subir y bajar con profundidad. —Creo que será mejor salir de la cama antes de que quiera ir por una segunda ronda.
Me alejé de su cuerpo cuando hizo el amago de levantarse. Agarré las sábanas para cubrirme mientras Jungkook no hacía esfuerzo alguno de tapar su desnudez. Y aunque ya había visto anteriormente, no evitó que mis mejillas se encendieran y mordiera el labio inferior al ver su caminar relajado y su trasero a la vista.
—Necesito limpiarme primero... —murmuré levemente avergonzada y despegué mis pupilas de su retaguardia para concentrarme en su nuca tapada por su cabello suelto, por si en algún momento giraba la cabeza.
Cuando llegó al armario, deslizó la puerta. Tanteó entre la ropa perfectamente ordenada en cada hueco. Ladeó la cabeza en mi dirección con una media sonrisa y mirada pícara. Se veía irresistible con el rostro medio oculto por la ondulación de sus mechones. —Bien podríamos darnos un baño juntos, pero sería demasiado por hoy. Yo me iré a dar un baño en otro lado, te espero en la habitación que te mostré. —Por fin ocultó su desnudez con una toalla y vi en su mano unas ropas. Me guiñó el ojo antes de desaparecer por la puerta.
Toqué mi mejilla sintiéndola caliente. Dejé caer la cabeza en la almohada por un momento. Inhalé profundamente para tranquilizar mi alborotado corazón. Un corazón que no había parado de acelerarse en la última hora.
Me aparté de la almohada antes de que pudiera tener imágenes subidas de tono y me levanté de la cama, dejando atrás la sábana.
Caminé con pisadas suaves hasta colocarme frente al espejo. Y no pude evitar curvar mi boca en un círculo al ver la apariencia que reflejaba el espejo.
Mi cabello que normalmente permanecía liso y con cada hebra perfectamente peinada, estaba desordenado con las hebras de punta. Tenía una mirada brillosa que resplandecía y no parecía ser opacado con nada. Los pómulos tintados de rosado y los labios visiblemente hinchados. Los toqué al rememorar la razón del porqué estuvieran así. Provocando que la rosadez se intensificara.