Lorena llegó a la casa de Cristian. El chofer abrió la puerta del auto y la joven bajó del vehículo.
—¿Ya sabes lo que le dirás a mi padre cuando lo veas? —preguntó el joven cuando caminaba a su lado.
—No sabré qué responder si no sé las preguntas.
—Hablo de la fiesta de mañana.
—Ah… —Lorena dejó salir una pequeña risa—. Quieres que le pida permiso.
—Claro que no, así mis padres no quieran, iré a la fiesta. Pero la idea es no tener problemas en mi casa cuando llegue. Es horrible que te echen un sermón mientras pasas una resaca.
Los jóvenes caminaron hasta la pequeña sala donde se encontraba el piano, allí vieron al señor Vides tocando el piano alegremente, pero dejó de hacerlo cuando notó la presencia de los jóvenes.
—¡Oh…! ¡Hija! —soltó alegremente mientras se levantaba de la banquilla.
Cristian se extrañó al escuchar aquellas palabras, ¿desde cuándo la llamaba así?
—Señor Vides —saludó Lorena mientras se abrazaban.
—Tenía días sin verte, estabas desaparecida —dijo el hombre muy sonriente.
—Ah… he estado ocupada en el colegio, nos dejan muchos trabajos, ya sabe, es nuestro último año escolar.
—Me imagino, deben estar tan ocupados.
Aquello último que dijo el señor Vides sonó como una indirecta para Cristian, quien tornó su rostro aburrido y empezó a sentirse incómodo.
Lorena siguió conversando con el señor Vides mientras salían de la pequeña sala y Cristian los acompañaba en silencio.
Después de pasar varias horas en la casa de Cristian, Lorena se dirigió a la casa de Laura en la que tendrían una pijamada por primera vez.
—¡No te muevas! —gritó Marc exasperado mientras maquillaba a Lorena.
—Ya, ya, ya —intentó calmarlo.
Laura estaba tirada en su cama boca arriba revisando su celular bastante concentrada mientras esperaba que el esmalte en las uñas de sus pies se secara.
—No sé para qué me maquillas así, no creo que pueda aprender a hacerlo —escuchó que dijo Lorena.
Laura vio que le llegó la solicitud de mensaje de alguien que no tenía foto de perfil en Instagram.
—Chicas, si les llega la solicitud de alguien que no muestra su rostro, ¿lo aceptan? —preguntó.
—Claro que no, si no tiene foto es por algo —respondió Marc.
—No me llegan muchas solicitudes, así que las que me llegan, debo aprovecharlas —dijo Lorena.
—¿Te llegó una solicitud? —inquirió Marc.
—Sí, tiene de foto de perfil un paisaje de un parque.
—Tal vez tome fotos —opinó Lorena.
—¡Deja de moverte! —gritó Marc a la chica.
Laura comenzó a revisar el perfil de la persona que le envió la solicitud. Era una cuenta de fotografía de paisajes, le sorprendió que estaban muy bien tomadas y editadas.
Sorpresivamente, Laura se dio cuenta al revisar su propio perfil que no tenía fotos de su rostro ya que anteriormente las había eliminado para así mejorar la calidad de su perfil. Tenía pensado tomarse nuevas fotos donde saliera mejor y subirlas.
“La foto de las flores se ven bien, pero estarían mejor si tuviera un poco más de brillo”, ese fue el mensaje que recibió de aquel perfil.
Laura quedó algo pensativa y curiosa, así que decidió conversar con aquella persona.
Al día siguiente, pasando las diez de la mañana, Lorena escuchó el sonido de su celular. Arrugó su rostro mientras se sentaba en la cama, rodó la mirada hacia los lados donde se encontraba Marc y Laura durmiendo.
Con algo de pereza salió de la cama y buscó su celular en su bolso negro que estaba tirado en el piso como muchas otras cosas más.
—¿Hola? —preguntó con la voz un poco ronca.
—¡Te he llamado seis veces! —escuchó el grito de Cristian.
—¿En serio?, no sabía —dijo ella un tanto distraída y dejó salir un bostezo.
—¿Estabas durmiendo?
—¿Tú qué crees?
—Ay, Lorena, eres la mujer más floja que conozco.
—Oye, es sábado, obvio que voy a dormir como marmota —replicó la joven—. ¿Para qué me estás llamando tanto?
—Estoy aburrido —dijo el joven.
—¿Y por eso juegas a llamar a otras personas? —cuestionó Lorena mientras respingaba una ceja.
—No, quiero que vengas a mi casa, pero ya.
—¡Claro que no! —soltó Lorena molesta.
—¡Claro que sí! ¡Te estoy pagando!
—¡Ay, ya me tienes harta con esa canción! ¡Camilo también me paga y no lo anda divulgando!
—Te espero aquí en media hora.
Lorena en un desenfreno de rabia colgó la llamada y aventó el celular a la cama, contando con la mala suerte de caer en el rostro de Laura.