Novios por accidente

Capítulo 10: finge que me quieres

Lorena apartó sus labios bastante asustada y vio cómo Cristian apretaba los suyos en silencio. Fue en aquel momento que la joven notó que Cristian tenía su cintura rodeada con sus fuertes brazos.

El muchacho veía que Lorena se estaba preparando para disparar algo que, seguramente, iba a dañar sus planes; por lo mismo decidió adelantarse.

—No digas nada, solo ayúdame estaba vez, por favor —susurró en uno de sus oídos.

Con aquello Lorena comprendió todo, volvía a utilizarla para su conveniencia. Dejó salir un suspiro lleno de mucha decepción y empezó a apartarse de él con lentitud.

—Eres un desgraciado —balbuceó, pero el joven, al estar bastante cerca de ella, pudo escucharla.

—Sí, lo soy, lo siento por eso. Pero realmente necesito tu ayuda. Hay una chica que no me deja de perseguir y necesito que entienda que no puedo tener algo con ella.

Lorena dejó salir una pequeña risita al no poder soportar sus pensamientos, ¿cómo podría ella fingir frente a una joven que es la novia de Cristian? Seguramente aquella chica debía ser muy hermosa y no se creería aquella mentira.

Cristian la tomó de una mano y caminó hasta el parqueadero del instituto donde la hizo subir a su auto. Al estar los dos ya subidos en el vehículo, se formó un gran silencio donde Lorena notó que a Cristian le sucedía algo, ya que, no dejaba de mirar hacia el frente a algún punto fijo que ella no pudo encontrar.

—Es tu culpa, ¿cómo se te ocurre besarme frente a todos? Acabo de dañar tu reputación y no fui la responsable realmente, debiste utilizar a una joven que fuera bonita y estuviera a tu altura —dijo Lorena al comenzar a entender las razones del joven para estar así.

—¿A quién? —inquirió Cristian volteando a verla.

—En este colegio hay muchas chicas que habrían accedido sin ningún problema —respondió Lorena.

—Sasha estaba ahí, acercándose cuando tú te ibas a ir, no pensé las consecuencias —explicó Cristian.

—¿Quién es Sasha?

—La chica, está loca, no me deja en paz.

—Que buen gusto tienes para las mujeres —soltó Lorena—. Tan solo con el nombre se sabe lo perra que es.

—No es momento para burlarte, por favor.

—No, no me estoy burlando, realmente tienes un muy mal gusto para las mujeres.

—Claro, por eso me encuentro hablando contigo en este momento —gruñó Cristian con un rostro de pocos amigos.

—Bien, no voy a soportar más tus ofensas —Lorena se iba a bajar del auto.

—Oye, tú comenzaste.

—No, quien lo hizo fuiste tú, me besaste frente a todo el colegio —alegó ella bastante enojada—.  Y lo peor es que solo me humillas más.

Lorena cerró la puerta del vehículo con fuerza y después acomodó su bolso en su espalda, volvió a mirar a Cristian y después se fue con paso afanado. “Esa tipa con nombre de perro, ¿cómo podría yo…?” iba pensando la joven, llevó una mano a sus labios mientras recordaba aquel beso. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza “ese estúpido de Cristian, ¿cómo se le ocurre besarme?” Lorena removió la cabeza y respiró profundo.

Mientras salía del colegio, notó que todos los estudiantes la veían y algunos murmuraban cosas. “Genial, ahora sí tengo la atención de todos y no es por cómo me veo” pensó la chica mientras tragaba en seco.

En aquel momento deseó seguir siendo la joven rara que nadie quería tener cerca y nunca haber conocido a Cristian, tampoco haberle mentido a su familia sobre su supuesto novio. Definitivamente tenía que olvidar el tema de estar cerca de Cristian, tenerlo a metros de ella.

  

Laura llegó a su casa y se encerró en su cuarto, se tiró en su cama y soltó el fuerte llanto que por mucho tiempo tuvo retenido. Por su mente pasaba una y otra vez las palabras de Miguel, no sabía qué era más feo, el que Camilo hubiera encontrado la carta en su casillero o que Miguel hablara de ella de aquella manera tan horrible.

Después de llevar media hora llorando, escuchó el sonido de la notificación de mensaje en su celular. Buscó en el bolsillo de su falda el dispositivo y miró la pantalla encendida.

Marc: “¿Y qué?, ¿cómo sigue tu asunto con tu crush?”

Laura: “Fue horrible, dejé la carta en el casillero equivocado y la carta ahora la tiene el amigo de mi crush. Lo peor es que los escuché hablando, él cree que soy alguien muy horrible y que esa es la razón del por qué yo envié una carta”.

Laura dejó a un lado de la cama el celular y volvió a soltar el llanto mientras cerraba sus ojos con fuerza.

Se desconcertó cuando escuchó el sonido de su celular notificando una llamada. Rápidamente tomó el dispositivo y se sentó en la cama, antes de contestar intentó calmarse.

—Niña, ¿cómo es eso que dejaste la carta en el casillero equivocado? —era Marc, se escuchaba preocupado.

—Yo… —Laura volvió a soltar el llanto— ¿realmente soy muy fea, Marc?

—¡Claro que no! —replicó Marc—, eres una niña muy hermosa; ese tipo es un bruto completo, no sabe lo que dice, no te merece.




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