Capítulo 6. Previa
Una ola de incontables fotógrafos recibió en cuanto salió de casa, sonrió de manera instantánea frente a todos los presentes, Grace jamás pensó que algo como eso le sucedería, era bien sabido que por la situación económica tan buena que tenía los paparazzi de vez en cuando la hostigaban, pero no era algo de todos los días, maldijo el día en que se le ocurrió enseñar ese dibujo tan tonto que había hecho en la clase de arte.
Más no se imaginó que se haría tan viral y una chica como ella fuera reconocida al instante de que publicaron tal obra. Suspiro y cogió todo lo que llevaba para salir de paseo un rato, no era algo común el hacerlo pero quería intentar tener una nueva rutina un poco menos aburrida que la que normalmente tenia.
Suficiente tenía con el día largo que se le avecinaba hoy, era viernes y el dichoso cumpleaños del que sus padres no le habían comentado nada, la hacía pensar una y otra vez. Por fin se pudo deshacer de ellos ya que leo está pendiente y la llevo en su auto, esto se merecía un gran regalo.
― Gracias por eso Leo, en serio te lo agradezco ― acomodo su bolso en la parte de atrás del aula y suspiro en señal de cansancio.
―No hay de que, aunque aun no entiendo ¿Cómo se viralizó esa imagen? ―simplemente se encogieron de hombros y no dijeron nada más durante el camino.
Era increíble lo bien que le hacía estar así con su hermano, con esos silencios en los que no había necesidad de decir nada y solo estar uno al lado del otro, y es que prácticamente todo el tiempo ambos estaban solos por los constantes trabajos de sus padres y aunque esta vez parecía que todo aquello cambiaria, no estaban tan seguros de ello.
Al final llegaron al parque y solo tomos sus cosas, se despidió con un beso en la mejilla, sonrió a leo y se fue, sus amigos ya la esperaban muy entretenidos con los innumerables juegos que el parque tenía.
― Hola princesa de mi corazón ― la recibió Corley con su infaltable sonrisa de comercial de pasta dental.
La dulzura en su voz no tenía comparación y eso era una de las cosas que más le gustaba de él, nunca se imaginó junto a él siendo más que amigos aun con las mil y un veces en que él se lo propuso, era su lindo amiguito y aunque a veces parecía tratarlo un poco mal, realmente lo apreciaba.
― Hola chicos ― juntos habían ideado algunas actividades mientras llegaba la hora de irse.
Generalmente eran muchas las veces en las que se encontraban y hacían algunas maldades producto de su edad, eran adolescentes algo locos pero buenas personas que aunque la mayor parte del tiempo sonreían, más de uno o varios problemas los atormentaban.
― ¿Qué tal si vamos a la casa de los sustos?―la genial idea vino de Lizzy quien constantemente estaba inventando locuras para no pasar aburrida sus días y hacia participe a sus compañeros.
― ¿No es mucho para ti Cor?―susurro Grace a Corley el que negó inmediatamente.
No era un secreto para nadie que era un chico algo asustadizo y siempre se hacia el enfermo cada vez que tenían que hace alfo que incluyera alturas, lugares oscuros o arañas (cosa extraña siendo la primera broma que hicieron en la escuela).
― Yo no me asusto por nada, vamos―los demás sonrieron y salieron en busca de la dichosa casa de los sustos.
Era de madera algo oscura, con puertas grandes y muy viejas, aproximadamente tenia cincuenta años de existencia la que fue construida por antiguos ingleses que por casualidades del destino pisaron a ciudad, los que entraban contaban con ojos de terror los diferentes espantos que se podían observar y que no eran simples trucos para llamar la atención, sino, una realidad la realidad en la que esos mismos ingleses desaparecieron en esa misma casa.
Los cuatro muchachos no creían en ese tipo de historias y lo comprobarían en ese momento que solo eran simpes habladurías de la gente sin oficio que lo único que podían era inventar historias vacías y absurdas sin sentido de la realidad.
Aunque uno de los chicos, temblaba como gelatina intentaba hacerse el valiente, disimulo que no hacia tan bien, todos se daban cuenta pero no decían ni hacían nada ya conocían a Corley. En ese momento eran apenas pasadas las doce del mediodía y el sol imponente alumbraba el lugar y toda la hermosura, porque era realmente muy hermoso.
Diferentes estructuras que rodeaban el lugar con árboles tan gigantescos que parecía un bosque como en las películas de terror “al meno así lo veía Corley” los demás sentían ese indiscutible olor a árbol y tierra mojada gracias a la pequeña lluvia del día anterior, caminaron muy despacio observando con detenimiento todo el lugar les habían hablado por muchos años de la historia y lo acontecido en este lugar que aunque algunos afirmaran que era verdad, otros simplemente se reían de esas afirmaciones. Frente a la casa solo una persona la que parecía ser el celador del lugar, se encontraba sentada en una silla de madera muy bonita, con su mesa al lado y una botella de agua, les mostro su dentadura algo amarillenta quizá por el cigarrillo que raramente dejaba de consumir y les hablo.