Novios por accidente

Capítulo 25: aquel que te ama de verdad

“En realidad, me mata la curiosidad de saber si eres hombre o mujer” leyó Laura.

“Siendo franca, a mí también me carcome la curiosidad de saber con quién hablo” escribió la joven.

“Soy hombre” envió R.

Laura desplegó una sonrisa al leer aquello. Se sentó en la cama y comenzó a escribir.

“Yo soy mujer”.

“¿Qué edad tienes, L?” preguntó R.

“Tengo 17, ¿y tú?”

“21, soy mayor que tú, jajajajaja” R envió un emoticón de viejito.

Laura soltó una carcajada al ver aquel emoticón, llevó una mano a su boca mientras sentía que sus mejillas se enrojecían.

“Me gusta hablar con gente mayor” envió Laura.

“Bueno, a mí me gusta hablar contigo, L” leyó la joven.

Laura sacudió su cabeza hacia los lados y después arrojó el celular a su derecha sobre la cama mientras meditaba sobre su realidad.

“¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre ilusionarte con alguien que no conoces en persona?” pensó. Llevó una mano a su rostro mientras sentía el estrés apoderarse de su ser.

 

Laura estaba acostada sobre la larga banca mientras esperaba a que Sasha se terminara de maquillar.

—Ya te dije que Marc es gay —dijo Laura con tono aburrido.

—Eso no quiere decir que debo verme fea —replicó la rubia.

El brazo izquierdo de Laura estaba suspendido en el aire moviéndose lentamente al compás de la brisa.

A lo lejos se escuchaba el bullicio de los estudiantes: gritos, carcajadas y conversaciones imposibles de entender.

Los ojos color miel de Laura estaban depositados en las muchas hojas que tenía el árbol de mango, sus enormes ramas que relinchaban al encontrarse unas con otras y esos pequeños pajaritos que iban y venían por aquellas gordas ramas mientras entonaban canciones.

—Ahí viene tu amiga Lorena —informó Sasha—. Y ya me está haciendo mala cara, mejor me voy.

—Se supone que hoy pasaríamos la tarde juntas, veríamos películas —Laura se sentó en la banca y miró fijamente a su amiga.

—Se supone, pero no quiero tener problemas con Lorena.

—No los tendrás, si no discuten, no habrá problemas. Solo ignórala —explicó Laura.

Lorena llegó hasta la banca e intentó mostrar una sonrisa.

—Laura, vamos a comer helado —sugirió la joven.

—Está bien, pero... —Laura pasó una mirada por Sasha—, estoy con ella, así que, debe venir conmigo.

Aquello fue como un golpe en el estómago de Lorena, ¿qué le sucedía a Laura? ¿Estaba loca?

—Bien, no hay problema —dijo Lorena.

No quería tener una rencilla con Sasha, así que, solo decidió ceder y tratar de crear paz entre ellas.

Aquello sorprendió a Sasha, quien estuvo muy escéptica y algo enojada por lo que dijo Laura. Pensaba regañarla cuando no estuvieran junto a Lorena, pero, ahora debía poner de su parte he ir a comer helado con ellas. Pensaba que esa tarde sería larga y estaría muy aburrida, aunque, todo cambió cuando vio a lo lejos a Marc caminar rumbo a ellas.

Sasha se cruzó de piernas mientras metía su maquillaje en su estuche rosa y después arregló un poco su largo cabello liso. Intentaba no sonreír, pero, estaba emocionada, seguramente él las acompañaría a comer helado.

—¡Buenas, buenas! —saludó Marc muy sonriente y extrovertido.

La sonrisa de Sasha se fue borrando lentamente y dentro de ella solo había decepción. Ya no existía aquel hombre varonil que un día conoció, allí... solo se encontraba brillo de mariposa.

Lorena se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y querría explotar en risa, pero, sería prudente y seguiría pendiente de esa historia.

—¿Qué hacen, niñas? —preguntó Marc mientras rodeaba la cintura de Lorena.

—Iremos a comer helado, ¿te apuntas? —respondió Lorena.

—Ay, claro que sí, este calor me va a volver más loco de lo que estoy —dijo Marc y pasó una mano por su cabello bien peinado.

Lorena y Laura soltaron una carcajada al presenciar aquel comportamiento de su amigo.

Decidieron salir del colegio para dirigirse a un puesto de helado que había cerca del instituto. Lorena conversaba alegremente con Marc sobre temas que no lograban entender Laura y Sasha.

A lo lejos, Lorena vio a Robert acercarse a ellos en la larga calle.

—Mira, ahí viene tu enamorado —avisó Marc.

Sasha volteó a ver a Marc con rostro irónico, ¿qué acababa de escuchar?

—Ay, deja de decir tonterías, nunca me fijaría en él —bufó Lorena mientras se cruzaba de brazos.

Robert llegó hasta donde estaba el grupo bastante sonriente. En su espalda traía un bolso y en sus brazos una carpeta azul de plástico.

—¡Hola! —saludó con entusiasmo.




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