Novios por accidente

Capítulo 3: oficialicemos su relación

Lorena siguió al chico, quería acercarse y explicarle la situación, pero se le hacía imposible, nunca estaba solo. En los descansos un joven siempre lo acompañaba y por veces se le acercaban otros muchachos que, seguramente eran sus amigos más cercanos.

—Vamos Lorena, tienes que ser fuerte y decirle —dijo para sí. Le dio la impresión de que la observaban, miró a su derecha y se dio cuenta que un joven de ojos verdes la miraba extrañado, era el chico que siempre estaba con Cristian (Camilo)— esto... —trataba de pensar algo que explicara su comportamiento.

Estaba en el restaurante del colegio y nadie la acompañaba como para que estuviera hablando.

—Tranquila, puedes seguir hablando sola —Camilo siguió su camino.

Lorena quedó algo apenada en su mesa mientras observaba el recipiente vacío de vidrio frente a ella “¿por qué mi madre me metió en esta escuela de riquillos? —pensó mientras dejaba caer su mirada hasta sus manos—, en el otro colegio nadie se burlaba de mí, tampoco les importaba lo que yo hiciera, todos me conocían y si alguien se burlaba de mí, siempre me defendían. Aunque no tenía muchos amigos... me sentía cómoda estudiando allí, podía irme caminando y disfrutar del parque que tenía cerca, este cambio me tiene muy asustada.”

En aquel momento sonó el timbre que anunciaba el final del receso. Debía volver a clases y eso era algo muy cansado.

—Los estudiantes del once cinco darán un comunicado —informó el profesor.

"Esto me dará tiempo para dormir por unos minutos” pensó Lorena mientras hacía reposar su cabeza sobre la mesa.

En aquel momento entró Cristian con un grupo de amigos al salón de clases.  Lorena al darse cuenta que era él enseguida prestó atención al supuesto comunicado.

—Buenas tardes a todos, como ya sabrán algunos, nosotros pertenecemos al grupo de natación del colegio. Queremos informarles que tenemos un vacante en nuestro grupo y si alguien aquí le gustaría pertenecer a nuestro grupo de natación, está invitado a la entrevista que estaremos haciendo al finalizarse la segunda jornada de clases, muchas gracias por su atención —Cristian terminó desplegando una sonrisa, algo que les encantó a las chicas.

Al salir los jóvenes, se escuchó un gran revuelo en el salón.

—Sería genial si entrara a su grupo —decían algunos chicos.

—¡Es una gran oportunidad!  —gritaban otros.

Lorena no supo el por qué le interesó tanto el querer hacer esa entrevista, no era muy buena en la natación, además, ese deporte hacía que su espalda se anchara y eso simplemente era algo que no le gustaba; "los hombros se agrandan y la espalda se ancha, no tengo muy buen cuerpo y eso me hará ver como un hombre" pensó al terminar la última hora de clases.

Le dio por acercarse a la piscina del colegio, la sola entrada estaba invadida por estudiantes que hacían fila. Sin saber el porqué, decidió hacerla también.  Pasó media hora, faltaban muchos para que llegara su turno:

—¿Qué hago aquí? —se preguntó mientras cruzaba sus brazos.

Después de hora y media llegó su turno. Entró y vio una silla donde lógicamente debía sentarse, frente a ella estaba un largo escritorio donde había diez integrantes del grupo de natación sentados, a su derecha estaba la piscina olímpica con una gran imponencia.  Era de noche, el cielo nocturno se podía ver desde el techo de cristal que mostraba lo lujoso que era aquel colegio.

—Buenas noches —escuchó el saludo de Cristian que estaba en el centro de la mesa.

—Buenas noches —respondió el saludo. Sus manos no dejaban de jugar entre sí.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó uno de los muchachos.

—Lorena.

—Dime, Lorena. ¿Por qué te gustaría pertenecer a nuestro grupo de natación? —preguntó Cristian.

Ni ella sabía esa respuesta. Su mirada viajó por todos los allí presentes.

—Bueno... Me parece que nadar es algo bueno para la salud —respondió. Aunque su voz no se escuchó muy convencida.

—¿Cuáles son tus horarios para practicar este deporte? —inquirió Cristian.

—¿Horarios? —Lorena quedó confundida.

—¿No tienes un horario establecido? —interrogó Cristian con semblante serio.

—No...

—Entonces, es tu hobby —dijo Camilo, (el mejor amigo de Cristian).

—Bueno... —Lorena empezaba a asustarse con esa entrevista, se dio cuenta que estaba en el lugar equivocado.

—Ya que nos hemos visto antes Lorena, creo que el grupo de ciclismo te quedaría muy bien. Tienes mucho talento para ello y se nota que te gusta mucho —explicó Cristian con una sonrisa amable.

Lorena tragó en seco, la habían rechazado. Se sentía humillada, no tanto por eso, sino porque cuando llegara a su casa lo volvería a ver y pasaría una vergüenza peor que esa. Seguramente aquel joven se sentiría incómodo con tanta aparición de su parte.

—Esa chica se vuelve aún más rara, ¿no crees? —dijo Camilo mientras veía a Lorena irse.

—La he visto mucho últimamente, pero es algo divertida —explicó Cristian.




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